Archives abril 2018

El número que acelera la velocidad de tu conexión a internet

Casi todo lo que hacemos en internet comienza con un petición de DNS: los Sistemas de Nombre de Dominio son el “directorio telefónico” de la web; sin ellos, no podríamos encontrar las direcciones para navegar por la red.

Cuando haces clic en un enlace, abres una aplicación o envías un email, lo primero que hace tu celular o computadora es preguntarle al DNS cómo puede acceder a esos lugares.

Los DNS traducen a continuación los nombres de dominio —por ejemplo, bbcmundo.com— a direcciones de Protocolo de Internet (IP), para que los navegadores puedan comprenderlos y usar así internet.

Pero la mayoría de los que existen en el mercado sonlentos por defecto y, en el peor de los casos, inseguros.

La privacidad y la seguridad de los datos que compartimos es algo que está cada vez más valorado por los internautas. Y la también es importante: ¿quién no quiere navegar más deprisa?

La clave para lograrlo consiste en cambiar de DNS.

El más rápido del mundo, según el comparador independiente DNSPerf, es 4,6 veces más veloz que la media de los sistemas de internet y tiene cuatro cifras: 1.1.1.1.

¿Cuál es la velocidad de los DNS que existen en el mercado?
1.1.1.1.

14,8 milisegundos (ms)

Cisco OpenDNS 20,6ms

Google Public DNS 34,7ms

ISP estándar 68,23ms

Fuente: Cloudflare
El lanzamiento del servicio fue este domingo.

Se trata de una herramienta pública y gratuita diseñada por Cloudfare, una empresa estadounidense que proporciona servicios de protección contra ataques en internet, en colaboración con APNIC, una organización sin ánimo de lucro que gobierna sobre las direcciones IP para Asia Pacífico.

“La poca seguridad en torno a la infraestructura DNS nos parece uno de los grandes errores de Internet y queríamos hacer algo para arreglarlo”, afirman en su página web.

Y es que el tráfico que se genera en tu computadora pasa por tu ISP (proveedor de internet), que es capaz de “ver” cada uno de los lugares que visitas o las apps que usas… incluso a aunque el contenido esté encriptado (cifrado con una clave).

De hecho, algunos DNS “incluso venden los datos sobre tu actividad en internet a terceros que ofrecen publicidad personalizada”, explican desde Cloudfare.

1.1.1.1. es el DNS más rápido del mundo, de acuerdo con la consultora independiente DNSPerf.
“Creemos que eso es intolerable”, añaden. “Y si tú también lo crees, tu alternativa es el 1.1.1.1.”, señalan.

El sistema que ofrece Cloudfare borra cada 24 horas lo que haces en internet, algo que Google (todavía) no ofrece.

Otro motivo para elegir un DNS alternativo —ya sea 1.1.1.1. o cualquier otro— es evitar la censura de alguna páginas o ser espiado por parte de ciertas instituciones, una táctica habitual en gobiernos poco democráticos.

Además, elegir un DNS más veloz acelerará prácticamente todo lo que hagas en la web. Lo podrás comprobar a la hora de cargar páginas o ejecutar aplicaciones.

1.1.1.1 ofrece una velocidad en el tiempo de repuesta de tan solo 14,8 milisegundos. La segunda alternativa disponible en el mercado, OpenDNS de Cisco, supera los 20 ms.

Y el Open Public DNS de Google (8.8.8.8. y 8.8.4.4.), muy usado por teleoperadoras como Movistar o Vodafone, se sitúa por encima de los 30 ms.

15 ms de diferencia parecen pocos, pero si sumamos todas las peticiones que hacemos cuando usamos la red, pueden traducirse en un retardo considerable.

La opción de Google es una de las más populares del momento. La de Cloudfare todavía es una novedad. El tiempo dirá si es capaz de competir con el rey de internet.

Los DNS alternativos son más veloces que los convencionales (y más seguros).
¿Cómo modificar tu DNS?
En Windows:

Ve al Panel de control, abre Conexiones de red y haz clic en Propiedades.
Busca Internet Protocol (TCP/IP) y selecciona ‘Usar las siguientes DNS’.
A continuación, reemplaza los números que ves por el del DNS que hayas elegido y haz clic en aceptar.
Reinicia el navegador.
En Mac:

Abre Preferencias del sistema y busca Servidores DNS
Haz clic en “+” e introduce el número de DNS que desees.
Si es 1.1.1.1., haz clic en “+” de nuevo e introduce 1.0.0.1.
Acepta y reinicia.
También puedes hacerlo en el teléfono buscando las opciones de DNS en la página de configuración, y reemplazando el número

La Historia de los Sacos Reflexion

Hay una antigua leyenda acerca de tres hombres, cada uno de los cuales, cargaba dos sacos, sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas.

Cuando al primero de ellos le preguntaron que había en sus sacos, el dijo: -Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al poco tiempo olvidado. El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, en mi andar, me detengo con frecuencia, saco esas cosas y las examino desde todos los ángulos posibles. Me concentro en ellas y las estudio. Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas.

 

En consecuencia, como el primer hombre siempre se estaba deteniendo para reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, lo que lograba avanzar era muy poco.

Cuando al segundo hombre le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos sacos, el respondió: -En el saco de enfrente están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo conmigo a dondequiera que voy. Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos.

 

Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: -El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco “lejos de ser una carga” me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso el trayecto.

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Podemos elegir el sendero que queremos recorrer. Podemos elegir con qué equipaje viajar. Nosotros decidimos qué cargamos y qué dejamos. Somos responsables de las consecuencias que se derivan de nuestras elecciones.

En conclusión debemos recordar que la felicidad no es una meta sino un camino, un camino que debemos disfrutar mientras lo recorremos, al final la gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, sino es aquella que simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su Camino.

Cómo se transmiten las enfermedades en los aviones (y qué puedes hacer para reducir el riesgo de contagio)

Aterrizar después de un largo viaje sintiendo algo de ardor en la garganta es una experiencia con la que los habituales de los vuelos intercontinentales están bastante familiarizados, por lo que por lo general se asume que las cabinas de los aviones propician el contagio de enfermedades.

Y si a eso se suma el innegable rol jugado por este tipo de viajes para la rápida propagación global de virus como el de la gripe H1N1 y el SARS-CoV, es comprensible que cada vez haya más científicos interesados en comprender el vínculo entre salud y transporte aéreo.

“Con las líneas aéreas llevando más de 3.000 millones de pasajeros anuales, la transmisión de enfermedades infecciosas durante el vuelo es una preocupación de salud global importante”, reconoce un equipo de investigadores que se ha estado dedicando precisamente a esa tarea como parte del proyecto de investigación Flying Healthy (“volando saludable”), auspiciado por Boeing.

Los pasajeros más expuestos son los que se sientan cerca de las personas infectadas.
“Se ha documentado más de una decena de casos de contagio de infecciones serias durante el vuelo, y los viajes aéreos también pueden servir de conducto para la rápida propagación de nuevas infecciones emergentes y pandemias”, destacan los investigadores en la edición de marzo de la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).

Aunque, como también se advierte en el artículo, “a pesar de las historias sensacionalistas en los medios, los riesgos de transmisión de virus respiratorios en la cabina de un avión todavía no se conocen”.

Para colmar ese vacío, este equipo de profesionales formado por médicos, biólogos y matemáticos, liderados por Vicki Stover Hertzberg de la Universidad Emory de Atlanta, se dedicó a analizar los comportamientos y movimientos de los viajeros de una decena de vuelos en clase económica para elaborar un modelo de contagio.

Y de sus observaciones se desprende que sentarse al lado de una ventana y no moverse durante todo el vuelo puede ser la mejor manera de evitar contagiarse.

Pero sólo siempre y cuando ese asiento esté a más de dos filas de distancia de un pasajero enfermo o del portador de un virus aerotransportado.

Lo más saludable es un asiento de ventanilla.
La regla de las dos filas
La llamada “regla de las dos filas” ya se conocía, pues es rutinariamente mencionada en las recomendaciones de las agencias de salud.

Y es que según un estudio de la OMS sobre la transmisión de influenza en vuelos internacionales, publicado en 2009, los pasajeros tenían un 3,6% más de posibilidades de contraer algún virus si estaban sentados “en la misma fila o a cuando menos dos filas de las personas con síntomas”.

Si puedes elegir, lo mejor es un asiento de ventana.
“Los que contraen la enfermedad suelen ser los que se sientan al lado del caso o una o dos filas del caso, o la tripulación de aire que atiende el caso”, insistió también la organización en 2013, en sus recomendaciones para la prevención y control del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS).

La razón, como explican Stover Hertzbeg y sus colegas, es que la principal ruta de transmisión para enfermedades como la influenza o el SARS son gotitas respiratorias que son propulsadas a cortas distancias -menos de un metro- cuando una persona infectada estornuda, tose, habla o respira.

Aunque como hacen notar en su artículo en PNAS, la regla de las dos filas no tiene cuenta factores como el movimiento de pasajero y tripulación, así como tampoco el contacto indirecto a través de fómites.

La investigación también analizó los movimientos de la tripulación.
Eso no significa que la regla no aplique: de hecho, los investigadores encontraron que las personas más expuestas a los virus de un enfermo de gripe son aquellas sentadas a su lado, en la fila de delante y las dos filas de atrás.

Pero “es de destacar que cinco informes de casos de enfermedades de transmisiones en aviones (uno de SARS y cuatro de influenza) encontraron que el 40% de la transmisión ocurrió fuera de la zona de dos filas, lo que sugiere que el movimiento puede ser un factor importante en la enfermedad transmisión”, apuntan.

Mejor ventana
Por eso, clave en sus observaciones, es el hecho de que -como cabe esperarse- las personas sentadas al lado de la ventanilla acostumbran levantarse mucho menos que aquellos que se sientan en otra parte, lo que ayuda a reducir el riesgo de contagio.

Específicamente, en los aviones observados -10 vuelos internos en EE.UU., de entre 3,5 y 5 horas de duración- un 38% de los pasajeros nunca se levantó de sus asientos, otro 38% lo hizo una vez, 13% dos veces y 11% más de una vez.

Y los más activos fueron los pasajeros sentados al lado del pasillo: cerca de un 80%, por 62% de los ocupantes de los puestos centrales y 43% de los sentados al lado de las ventanillas del avión.

A pesar de todo, los aviones no son tan contagiosos como muchos creen.
Esa proporción, obviamente, puede cambiar en caso de vuelos más largos. Y los mismos investigadores reconocen que el tamaño del estudio no permite sacar conclusiones más generales.

Pero si se quiere minimizar al máximo un posible contagio, la regla parece clara: hay que conseguirse un asiento con ventanilla -lo que también limita la exposición a la gente que se desplaza por el avión- y tratar de no moverse de ahí.

Aunque también conviene recordar lo que le dijo Christine Pearson, portavoz del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) a la BBC en agosto de 2014, cuando la epidemia de ébola atizó las preocupaciones sobre contagio en los aviones.

“La cabina de un avión no es más peligrosa que cualquier otro lugar donde se está en contacto con mucha gente, como por ejemplo, el área de alimentos de un centro comercial”.

El violento ataque por el que arrestaron al campeón de las artes marciales mixtas Conor McGregor

El luchador de artes marciales mixtas Conor McGregor fue acusado de los cargos de asalto y comportamiento criminal, luego de que junto a una docena de personas atacara un autobús en el que estaban otros luchadores.

Los hechos ocurrieron este jueves en el Barclays Center en Nueva York, donde los organizadores del torneo Ultimate Fighting Championship (UFC) estaban reunidos para promocionar los combates que están programados para este fin de semana.

En las imágenes que se han difundido por redes sociales, se ve a McGregor y sus acompañantes lanzando objetos al autobús y generando un altercado.

Los responsables del UFC dijeron que dos luchadores resultaron heridos. Michael Chiesa recibió varios cortes en la cara y Ray Borg sufrió una herida en el ojo.

 

Final de la publicación de Twitter número de @TheMikeyHutch
Artem Lobov, uno de los atacantes que acompañaron el ataque de McGregor y que debía luchar el fin de semana, fue retirado de la cartelera.

El irlandés McGregor se entregó a la policía la noche del jueves y este viernes en la mañana compareció ante una corte criminal de Brooklyn.

McGregor, de 29 años, quien fue derrotado por Floyd Mayweather en un combate de boxeo con gran repercusión en agosto de 2017, no ha peleado en el UFC desde noviembre de 2016 y perdió su título de campeón de peso liviano por permanecer inactivo.

En un comunicado el UFC dijo que “la organización considera que los disturbios de hoy son completamente inaceptables y actualmente está trabajando en las consecuencias que seguirán”.

Qué son las calorías buenas y por qué es importante diferenciarlas de las malas

La obsesión por la palabra “caloría” a veces puede llegar a niveles insospechados. Más de uno analiza con detenimiento la carga calórica de cada alimento que consume para calcular su posible impacto en el cuerpo.

El asunto es que las calorías se suelen asociar directamente con el peso, o mejor dicho, el sobrepeso que afecta al cuerpo, sea porque se consumen en exceso o porque no se hace nada para quemarlas.

Hacer ejercicio es una manera de quemar calorías, aunque eso no significa que se está perdiendo peso. La clave es la alimentación.
Una percepción que no es del todo correcta, como le dijo a BBC Mundo Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva y fitness Alto Rendimiento en España.

“El miedo que hay no tiene sentido y no debería ser así”, explicó Marco.

“La kilocaloría es al fin y al cabo energía, una energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar durante el día. El problema es el exceso y cuál es el origen de ese exceso”.

A evitar

El profesor español se refiere a kilocaloría, que es la que está vinculada al aspecto nutricional de los alimentos y a la que el químico estadounidense Wilbur O. Atwater hace mención como Caloría, con la primera letra en mayúscula.

Hay alimentos que es mejor evitar y otros cuyo consumo es importante para mantener la buena salud.
Pero no todas las kilocalorías son iguales y de allí que sea importante la diferenciación entre las que son buenas para el organismo y las malas.

“No es lo mismo las que aportan las proteínas a las que aportan los carbohidratos y es por eso que es necesario entrar en el concepto de los macronutrientes: proteína, grasas o lípidos y carbohidratos o azúcares”, resaltó marco.

“Las peores son las que se encuentran en los azúcares de absorción rápida, que por cada gramo aportan cuatro kilocalorías que si no se consumen rápidamente se irán acumulando, es decir, engordando”.

El peso no es el único indicativo de que una persona es saludable.
En este grupo se encuentran los dulces, los refrescos o bebidas gaseosas e incluso la fruta y los lácteos, que posee un tipo de azúcar del que no es conveniente abusar si no se consume de forma rápida.

Para el profesor de Alto Rendimiento hay un problema de desinformación y de generalización.

“No todas las grasas son malas”, aclaró Marco.

“Con las saturadas hay que tener cuidado, sobre todo de origen animal, que te producen nueve kilocalorías por gramo”.

Los tipos de grasas que producen calorías positivas para el organismo se pueden encontrar en alimentos con aceite vegetal, frutos secos o pescados como el salmón, atún o la caballa.

Una dosis de calorías buenas puede incrementar el rendimiento al hacer ejercicio.
Y al igual que las grasas, tampoco se puede generalizar con los carbohidratos, porque existen los de absorción lenta, que sí son beneficiosos para el cuerpo.

“El arroz, los cereales o las legumbres te van a proporcionar las mismas cuatro calorías por gramo, pero las de absorción lenta permiten que el cuerpo las metabolice y asimile de manera más progresiva y por lo tanto no se corre el riesgo de engordar”.

Cuestión de porcentajes
Una manera de ver cuáles alimentos de los que consumimos nos ofrecen la posibilidad de ingerir calorías buenas es observando su composición nutricional.

“Hay que huir de los azúcares rápidos”, advierte Marco.

“Lo ves donde dice la cantidad de carbohidratos y de ellos qué tanto porcentaje se refiere a los azúcares. Lo mismo que pasa con las grasas, que si tienen un porcentaje elevado de saturadas hay que evitarlo”.

En las etiquetas de los alimentos se especifican las cantidades de carbohidrato y grasa que contiene, además de cuánto corresponden a azúcares y saturadas.
Algo que también se recomienda evitar es el alcohol “que son kilocalorías muy malas y vacías”.

“El problema es que son en promedio siete kilocalorías por gramo y no aporta nutrientes. Si a eso le sumas que se elabora a partir de cereales y se añaden azúcares estamos hablando de un exceso calórico que hace que sea muy peligroso para el organismo”.

Por último, el profesor español hizo hincapié en que teniendo en cuenta que lo más recomendable es balancear la dieta en base a alimentos que proporcionan calorías buenas, no hay que exagerar en la cantidad que se consume, ya que los niveles varían en cuanto a las características de cada persona.

“Con un biotipo estándar, de una persona que hace ejercicio de forma moderada tres veces por semana y con un nivel de sedentarismo que se considera normal se recomienda un consumo de 1.800 calorías diarias para las mujeres y de 2.200 para los hombres”, recordó.

Después ya se trata que cada quién vaya sumando y restando de acuerdo a su dieta y estilo de vida.