Archives junio 2017

Las voces que dicen que el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático no es un desastre para el mundo

“La decisión importa, pero importa mucho más para Estados Unidos que para el resto del mundo”, le dijo a la BBC John Ashton, quien fue representante especial para cambio climático de la cancillería británica.
La decisión a la que se refiere es la Donald Trump, que anunció el jueves que Estados Unidos abandonará el Acuerdo de París sobre cambio climático que 195 naciones firmaron en 2015.
“La decisión -agregó Ashton- perjudicará más a Estados Unidos, a su economía y su capacidad para influir en el resto del mundo, que en los esfuerzos globales para responder al cambio climático”.
El anuncio de Trump provocó extensas condenas internacionales, pero al mismo tiempo parece haber incitado una nueva determinación del resto del mundo para seguir adelante en la lucha contra el cambio climático.

“Nada podrá detenernos y nada nos detendrá”, declaró la canciller alemana Angela Merkel refiriéndose al Acuerdo de París.
Y aunque calificó de “extremadamente lamentable” la decisión de Donald Trump de abandonar el pacto, indicó que el camino trazado en pacto de París, era “irreversible”.

La industria de energía solar emplea a mucha más gente en Estados Unidos que la industria del carbón.
Entonces, ¿realmente importa la decisión que tome Donald Trump? ¿Es un ‘desastre’ que su país abandone el Acuerdo de París?
“Estados Unidos es el segundo emisor de gases contaminantes del mundo. Pero no puede, por sí solo, destruir un acuerdo que ya ha sido ratificado por 146 países”, asegura Paul Lomas, presidente de la organización no gubernamental Practical Action, basada en Reino Unido, que promueve las tecnologías sustentables para minimizar el cambio climático.
“Ciertamente esto plantea un desafío más grande para todos”, le dijo el experto a BBC Mundo.
“Pero el anuncio de Trump ha provocado que muchos alrededor del mundo, líderes y organizaciones, se centren en lo que es el asunto fundamental: la mitigación del cambio climático y la búsqueda de formas para mitigarlo”.
“Casi podríamos decir que Trump nos ha hecho un favor”, agrega.

Nuevo liderazgo
En efecto, tanto China como la Unión Europea ya indicaron que tomarán el liderazgo en la lucha del cambio climático y que “no hay vuelta atrás en el Acuerdo de París”.
“Eso es fantástico”, dice Paul Lomas. “De cierta forma, esto coloca ahora a Estados Unidos en el asiento trasero y nos hace pensar que hay más posibilidades de que la gente que no tiene electricidad hoy en día pueda tener acceso a ella de forma sostenible y asequible con energías renovables”.
En este sentido, China está ahora al frente de esta tecnología renovable, como le dijo a la BBC Laurence Brahm, quien fue asesor de cambio climático del gobierno chino para el Acuerdo de París .
“El acuerdo es ahora la base de la política de cambio climático del país, y se están llevando a cabo enormes inversiones en sistemas de energía renovable y sistemas de conservación de agua”.
Brahm destaca, por ejemplo, la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, que propuso el presidente Xi Jingping para cooperación entre países euroasiáticos.
Ésta reúne a 70 países de la región para intercambio de infraestructura de energía limpia que China ha obtenido con la cooperación tecnológica con Europa.

Esa cooperación, indica Brahm, ya ha conducido a una reducción drástica en el costo de los sistemas de energía renovable y a avances tecnológicos en sistemas de conservación que han llevado a que muchos más países utilicen ahora fuentes de energía renovable.
Tal como señala la revista Foreign Affairs, no sólo China está al frente de las energías renovables. Otros países también se han unido ya a esta “revolución verde”.
“China planea invertir US$340.000 millones en fuentes de energía renovable para el 2020. Arabia Saudita está invirtiendo US$50.000 millones”, dice la publicación.
“El año pasado solamente India duplicó su capacidad solar y está instalando paneles solares tan rápido que el primer ministro Narendra Modi estableció el audaz objetivo de alcanzar 100 gigawatts de capacidad solar para 2020”.
“Esto ya no es un sueño imposible”, dice Foreign Affairs.

Hubo protestas frente a la Casa Blanca cuando Trump hizo su anuncio el jueves.
Paul Lomas está de acuerdo: “Las energías renovables son ahora un buen negocio”, le dice a BBC Mundo.
“Ya no son sólo una forma de prevenir el cambio climático. Ahora se han convertido en una opción sumamente costo efectiva. Además de que ahora hay muchos más empleos en la economía verde que los que hay en la industria del carbón”.
Y con los avances tecnológicos en los procesos de conservación de energía se espera que los costos de la energía renovable continúen disminuyendo.
Incluso dentro de Estados Unidos, muchos se muestran optimistas de que tras la decisión de Trump, el futuro no es tan “calamitoso”.

China parece estar dispuesta a asumir el liderazgo en la lucha contra el cambio climático.
Varios estados y compañías en ese país ya anunciaron que continuarán con sus propias políticas de cambio climático a pesar del anuncio de Trump.

“Ya hay 29 estados que tienen mandatos para el uso de electricidad renovable y muchos tienen exenciones de impuestos y otras ayudas para tecnologías que reduzcan las emisiones”, dice el diario Financial Times.
“California será crucial. Es la sexta economía más grande del mundo y ha establecido una meta para reducción de emisiones de 40% desde los niveles de 1990 para el 2030”, agrega el diario.
Así, tal como señala John Ashton, “la decisión de Trump parece haber colocado a la actual administración estadounidense -y no a muchas ciudades, estados y compañías de ese país- en el lado equivocado de la historia”.

El gigantesco iceberg que cada vez está más cerca de separarse de la Antártica

Está por convertirse en uno de los icebergs más grandes jamás registrados y su tamaño equivale a más de la mitad de la isla de Puerto Rico.
Desde hace unos meses los científicos afirman que este enorme témpano de hielo está a punto de separarse de la Antártica, en el Polo Sur.
Una grieta antigua creció de repente en diciembre del año pasado y, ahora, unos pocos kilómetrosde hielo mantienen unido al bloque de alrededor de 5.000 kilómetros cuadrados con el continente antártico.

Larsen C, como se la conoce, es la plataforma de hielo que se encuentra más al norte de la Antártica.
Después de incrementar su tamaño a principios de año, la grieta estuvo estática hasta que a principios de mayo, cuando empezó a dar un giro a la derecha que la acerca más al océano.
Es en los últimos días que el giro en la grieta -que tiene unos 200 kilómetros de longitud- ha sido más pronunciado.
“Vulnerable”
Un grupo de investigadores en Swansea, Gales, afirman que la pérdida de una pieza de ese tamaño dejará al resto de la plataforma de la Antártica vulnerable a rupturas futuras.
Larsen C tiene unos 350 metros de espesor y flota en los mares al borde de la Antártida Occidental, frenando el flujo de glaciares menores.

Los investigadores han estado siguiendo la grieta de Larsen C durante muchos años.
Señalaron que la observan con “cierto temor” tras el colapso de la plataforma de hielo Larsen A, en 1995, y la ruptura repentina de la plataforma B de Larsen, en 2002.

La grieta es de unos 100 m de ancho, pero se estima que es de medio kilómetro de profundidad.
Los científicos no son los únicos en estar muy atentos a lo que allí sucede.
El año pasado, investigadores del Proyecto Midas de Reino Unido advirtieron que la grieta de Larsen C crecía rápidamente.
En un par de semanas
Las observaciones del equipo de Gales señalan que, en diciembre del año pasado, la velocidad de crecimientode la brecha se aceleró y aumentó 18 kilómetros en sólo un par de semanas.
Lo que pronto podrá ser un iceberg gigantesco ahora es un bloque de hielo que cuelga del continente antártico por un “hilo” de tan sólo 13 kilómetros de largo.
“La separación puede estar muy cerca”, afirmó a la BBC el profesor Adrian Luckman, uno de los investigadores de la Universidad de Swansea, aunque advirtió que aún hay incertidumbre sobre lo que sucederá.

El profesor Luckman señaló hace unos meses que el área que se separará será de unos 5.000 kilómetros cuadrados, un tamaño que hará de ese iceberg uno de los 10 más grandes que se han registrado.
Consecuencias
Los investigadores, sin embargo, dicen que se trata de un evento geográfico y no climático.
Señalan que la grieta ha estado presente durante décadas, pero que se ha profundizado y extendido en este momento en particular.
La repentina ruptura de Larsen B, en 2002, continuó con la “espectacular” desintegración de esa plataforma.
Una de las hipótesis es que el calentamiento global pudo provocar la separación del iceberg, pero los científicos de Swansea dicen que no tienen ninguna evidencia directa para comprobar aquello.
Lo que de verdad les preocupa a los investigadores es cómo la ruptura afectará al resto de la plataforma.
Mucho más considerando la forma “espectacular” en la que Larson B se desintegró en 2002 después de una ruptura similar.
“Nosotros estamos convencidos, aunque otros no están, que la plataforma de hielo restante será menos estable que la que existe ahora”, apuntó Luckman.
El nivel del mar
A medida que flote sobre el mar, el iceberg resultante de la ruptura no elevará el nivel de las aguas, explica el profesor.
Sin embargo, si la plataforma se rompe aún más, podría dar lugar a glaciares que se hundan y toquen tierra.
Este hielo no flotante sí tendría un impacto en el nivel del mar, señala Luckman.
Según las estimaciones, si todo el hielo que Larsen C actualmente retiene se hunde en el mar, las aguas globales pueden aumentar hasta 10 centímetros.
Hay pocas certezas en este momento de lo que pueda pasar, más allá de un cambio inminente en el contorno de la costa helada de la Antártica.
“Las probables consecuencias podrían ser que la plataforma de hielo se derrumbara en unos años o décadas”, indicó el profesor Luckman, “Será un gran cambio geográfico que cambiará el panorama de la región”.
*Este artículo se publicó originalmente en BBC Mundo en febrero de 2017 y ha sido actualizado con nueva información sobre la evolución de la grieta

1967: el año en que Estados Unidos tuvo que importar equipos ingleses para formar una liga de fútbol

La Copa del Mundo, la Invasión Británica, el Verano del amor (encuentro de miles de hippies en San Francisco, California, en 1967), equipos de fútbol importados, y un grupo de hombres de negocios estadounidenses que buscaban ganar dinero, crearon el contexto para el nacimiento del fútbol profesional en la década de 1960 en Estados Unidos.
Pero la novedad acabó rápidamente envuelta en fracasos.
En la final del Mundial de Fútbol de 1966, cuando el jugador Geoff Hurst anotó su tercer gol en el arco de Alemania Occidental, no sólo aseguró la Copa del Mundo para Inglaterra, sino que ayudó a poner en marcha un plan audaz para introducir la versión del fútbol de balón redondo a EE.UU.
La empresa se lanzó un 26 de mayo hace 50 años, pero solo seis semanas después ya se enfrentaba a un futuro incierto.
A mediados de la década de 1960 fue la época de la llamada Invasión Británica a Estados Unidos: la música, la moda, la fotografía, el teatro y otras artes creativas de Reino Unido registraban una gran demanda en EE.UU.
Ese movimiento coincidió con la aparición de la incipiente tecnología de televisión por satélite, con la que se transmitió la Copa del Mundo de fútbol en Inglaterra a una audiencia cautivada al otro lado del Atlántico.
Su reacción positiva al fútbol -un deporte del que la mayoría de los espectadores sabía poco- llevó a un grupo de empresarios estadounidenses a reunirse para elaborar planes para crear una liga profesional de fútbol en el país.
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En un extraño capricho de la historia, Reino Unido terminó proporcionando la mayoría de los equipos, que aparecieron con nuevos nombres en EE.UU.
Los Wolverhampton Wanderers se convirtieron en los Lobos de Los Ángeles (LA Wolves); el Aberdeen, en los Washington Whips; el Hibs, en Toronto City; Sunderland, en Vancouver Royal Canadians; Stoke, en Cleveland Stokers; Dundee United, en Dallas Tornado; y Glentoran, en Detroit Cougars.
“El próximo gran deporte”
Alan Rothenberg, el hombre que más tarde llevaría la Copa del Mundo a EE.UU. en 1994, estaba entre los empresarios que planearon hacer negocios con el fútbol en ese país.
“El Mundial de 1966 había sido un gran éxito”, me dice.
Los Beatles lideraron la llamada Invasión Británica a Estados Unidos en la década de 1960.
“Creo que era la primera vez que el satélite se usaba para difundir el deporte a gran escala, así que un grupo de empresarios se dijo: ‘Este es el próximo gran deporte’”, cuenta.
“Eran empresarios duros, conocían el deporte y creían que el fútbol era una gran oportunidad financiera”, agrega.
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En ese entonces, Rothenberg era abogado del empresario deportivo Jack Kent Cooke, dueño del equipo de básquet Los Ángeles Lakers y del equipo de hockey sobre hielo Los Ángeles Kings.
Cooke también estaba construyendo el recinto deportivo Los Ángeles Forum.
Pero como sucede a menudo con las ideas de negocio, surgieron rivalidades. Dos ligas de fútbol combativas empezaron a funcionar al mismo tiempo, ambas buscando el control del mercado y del juego.
Fueron la Asociación Unida de Fútbol (USA, por sus siglas en inglés), encabezada por Cooke y sus aliados y autorizada por la FIFA, y la no reconocida Liga Nacional de Fútbol Profesional (NPSL, por sus siglas en inglés).
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“La NPSL no fue autorizada oficialmente, pero seguió adelante de todos modos”, recuerda Rothenberg. “Además, nosotros, como la liga oficial, no conseguimos un acuerdo de televisión, pero de alguna manera el NPSL lo hizo con (la cadena estadounidense) CBS”.
Equipos importados
Para empeorar las cosas, el plan original de Cooke y sus aliados era lanzar la USA en 1968.
Pero la NPSL volvió a adelantarse y anunció que empezaría a funcionar en 1967.

El programa para el partido entre los Washington Whips (Aberdeen) y Vancouver Royal Canadiens (Sunderland).
“Los dueños de la liga de EE.UU. dijeron, ‘tenemos que hacer algo’. Así que se centraron en las relaciones transatlánticas internacionales “, dice Rothenberg.
“Contactaron a numerosos equipos en Inglaterra, Escocia, Irlanda, y otros lugares, y los llevaron a jugar en nuestra liga”, recuerda.
A cada una de las franquicias de fútbol americano (rugby), que se extendíanpor todo el el país, se le asignó un club importado, y cada uno de los equipos recibió un nuevo nombre.
Los nuevos Aberdeen, Stoke City y Wolverhampton Wanderers, además de Bangu de Brasil, inauguraron la liga el 27 de mayo de 1967, justo antes del famoso “Verano del amor”.
De moda
La liga pagó honorarios directos a los equipos importados por aceptar participar y cada franquicia estadounidense asumió los gastos del club.
“Hubo varias razones por las que recurrimos a Reino Unido para traer a la mayoría de los equipos”, dice Rothenberg. “Fue el Mundial en Inglaterra el que había desatado el interés inicial. Además, al ganar la Copa, era la máxima potencia del fútbol en el mundo”.
“Además, la Asociación de Fútbol de Inglaterra se mostró muy cooperativa en ayudarnos a encontrar equipos para participar”, añade.

El empresario de deportes Jack Kent Cooke fue una fuerza impulsora detrás de la liga de fútbol de EE.UU.
“También era una época en la que las cosas británicas estaban de moda en EE.UU., y el nexo entre ambos países era más fuerte. Y Cooke, que era canadiense, tenía una perspectiva muy centrada en Reino Unido”, detalla.
“Me metí en todo eso a los 28 años. Yo era vicepresidente y consejero de la liga, y también me convertí en gerente más o menos general del equipo de los LA Wolves”, agrega.
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Los LA Wolves ganaron la liga, al derrotar a los Washington Whips (Aberdeen) por 6-5, en una emocionante final el 10 de julio de 1967.
“Fue una temporada abreviada, pero la asistencia de los hinchas fue decepcionante”, admite Rothenberg.
“La mayoría de los espectadores que fueron a los partidos no eran fanáticos, desgraciadamente. Eran personas de todo el mundo que ya conocían el deporte y tenían curiosidad de ver si nuestra liga era un éxito”, lamenta.
“Desastre financiero”
Cuando el Glentoran de Irlanda del Norte (Detroit) se enfrentó al Shamrock Rovers de Irlanda (Boston) solo fueron 684 personas.
Mirando hacia atrás, EE.UU. no estaba listo en 1967 para tener dos ligas del fútbol, ​​quizá ni siquiera una.
Alan Rothenberg (izquierda) ayudó a llevar la Copa del Mundo de 1994 a Estados Unidos.
Al final de la temporada, las dos ligas se unieron en una sola: la Liga de Fútbol de América del Norte (NASL, por sus siglas en ingles), y Cooke la dejó apenas un año después.
“Después del final de la primera temporada inmediatamente quedó claro que había sido un desastre financiero para ambas ligas”, reconoce Rothenberg.
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“Todos los propietarios que habían invertido dinero habían sido optimistas, pero se estaban metiendo en algo desconocido, y en última instancia, comprobaron que era demasiado pronto para intentar introducir el fútbol en EE.UU.”, cuenta.
“Era inevitable que eventualmente el fútbol se convirtiera en parte del paisaje deportivo de EE.UU., con el gran paso de llevar la Copa del Mundo a ese país en 1994”, explica.
“Pero 1967 fue un inicio. El fútbol ganó impulso en la década de 1970, con la NASL, Pelé, el Cosmos de Nueva York, y con una gran explosión en el fútbol juvenil que sentó las raíces para las décadas futuras”, termina.

El ambicioso plan de Argentina y Chile para construir el túnel más largo de América Latina

Será el túnel más largo de Latinoamérica y el segundo en cruzar la cordillera de Los Andes entre Argentina y Chile.
Aunque recién está en su fase inicial, el proyecto Túnel de Agua Negra, que une el centro norte de ambos países entre las provincias de Coquimbo (Chile) y San Juan (Argentina), promete ser una de las obras de infraestructura más ambiciosas de la región.
Con un costo total de US$1.500 millones, la iniciativa es impulsada por los gobiernos de ambos países y espera ser financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo. Este ya aprobó un primer préstamo de US$40 millones para estructurar el proyecto y financiar su diseño final.
En esta primera etapa, 10 consorcios se presentaron para ser precalificados.
Los túneles más largos de América Latina
13,9 km
Agua Negra (Argentina – Chile)
9,8 Del Toyo (Colombia)
8,7 De la Línea o Bicentenario (Colombia)
8,2 De Oriente (Colombia)
4,6 Fernando Gómez Martínez (Colombia)
“Argentina y Chile comparten una de las fronteras binacionales más largas del mundo, junto a un formidable obstáculo físico como es la Cordillera de Los Andes”, explica la Entidad Binacional Túnel de Agua Negra (Ebitan) en su página web.
“(Pero) es impensable el crecimiento del desarrollo regional y una integración física satisfactoria de esta parte del cono sur sudamericano, con tan escasas vías de comunicación de buen estándar”, afirma ahí la institución.
Así es el proyecto del túnel más largo de Latinoamérica
Así será
El nuevo proyecto cuenta con casi 14 kilómetros de largo y es parte de un corredor bioceánico que unirá el Océano Pacífico con el Atlánticodesde el puerto de Coquimbo en Chile hasta Porto Alegre en Brasil.
Incluirá dos túneles de dos pistas cada uno (uno para cada dirección) con un moderno sistema de ventilación, pasillos peatonales y para automóviles que conectan ambos túneles en caso de emergencia, medidas antisísmicas y casetas para personal de emergencia en sus salidas.

El actual Paso de Agua Negra se ubica a 4.765 metros sobre el nivel del mar.
En términos de longitud por país, un 72% corresponderá al sector argentino y un 28% al sector chileno.
Según información del BID, se espera que la construcción del túnel dure 8,5 años.

Actualmente, el Paso de Agua Negra (sin túnel) es uno de los 13 pasos carreteros entre Chile y Argentina cuyos gobiernos han decidido que reciban atención presupuestaria preferencial. Se ubica a 4.765 metros sobre el nivel del mar.
“Está emplazado estratégicamente dentro de la franja central de ambos países y fue considerado con alta prioridad de inversión, porque atrae tránsito propio que no compite con los eventuales tránsitos de pasos contiguos”, explica la entidad a cargo.

El túnel es el segundo que cruzará la cordillera, luego de “Cristo Redentor” ubicado en la zona central de ambos países, que une Los Andes con Mendoza.
Pero según la entidad estar a cargo del proyecto, este no compite con su antecesor, sino que lo complementa.
Mapa del corredor bioceánicoDerechos de autor de la imagenEBITAN
“Se complementa con el Paso Sistema Cristo Redentor de la conexión Mendoza – Valparaíso y cuando se construya el túnel también concurrirá en su apoyo para el caso de congestión o durante cierres temporarios de aquél por tormentas invernales”, asegura.
“Se espera de esta obra un aporte sustancial para mejorar la integración social y promover el crecimiento económico de esta parte sur del continente americano. Las características técnicas y el emplazamiento geográfico del Túnel de Agua Negra le confieren un carácter singular, a nivel internacional” comenta Ebitan en su sitio web.
Proyectos fallidos
El Túnel de Agua Negra no es sin embargo el primer proyecto de esta envergadura.

El proyecto incluye dos túneles de dos pistas cada uno (uno para cada dirección) con un moderno sistema de ventilación, pasillos peatonales y para automóviles que conectan ambos túneles en caso de emergencia, medidas antisísmicas y casetas para personal de emergencia en sus salidas.
A fines de la década pasada comenzó a diseñarse el proyecto “Corredor Bioceánico Aconcagua”, en el cual se contemplaba un túnel de longitud nunca antes vista: 52 kilómetros.
Sin embargo, con la llegada al poder de Mauricio Macri, este anunció públicamente que le daría prioridad al Túnel de Agua Negra.
Y en febrero de este año, el embajador de argentina en Chile, José Octavio Bordón, confirmó la inviabilidad del Corredor Bioceánico Aconcagua.
“En diez años no se avanzó un solo paso, así que se decidió dejarlo de lado”, le confirmó el diplomático argentino a la radio MDZ.

4 claves para entender la importancia del Acuerdo de París sobre el cambio climático del que Donald Trump amenaza con retirar a Estados Unidos

El Acuerdo de París sobre cambio climático alcanzado hace un año y medio es considerado por muchos como el mayor logro en materia ambiental en la historia.
195 de los 197 países partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se sumaron al tratado ambiental aprobado el 12 de diciembre de 2015 en la capital francesa.
Sólo Nicaragua y Siria se negaron a ser parte del acuerdo.
A esos dos países se les puede sumar Estados Unidos en los próximos días si el presidente Donald Trump decide cumplir su promesa de campaña de retirar a EE.UU. del tratado.

Trump en campaña llegó a decir que el cambio climático es “un invento de China”.
Este miércoles, Trump anunció que hará pública su decisión al respecto este jueves a las 3 de la tarde hora local (19 horas GMT) y tiene al mundo expectante ante su próxima decisión.

El texto, que se aprobó después de dos semanas de negociaciones dentro de la reunión del clima COP21 (y años de trabajo previo), señala que tanto naciones desarrolladas como países en desarrollo se comprometen a gestionar la transición hacia una economía baja en carbono.
El tratado indica que los países ricos deben dar apoyo financiero a los demás para ayudarles a reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático.

195 de los 197 países partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se plegaron al tratado ambiental aprobado el 12 de diciembre de 2015.
Pese al logro, algunos expertos advierten desde 2015 que el tratado firmado en la capital francesa debe i rmás lejos si se quiere tener una posibilidad real de frenar el calentamiento global, un fenómeno sobre el que existe consenso entre la comunidad científica, pese a que hay quien no cree en él.
Ese es el caso del presidente Trump, quien en campaña llegó a decir que el cambio climático es “un invento de China” para dañar la competitividad de la economía estadounidense.

A continuación te contamos cuatro elementos clave del histórico tratado que en las últimas horas las Naciones Unidas, la Unión Europea y China anunciaron defenderán, aún si Donald Trump retira a Estados Unidos del mismo.
1. “Muy por debajo” de dos grados centígrados
El texto de París establece el objetivo de lograr que el aumento de las temperaturas se mantenga “muy por debajo” de los dos grados centígrados con respecto a la era preindustrial.
Además, compromete a los firmantes a “realizar esfuerzos” para limitar este aumento a 1,5 grados como máximo.
Todo esto para evitar llegar a lo que los científicos consideran como “niveles peligrosos e irreversibles” de cambio climático.

Millares de activistas ambientales acompañaron la cumbre climática de París en 2015.
El mundo ya está casi a mitad de camino hacia ese punto, en casi 1 grado centígrado de calentamiento en comparación con la era preindustrial.
Los líderes de los países con altitudes bajas y que se enfrentan a niveles cada vez más insostenibles de subida del mar piden que el límite sea mucho menor a los 1,5 grados.

2. Limitar la cantidad de gases de efecto invernadero
El acuerdo de París señala que los gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana deberán equipararse con los niveles que los árboles, el suelo y los océanos puedan absorber naturalmente.
Este objetivo, según el tratado, deberá lograrse en algún punto entre los años 2050 y 2100.

Los principales gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono, siendo las emisiones de CO2 las que más preocupan por sus enormes efectos en el cambio climático.
En 2016 se llegó a niveles récord de emisiones de dióxido de carbono, algo que los expertos llamaron una “nueva era” para el calentamiento global y la “prueba irrefutable” de la responsabilidad humana sobre el cambio climático.
Cuando se llegó a esta marca, la Organización Meteorológica Internacional señaló que “si no se aborda el problema de las emisiones de CO2, no se puede combatir el cambio climático y mantener el aumento de temperatura en menos de dos grados centígrados”.

Las emisiones de CO2 son las que más preocupan por sus enormes efectos en el cambio climático (imagen de 2016).
China y Estados Unidos son responsables del 40% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo.
En diciembre de 2015, la Casa Blanca señaló que el documento de París era “el acuerdo más ambicioso sobre el cambio climático en la historia” y destacó que el mismo establece “un marco duradero y de largo plazo” para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
3. Revisar la reducción de las emisiones de los países cada cinco años
Sólo algunos de los elementos del pacto de París pueden ser jurídicamente vinculantes.
Los compromisos de los países para reducir las emisiones son voluntarios, y los argumentos sobre cuándo se deben revisar las metas establecidas (con el objetivo de ampliar las mismas) fueron todo un obstáculo en las conversaciones.

El acuerdo establece hacer una evaluación del progreso en 2018, con revisiones adicionales cada cinco años.

Reducir sus emisiones de carbono significará para China cambiar sus fuentes energéticas.
Como señalan los analistas, París es sólo el comienzo de un cambio hacia un mundo con bajas emisiones de carbono y las metas deberán ampliarse más y más.
En criterio del profesor John Shepherd, del Centro Nacional de Oceanografía de la Universidad de Southampton, el acuerdo de 2015 representa apenas algunas aspiraciones de partida.
El experto añade que los objetivos finales, una economía e industria bajas en carbono, serán realmente difíciles de conseguir.
4. Financiación climática
Los países ricos accedieron apoyar a las naciones en desarrollo con recursos económicos para sobrellevar los efectos actuales y futuros del calentamiento global.
Este punto fue otro de los que más conflicto generó durante todas las cumbres climáticas previas a la de París.
Los países en desarrollo plantearon, además, que requieren ayuda financiera y tecnológica para superar los combustibles fósiles y pasar a las energías renovables.

Los países ricos accedieron apoyar a las naciones en desarrollo con recursos económicos para sobrellevar los efectos actuales y futuros del calentamiento global.
La promesa en ese entonces fue de US$100.000 millones al año desde 2020, un monto menor al demandado por algunos países en las negociaciones.
El acuerdo establece que esa cifra será usada como una “base” para definir el apoyo adicional que se discutirá en 2025.
En criterio de Ilan Kelman, profesor del University College de Londres, la cifra inicial es importante, pero insuficiente.
“La base de US$100.000 millones al año es útil, pero sigue siendo inferior al 8% del gasto militar declarado en todo el mundo cada año”, apuntó.
Así como Kelman, el resto de los expertos señalan que París apenas un punto de partida.
Un acuerdo que fue llamado histórico, pero también es considerado insuficiente y frágil.
Mucho más si una de las partes con mayor relevancia lo abandona.