En el Reino Unido 4.000 pacientes reciben terapia electroconvulsiva anualmente.
La idea de tratar una enfermedad psiquiátrica con un choque eléctrico (electroshock) en el cerebro fue una de las más polémicas de la medicina del siglo XX. ¿Por qué, entonces, se sigue utilizando un procedimiento descrito por sus detractores como barbárico e inefectivo?
John Wattie, de 64 años, asegura que el fracaso de su matrimonio y el estrés de su trabajo le generaron la crisis nerviosa que sufrió a fine de los años 90.
"Teníamos una casa linda y un buen estilo de vida, pero todo se estaba desmoronando. Mi depresión empezó a sobrepasarme, perdí el control y me volví violento", recuerda.
Wattie explica que la sensación era muy similar a la de estar dentro de un hoyo, un hoyo del que no podía salir pese a tomar la medicación que se le prescribía y asistir a sesiones de psicoterapia.
Pero ahora, dice, todo cambió gracias a uno de los tratamientos psiquiátricos más difíciles de entender, la terapia electroconvulsiva (TEC).
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