Archives septiembre 2017

“No me siento una víctima”: la respuesta de un dreamer a Trump ante la amenaza del fin del programa DACA

Cuando Juan Martínez se postuló para ser beneficiario de DACA, llamaba todos los días al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos para saber en qué andaba su caso.
Lo esperaba una pasantía remunerada en Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión más grandes del mundo. Y ya le habían advertido allí que como inmigrante indocumentado no podrían contratarlo.
Martínez tenía 22 años y la oportunidad le iba a servir para salir de la que había sido su ciudad desde los cuatro años, Austin (Texas), para vivir la experiencia laboral en el distrito financiero de Wall Street, en Nueva York.

El profesional nacido en México cuenta que eran tan insistentes sus llamadas, que una funcionaria de la oficina de inmigración le dijo: “Entiendo su situación, pero es la primera vez en la historia de este país que hacemos un proceso así. Le ruego sea paciente”.
Era octubre de 2012 y el entonces presidente, Barack Obama, había firmado tres meses atrás una histórica orden ejecutiva que protegería a Martínez y a más de 750.000 jóvenes indocumentados de ser deportados.
La acción se llama Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés) y contempla “diferir” cualquier acción sobre el estatus migratorio por un periodo de dos años, con opción a renovar, a personas que llegaron al país cuando eran niños.
A los adscritos a esta iniciativa también se les conoce como dreamers (soñadores).

Martínez llegó a Estados Unidos en 1994 cuando tenía cuatro años de edad.
Aunque Goldman Sachs no pudo esperarlo más para la pasantía, las llamadas incesantes de Martínez valieron la pena: fue el décimo cuarto beneficiario de DACA en todo el país y con esto, pudo tramitar su primera licencia de conducir y permiso de trabajo en Estados Unidos.
Ahora, con 27 años, Martínez piensa en qué va a hacer si el presidente Donald Trump decide no renovar el programa, como han reportado medios estadounidenses citando a funcionarios gubernamentales cercanos a las discusiones sobre el tema.
La Casa Blanca informó que el martes el republicano dará el anuncio oficial sobre su decisión.
Una que es difícil de anticipar, pues su campaña electoral en 2016 hablaba de “terminar inmediatamente” con DACA, pero desde que asumió la presidencia, Trump suavizó su postura al decir que tratará el tema con “gran corazón”.

Medios en EE.UU. han citado recientemente fuentes del gobierno que, en condición de anonimato, han señalado que Trump dará al Congreso un plazo de seis meses para redactar una legislación que reemplace al programa.
En cualquiera de los dos escenarios, Martínez dice saber que su vida cambiará. Pero también dice tener un plan.
Plan A y Plan B
“Llegas a un punto en el que no puedes dejar que el gobierno dictamine tu vida y tienes que enfocarte en ti”, le dice Martínez a BBC Mundo en conversación telefónica.
Esa, asegura, ha sido la actitud de su familia siempre. Pese a ser indocumentados, sus padres emprendieron en la década de 1980 un negocio en el área de la construcción que se mantiene hoy en día.

Juan Martínez el día de su graduación junto a sus padres, de origen mexicano, y su hermano, quien también es beneficiario de DACA.
Martínez, a su vez, trabajó junto a su padre en obras desde adolescente, pero también obtuvo una licenciatura en Matemáticas Aplicadas y Computación de la Universidad de Texas, la más importante del estado.

Justo un mes antes de la elección presidencial en noviembre del año pasado, decidió dejar su trabajo corporativo para invertir en su propia compañía, dedicada a la inteligencia artificial dentro de la industria de la construcción.
Le inyectó US$50.000 de su propio bolsillo y, aunque ahora su futuro es incierto, dice que no se quedará de brazos cruzados.
Cuando (mi hermano y yo) hablamos de DACA, no hablamos de sentirnos víctimas. Hablamos de los diferentes escenarios y cómo podemos planificar una estrategia para hallar soluciones”
Juan Martínez, beneficiario de la orden ejecutiva DACA desde 2012
“Si pasara lo peor (que para él es ser deportado a México), tendría que acordar un plan de acción con mis socios. Como soy uno de los mayores accionistas de la compañía, probablemente podrían patrocinarme un visado en Estados Unidos”, señala.
Con los rumores de hace meses de un posible fin de DACA, Martínez se asesoró con un abogado sobre sus opciones.
“Asumir ese proceso resultaría tedioso, caro y quizá ineficiente. Pero si es la solución, así será”, dice.
En caso de que sus padres también sean deportados, dice Martínez, han analizado vender un rancho “bastante grande” que tienen en Texas para solicitar luego un visado de inversionistas extranjeros, otra forma que les permitiría volver a Estados Unidos.

Martínez dejó su empleo en una corporación para fundar su propia empresa de construcción e inteligencia artificial este año.
Martínez dice que pasar por todo esto significaría “una interrupción grande” en sus vidas actuales, pero está consciente también de que otros dreamers no cuentan con tantas alternativas.
Según una encuesta realizada en 2016 a más de 1.300 adscritos al programa, solo el 6% emprendió su propio negocio tras recibir los beneficios de DACA, señaló el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, por su sigla en inglés).
El mismo informe indica, sin embargo, que el acceso a DACA permitió un aumento del 42% en los salarios de los beneficiarios, lo que se traduce en un “impacto positivo para la economía del país”.
Quienes abogan por revocar el programa, argumentan que lo justo es que esos empleos puedan ser aprovechados por ciudadanos estadounidenses e inmigrantes que tienen un estatus legal en el país.

 

¿Dónde viven los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos?
Aportar a la economía del que siente como su país, dice Martínez, es lo que quiere seguir haciendo.
“Cuando mi hermano y yo hablamos de DACA, no hablamos de sentirnos víctimas ni pensamos que quieren hacernos daño. Hablamos de dar con soluciones. Es lo único que podemos hacer, tratar de descifrar un camino alternativo”.
Sobre empezar una nueva vida en México, Martínez es tajante: “Absolutamente no, no podría vivir en México”.
Cuenta que estuvo hace dos meses en su país de nacimiento para visitar plantas de acero porque quiere importar acero a Austin, pero que no se plantea quedarse.
“Mi sueño de ser un empresario solo puede cumplirse en un país, y ese país es Estados Unidos”.

El Oasis Reflexion

Nuestro mundo es un espejo de nuestro interior .

Una popular historia del cercano oriente cuenta que un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un anciano preguntó:

-“¿Qué clase de personas viven en este lugar? ”
El anciano preguntó a su vez:

-“¿Qué clase de personas viven en el lugar de dónde vienes?”.

-“Oh, un grupo de egoístas y malvados”, -replicó el joven”, estoy encantado de haberme alejado de allí”.

A lo cual el anciano contestó:
-“Lo mismo habrás de encontrar aquí”.

Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano preguntó:

-“Qué clase de personas viven en este lugar?”.

 

Él respondió con la misma pregunta: -“¿Qué clase de personas viven en el lugar de dónde vienes?”.

-“Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlas dejado” -dijo el joven-.

-“Lo mismo encontrarás aquí”, replicó el anciano.

Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al anciano:

-“¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?”.

 

A lo cual el anciano respondió:
– “Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive.

Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí. Quien encontró amigos allá, podrá encontrar amigos aquí, porque, a decir verdad, lo que ellos han “visto” en los lugares donde han estado, no es más que el reflejo de ellos mismos”.

Emergencia en el Caribe y Florida ante el paso en los próximos días de Irma convertido en huracán de categoría 5

Las islas del Caribe y el estado de Florida (sureste de EE.UU.) permanecen en alerta ante la llegada del huracán Irma, que alcanzó la categoría 5 este martes y presenta ya rachas de vientos de hasta 280 km/h.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), Irma podría tocar tierra esta noche el norte de las islas de Sotavento, en las Antillas Menores. Actualmente se encuentra a unos 500 kilómetros de estos territorios.
Con ráfagas más fuertes previstas para las próximas 24 horas, Irma continúa su desplazamiento sobre el Atlántico hacia el oeste, rumbo al Caribe, a una velocidad de 20 km/h.

La previsión apunta a que, desde el martes y hasta el fin de semana, casi todos los países del Caribe y el estado de Florida se verán afectados por Irma.
El NHC indicó que hay una vigilancia constante ante una posible llegada inminente del ciclón a las islas de Antigua, Barbuda, Anguila, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Saba, San Eustaquio y Sint Maarten.

Estado de emergencia
El gobernador del estado de Florida, Rick Scott, declaró este lunes el estado de emergencia ante la posibilidad de que Irma pueda torcer su rumbo hacia el norte y tocar el sur de la península el próximo fin de semana, como indican algunas proyecciones.
También el gobierno de Puerto Rico decretó la misma medida. En la isla -donde podrían sentir la fuerza de Irma a partir del miércoles- la población acudió en masa a tiendas y supermercados para aprovisionarse de agua y víveres.
Las autoridades de República Dominicana, Cuba y Bahamas permanecen igualmente en alerta y realizaron llamados a la ciudadanía para extremar las precauciones.

Los vientos más fuertes afectarán a los países caribeños de las Antillas.
En menos de una semana, Irma pasó de ser tormenta tropical a huracán de categoría 4 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, que contempla un máximo de 5.
En Estados Unidos siguen con especial atención la trayectoria de Irma, ya que el sur del país y en particular el estado de Texas todavía se está recuperando del devastador paso hace una semana del huracán Harvey, que causó graves inundaciones y pérdidas por valor de decenas de miles de millones de dólares.

Tras Frankly, Gert y Harvey, Irma es el cuarto huracán de la temporada ciclónica de este año en el Atlántico.

Qué hace al bostezo contagioso e inevitable (y por qué saberlo puede ser bueno para la salud)

Descifrar cómo se activa el impulso incontrolable y contagioso del bostezo puede ayudar a curar enfermedades relacionadas con tics nerviosos como el síndrome de Tourette o la epilepsia, según un reciente descubrimiento de un grupo de científicos de la Universidad de Notthingham, en Reino Unido.
Y estos científicos descubrieron que el acto involuntario del bostezo se activa por reflejos primitivos en la corteza motora primaria del cerebro, que se ocupa de los movimientos del cuerpo.
El contagio que todos hemos experimentado cuando vemos a alguien bostezar, es una forma de lo que se conoce como ecofenómeno: la imitación automática de las palabras (ecolalia) y las acciones (ecopraxia) de otra persona.
Este fenómeno no es exclusivo de los humanos y se puede ver en otros animales como los chimpancés o los perros.
Y aprender a controlar los ecofenómenos es lo que puede ayudar a curar condiciones clínicas que tengan relación con el incremento de la excitabilidad de la corteza motora o, por el contrario, en la disminución de la inhibición fisiológica o contracción de músculos.
Algunas de estas enfermedades en las que se están presentes los ecofenómenos son la epilepsia, la demencia, el autismo o el síndrome de Tourette, caracterizado por tics físicos y vocales.
Excitabilidad
La clave para mitigar y tratar estas dolencias está en reducir la excitabilidad que desencadena los ecofenómenos.
Durante la investigación, publicada en la revista Current Biology, los científicos de la universidad británica monitorizaron a 36 voluntarios que observaron a otras personas bostezar.

La corteza primaria del cerebro controla los movimientos.
Lo que descubrieron es que la capacidad para resistir un bostezo es limitada, sobre todo cuando alguien que tenemos cerca abre la mandíbula de forma desmesurada.
Los científicos también pidieron a los participantes que intentasenreprimir sus ganas de bostezar y esto, sólo aumentaba su deseo de hacerlo, es decir, su excitabilidad.
Según el equipo investigador, no hay nada que podamos hacer para evitar un bostezo.
Además, usaron “estimulación magnética transcraneal” para poder incrementar la excitabilidad en la corteza primaria y, por tanto, la tendencia de los sujetos para bostezar.
Revertir el proceso
Tras el experimento, los científicos comprobaron que aumentando la excitabilidad se aumentaban los bostezos y, por el contrario, para reducirlos habría que disminuir el estímulo.
Curar las enfermedades relacionadas con este tipo de movimientos voluntarios consistirá en reducir los actos involuntarios e inevitables.

Los investigadores usaron estimulación magnética transcraneal en el estudio.
Georgina Jackson, profesora de neuropsicología cognitiva aseguró que el estudio puede tener muchos más usos.
“En el síndrome de Tourette, si podemos reducir la excitabilidad quizás podamos reducir los tics, y eso es en lo que estamos trabajando”, dijo.
“Si podemos entender cómo las alteraciones en la corteza primaria dan lugar a los desórdenes neuronales, es posible que podamos revertirlos”, añadió el profesor Stephen Jackson, quien también participó en la investigación.
Los científicos que lideraron el estudio quieren encontrar una cura a estas enfermedades que no implique la utilización de fármacos.
“Estamos buscando tratamientos personalizados que no requieran medicamentos. Usar la estimulación magnética craneal puede resultar a la hora de modular los desequilibrios en el cerebro”, dijo Jackson.

Está demostrado que el bostezo es contagioso pero aún se desconoce por qué.
El doctor Andrew Gallup, un psicólogo de la Universidad de Nueva York en Albany, llevó a cabo una investigación sobre la conexión entre la empatía y el bostezo y dijo que usar la estimulación magnética era un “enfoque novedoso” en el estudio del contagio en el bostezo.
“Seguimos sabiendo relativamente poco sobrepor qué bostezamos. Varios estudios hablan de que hay una relación entre el bostezo contagioso y la empatía pero, los resultados apoyando esta teoría son diversos e inconsistentes”, dijo Gallup.
“Este último estudio (de la Universidad de Nottingham) todavía aporta más pruebas de que bostezar no tiene nada que ver con un proceso empático”, sentenció.

Fútbol: ¿cuáles son las eliminatorias más difíciles para clasificar al Mundial de Rusia 2018? ¿Sudamérica o Europa?

Francia despertó este lunes con la cabeza baja, la mirada perdida y el alma adolorida.
Hablamos de la Francia futbolera, la que todavía no puede asimilar cómo su selección fue incapaz de anotar un gol y vencer a Luxemburgo, la selección 136 del ranking de la FIFA, en el proceso de clasificación al mundial de Rusia 2018.

Una humillación en todo sentido de la palabra que no refleja el abismo futbolístico que hay entre estos dos países, históricamente y por el valor de sus jugadores.

Para los jugadores de Luxemburgo el empate fue tan importante como clasificar al propio mundial.
A eso hay que agregarle que hace pocos días esa misma Francia goleó a Holanda 4-0, lo que hizo aún más difícil de digerir el sorpresivo empate.
Pero pese al resultado, la selección gala todavía lidera el grupo A de las eliminatorias europeas por delante de Suecia y Holanda, y salvo una sorpresa similar a la que sufrió frente a su modesto vecino del norte lo más seguro es que esté presente en la cita mundialista del próximo año.
Hasta ahora Bélgica es la única selección europea en sumarse a Rusia en el mundial, torneo al que también se supone llegarán todas las consideradas potencias de ese continente como España, Inglaterra, Alemania, Portugal e Italia, si bien para estas dos últimas será necesario hacerlo a través de los play-off si mantienen sus actuales posiciones en la clasificación.

Chile, los actuales bicampeones de América, está obligado a ganar en Bolivia para aspirar a clasificar al mundial.
Esta situación contrasta con lo que se está viviendo en el proceso de clasificación en Sudamérica donde hay siete países que todavía sueñan con asegurar el boleto a Rusia, sea a través de uno de los tres cupos que quedan por definir o bien del repechaje que se jugará contra el representante de Oceanía, Nueva Zelanda.

Salvo Brasil -que en el inicio de las eliminatoria llegó a estar por fuera de la clasificación- ninguno de los países que estuvieron en el pasado mundial tiene asegurada su participación el próximo año, ni Argentina ni Uruguay ni Colombia ni Chile ni Ecuador.
Camino con obstáculos
Esta paridad en Sudamérica, y contraste con Europa, avivó en los últimos días la discusión sobre dónde se disputan las eliminatorias más difíciles para clasificar al Mundial de fútbol, un debate que comenzó a tomar forma desde que la Conmebol implementó el formato de todos contra todos para la copa que se jugó en Francia en 1998.
Hasta el legendario futbolista alemán Lothar Matthaeus se decantó el año pasado por “la eliminatoria sudamericana”, que consideró como “la más difícil del mundo”.

Brasil clasificó con comodidad, pero al principio de las eliminatorias sufrió más de la cuenta.
Pero lo cierto es que en Europa también hay argumentos para calificar su proceso clasificatorio como el más complicado, algo que también podría afirmar África o incluso Oceanía.
Los números y razones están para sustentar cualquiera de la posturas, de ahí que haya una gran masa de defensores a ambos lados del océano Atlántico.
En una encuesta publicada en marzo de este año en el diario deportivo español Marca, la mayoría de los participantes consideró que era más difícil de clasificar al mundial en Sudamérica (67% por 33%).

La postura se basa en la calidad de las selecciones que participan, así como de la paridad que hay entre ellas.

Lo más seguro es que Argentina termine clasificando al Mundial, aunque todavía no lo tiene garantizado.
Todos los países sudamericanos se encuentran entre los primeros 70 lugares del ranking de la FIFA y cuatro de ellos están entre los 10 primeros de la lista.
Es decir que no hay selecciones de menor cartel como sucede en Europa -San Marino y Gibraltar están ubicados en los lugares 204 y 206- o en otras confederaciones.
Otra razón es lo largo de las eliminatorias (dos años y 18 partidos) y lo difícil que resulta jugar de visitantes en campos que cuentan con una rivalidad histórica que trasciende del fútbol.
Potencias como Brasil y Argentina se tienen que medir entre ellos, así como Paraguay contra Uruguay, Perú y Chile en el “Clásico del Pacífico” o el mismo duelo entre Colombia y Venezuela.
Más o menos
En Europa no discuten el nivel del fútbol sudamericano y lo complicado de su proceso de clasificación, pero resaltan que de las 10 selecciones que participan hay cinco que suelen llegar al mundial, sea a través uno de los cuatro cupos directos o por vía del repechaje.
Es decir, que de no ocurrir algo inesperado, el 50% de los miembros de la Conmebol estará en Rusia el próximo año.
Eso contrasta con los 13 equipos que se sumarán al país anfitrión de los 54 países que conforman la UEFA (un 24%).

La selección francesa, con Laurent Blanc y Eric Cantona, no pudo clasificar a EE.UU. 94 al perder sus dos últimos partidos como local contra Israel y Bulgaria.
Otro punto es que si bien es verdad que las potencias se tienen que enfrentar a equipos de menos categoría, también lo tienen que hacer frente a rivales que suelen ser protagonistas en mundiales y torneos internacionales.
Y al tratarse de un formato más expandido (nueve grupos en los que clasifica directamente el primero) hay menos margen de error.
Sin embargo, los países más importantes futbolísticamente suelen tener una segunda oportunidad en la repesca y esa no la suelen desaprovechar.
¿El resto?
Tanto en Sudamérica como en Europa también mencionan los títulos que han ganado para diferenciarse del resto de las confederaciones (11-9 en favor de los europeos) y justificar su mayor presencia en el Mundial.
Pero al tratarse el debate sobre el proceso de clasificación y no la fase final se podría decir que el lugar más difícil para clasificar es en África.
De los 54 miembros que posee la Confederación Africana de Naciones sólo avanzan cinco (9,2%), cupos que logran los ganadores de cada uno de los cinco grupos en la ronda final de clasificación.

Egipto es una de las máximas potencias del fútbol africano, pero sólo ha clasificado dos veces a los mundiales.
Lo complicado es que el nivel de las selecciones africanas se ha emparejado mucho en los últimos años y hay grupos en los que coinciden varias potencias de la región.
Por ejemplo, el grupo B lo conforman Nigeria, Argelia y Camerún junto a Zambia, mientras Marruecos se está eliminando contra Costa de Marfil o Mali y Ghana no lo tiene nada fácil frente a Uganda y Egipto.
La historia de estos últimos refleja claramente lo difícil de las eliminatorias ya que a pesar de ser el mayor ganador de la Copa Africana de Naciones (con 7 títulos) sólo ha clasificado dos veces para el mundial (a Italia en 1934 y 1990).
Pero si en África el panorama no luce nada claro, más cuesta arriba se le presenta a los países en Oceanía ya que no les basta con ser el mejor de su región, pues eso no les asegura un cupo de acceso directo.

México ya aseguró su participación en el mundial de Rusia y lo más seguro es sea acompañado en la Concacaf por Estados Unidos y Costa Rica.
Para lograr llegar al mundial deben definir su boleto contra selecciones de otras confederaciones que por lo general poseen un nivel superior y teniendo en cuenta las posiciones actuales, Nueva Zelanda (que ocupa el lugar 139 de la FIFA) se tendría que enfrentar a Argentina (número 3 del ranking).
Algo que parece poco probable más allá de los 24 goles que anotó a favor y los sólo cuatro en contra que recibió para llegar hasta aquí.
Esto demuestra que se puede discutir en cuál eliminatoria es más difícil clasificar a un Mundial, dependiendo del punto de vista con el que se mire, pero una situación muy diferente ocurre cuando se busca saber cuál proceso clasificatorio es mejor.
En este caso parece haber una sola respuesta. Y ustedes ya la saben.