A los 11 años, Reuben dice que el internet de las cosas puede convertirse en “el internet de las amenazas”.
Reuben Paul no juega con ositos de peluche: los hackea.
A sus 11 años, da conferencias internacionales sobre ciberseguridad y es el fundador y director ejecutivo de su propia compañía tecnológica.
“Trato de ayudar a la gente y educarla, enseñarle cosas nuevas”, le contó a la BBC.
Reuben va a la escuela en Austin, Texas, EE.UU., durante el día y al terminar las clases se convierte en lo que él llama un “ciberninja”.
“Todo comenzó cuando creé mi empresa, Cybershaolin, que sirve básicamente para formar a niños y adultos en diferentes cosas sobre ciberseguridad bajo la temática del kung-fu y las artes marciales”, asegura con entusiasmo.
Necesitamos estar a salvo y seguros y garantizar que los dispositivos no se pueden hackear como ese osito de peluche
Reuben Paul, 11
Para explicar los conceptos usa videos y juegos que él mismo desarrolla. Y es que, fuera del mundo cibernético, Reuben también es un ninja precoz: es la persona más joven de Estados Unidos en haber recibido un cinturón negro de kung-fu shaolin.
Con ayuda de su padre, Manu Paul -quien trabaja en el sector de la seguridad informática- Reuben se ha convertido en una celebridad en el mundo tecnológico (y fuera de él) a la hora de exponer fallas en aparatos inteligentes.
Su lema, tal y como asegura en sus presentaciones, es el siguiente: “Usa siempre tu conocimiento en ciberseguridad por el bien de la humanidad”.
Se define como un “ciberninja” y muchos le consideran una estrella prometedora de la ciberseguridad.
“Estrella de la ciberseguridad”
Hace algunos días dejó boquiabiertos a varios expertos en una conferencia en Holanda cuando explicó cómo logró hackear un osito de peluche conectado a internet.
Y no es la primera vez que lo consigue: lo hizo antes con un auto teledirigido.
“Desde que tenía 8 años, Reuben ha tenido la suerte de haber sido aceptado por la comunidad de la seguridad informática”, afirma el Centro de Ciberseguridad Nacional de Holanda (NSNC) en su página web.
El organismo le define como “una prometedora estrella en seguridad informática”.
“Cuando niños de todo el mundo comenzaron a escribirle, preguntándole si podía enseñarles lo que estaba aprendiendo, con ayuda de sus padres y líderes de la industria fundó CyberShaolin, una organización sin fines de lucro para educar y empoderar a los menoresen conocimientos sobre los peligros de la ciberseguidad”.
Reuben fue uno de los ponentes invitados a la International One onference 2017, un evento sobre ciberseguridad que se celebró en La Haya, Países Bajos, el 16 y 17 de mayo, y que organiza la NSNC.
De acuerdo con la institución europea, el joven hacker ya ha dado “más de una docena de charlas en las que ha cubierto varios temas, desde hackeos a Windows hasta robo de contraseñas, ataques a celulares, malware e ingeniería social con demostraciones en directo”.
En mayo de este año demostró en directo en un evento internacional cómo hackear ositos de peluche.
Durante la última conferencia en la ciudad holandesa, conectó un dispositivo Raspberry Pi (una mini PC) a su computadora portátil y logró que su osito de peluche grabara audio y encendiera las luces.
Pero ¿cómo logró hacerlo?
“Conecté el juguete a una aplicación en el teléfono móvil usando Bluetooth de baja energía y lo conecté a la nube usando el wifi del celular. Busqué el oso y lo encontré y, simplemente, ejecuté un comando interactivo”, explicó el pequeño gran genio a la BBC.
El internet de las amenazas
El objetivo era demostrar cómo el internet de las cosas puede convertirse en el “internet de las amenazas”, dijo en la conferencia.
Recientemente, ha habido polémica a este respecto por juguetes que pueden ser hackeados, como lamuñeca Cayla, por la que el Centro de información sobre la Privacidad Electrónica de EE.UU. (EPIC, por sus siglas e inglés) y varias organizaciones de consumidores presentaron una queja el pasado mes de diciembre.
Le acusaban de grabar conversaciones y “espiar a los niños”, y también a los robots iQue, de los que dijeron que almacenan información de forma injustificada.
La muñeca interactiva Cayla es uno de los juguetes a los que acusaron recientemente de espiar a los niños.
“Estos juguetes someten a los niños a una vigilancia continua y no están sujetos a normas algunas de protección de datos”, se leía en el texto, que fue presentado ante la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos.
“No compartimos datos de voz por cuenta de ninguno de nuestros clientes”, dijo Richard Mack, vicepresidente de marketing de la compañía Nuance Communications, involucrada en la polémica.
Sin embargo, Reuben considera que el problema va más allá y que se trata de lo fácil que puede ser para los hackers acceder a algunos juguetes.
“Esto es tan sólo un ejemplo de lo que puede hacer un tercero en la casa de otra persona. Alguien desde fuera podría conectar el osito de peluche y grabar y reproducir sonido interactivamente para espiar a los niños”, expresó el joven en una entrevista con la BBC.
“Necesitamos estar a salvo y seguros y garantizar que nuestros dispositivos no se pueden hackear como un osito de peluche”.