En términos generales, las mujeres en América Latina han avanzado en distintos ámbitos. De hecho, se considera una de las regiones que más avanzó en igualdad de género en el mundo.
Su índice actual de paridad creció más que la media mundial, según el Foro Económico Mundial, y se sitúa en el 0.8 (en que cero significa desigualdad total y 1 significa paridad entre hombres y mujeres).
Sin embargo, el organismo prevé que la igualdad en la región no se alcanzará hasta aquí 74 años, si se mantiene el ritmo de estos avances.
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El Índice Global de Brecha de Género, creado por el Foro en 2006, actualmente mide la disparidad entre hombres y mujeres en 149 países, en un cálculo que considera participación económica y oportunidades en el mercado de trabajo, acceso a la educación, salud y empoderamiento político.
Según el informe más reciente de la organización, América Latina y el Caribe subió un 0,6% hacia la igualdad en 2017, más que la media mundial. Ese avance fue empujado por Nicaragua, Barbados, Costa Rica y Cuba. En Sudamérica, Bolivia, Argentina y Colombia son los mejor posicionados. Brasil aparece entre los cuatro últimos países de la región (y en el 95º lugar en el mundo), por encima de Paraguay, Guatemala y Belice.”Cabe destacar que en la última década ha habido bastante mejoría, especialmente en la educación de las mujeres, pero hay muchas cosas que los datos no muestran. La desigualdad es diferente entre los países, pero también dentro de cada país. Y persiste”, dijo a BBC Mundo Mario Castillo, responsable de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), órgano regional del Consejo Económico y Social de la ONU.
Seis de los 24 países latinoamericanos y caribeños lograron alcanzar la paridad en la atención de salud, y 12 de ellos en el acceso a la educación, según el Foro Económico Mundial. Pero los problemas comunes en toda la región son la igualdad de salarios, la participación política y económica de las mujeres.
Entonces, ¿dónde avanzó (o no) América Latina en materia de igualdad de género?
Más mujeres en las universidades (pero lejos de las Ingenierías y de la Informática)
El aumento del acceso de las mujeres a la educación, especialmente a la enseñanza superior, es el gran triunfo del continente en la última década, según los datos del Instituto de Estadísticas de la Unesco. Hace diez años, sólo en Venezuela y Argentina había más del 80% de mujeres que accedían a la educación superior. En México, sólo alrededor del 25% de las mujeres lo hacían y en Brasil, la estimación era del 40%.
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Porcentaje de mujeres matriculadas en la educación superior América Latina 2016
Porcentaje de mujeres matriculadas en la educación superior América Latina 2006
En el año 2018, Chile entró en el grupo de países con más del 80% de universitarias, México llegó al 39% y Perú fue del 35% al 74% de mujeres en la universidad.
En Argentina, el índice de la Unesco llega a sobrepasar el 100%, ya que es medido a través de una división entre el número de mujeres en las universidades y la población total considerada por el órgano como “en edad universitaria”, es decir, de 18 a 22 años.
Según Juan Cruz Perusia, responsable de América Latina y el Caribe en el Instituto de Estadísticas de la Unesco, el número argentino refleja el hecho de que muchas mujeres de más de 22 años también están llegando a la enseñanza superior.
“Es notable cómo América Latina entera avanzó. En los años 1970, cerca del 37% de los estudiantes universitarios eran mujeres. Hoy, son 55%. Hay más mujeres que hombres en las universidades”, dijo a BBC Mundo.
Sin embargo, la presencia de las mujeres en los campos de ciencias naturales, tecnología, ingenierías y matemáticas (cuya sigla en inglés es STEM) todavía está por debajo del 50% en la región, dice Perusia. Los datos que permiten la comparación entre los países en los últimos años son difíciles de conseguir, e incluso individualmente, hay países que no hacen esta medición. Como Brasil, por ejemplo.
“Ponemos énfasis en las profesiones tecnológicas e ingenierías no sólo porque son importantes para el desarrollo de los países, sino también porque son las que pagan mejor. Tener más mujeres en esos campos aumenta su participación en la economía y genera crecimiento”, explica Perusia.
Este porcentaje menor de participación en STEM no significa que las mujeres latinoamericanas están alejadas de las ciencias, al contrario.
Según un estudio conducido por Gloria Bonder, directora de la Cátedra Regional UNESCO, Ciencia y Tecnología en América Latina en Argentina – que aún no fue publicado y al que la BBC tuvo acceso- cursos como Medicina, Arquitectura, Derecho, Contabilidad, Ingeniería Química, Biología y Ciencias Económicas están cerca de la paridad de género en la mayor parte de los países de la región.
“La Ingeniería de Alimentos y hasta la Electrónica también consiguen atraer a más mujeres. Sin embargo, Física, las Ingenierías y las Ciencias de la Computación todavía se consideran muy masculinas. Las mujeres aún no superan el 20% de las matrículas”, afirma.
Igualdad no es sólo una cuestión de números. Es necesario ver cuáles son las políticas y los problemas que hay dentro de las universidades.
Gloria Bonder
Directora de la Cátedra Regional UNESCO Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina
Para Bonder, la representación persistente de alguien que trabaja en estas áreas como “un hombre excepcionalmente inteligente, dedicado casi exclusivamente a la profesión y con pocas habilidades sociales todavía pesa contra las mujeres que piensan en seguir estas carreras.”
La buena noticia, dice, es que en las nuevas generaciones ese estereotipo parece estar cambiando.
“Hicimos una investigación con niños y niñas de 6 a 10 años en Buenos Aires, Sao Paulo y México en 2018. Estudiamos sus opiniones sobre ciencia, tecnología, ingenierías como profesión. Y percibimos que los niños ya no ven nada especial en quien trabaja con tecnología, porque la tecnología ya está en sus vidas, es parte de su forma de vivir y de relacionarse”, concluye Bonder.
Incluso incompletos, los datos de la Unesco también muestran otra realidad: a pesar de la mayor presencia en todos los niveles educativos, pocas llegan a la cima de la carrera de investigación, a ser profesoras titulares o rectoras de universidades.
“Igualdad no es sólo una cuestión de números. Es necesario ver cuáles son las políticas y los problemas que hay dentro de las universidades para que las mujeres tengan una educación satisfactoria y una progresión. Hay acoso sexual, bullying, discriminación. Cuando hay becas o viajes para la investigación, en general los hombres son elegidos primero. Una cosa es entrar en las universidades, otra es la forma en que permanecen dentro”, dice Bonder.
Según la investigadora, uno de los factores determinantes es que a las mujeres se les atribuye exclusivamente la responsabilidad de la familia y la casa. Por eso, muchas tienden a abandonar o disminuir el ritmo de trabajo en sus carreras. Esto es un problema dentro de la actual cultura científica, que se define como “publicar o perecer”, por lo que es necesario producir mucho para mantenerse relevante.
Más presencia de mujeres en congresos
De acuerdo con la CEPAL, el porcentaje de mujeres en congresos y parlamentos latinoamericanos subió del 22% a casi un 30% entre 2008 y 2018. El aumento fue liderado por Cuba, Bolivia, México y por países centroamericanos como Nicaragua y Costa Rica, que tienen más del 40% de mujeres en sus congresos tras las últimas elecciones.
Por eso, la región también destacó en el ranking de la Unión Interparlamentaria (UIP), el único hecho específicamente para la participación de mujeres en los principales órganos legislativos de los países. Entre los 10 primeros, seis son de la región. Cuba, Bolivia y México aparecen incluso por encima de Suecia, considerada, en general, más igualitaria.
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Porcentaje de asientos ocupados por mujeres en parlamentos nacionales América Latina 2018
Pero el crecimiento es bastante tímido en países como Brasil, que pasó del 9% de mujeres en 2008 a cerca del 15% diez años después, ya considerando las elecciones de octubre de 2018. En Argentina la participación cayó un punto, del 40% al 39% en estos diez años.
¿Cuál es la razón de esta diferencia? Cuotas parlamentarias eficientes y sistemas políticos que favorecen el crecimiento de nuevos líderes, según expertos.
“En general, las cuotas determinan que al menos el 30% de las candidatas deben ser mujeres. Pero algunos países aumentaron ese porcentaje al 50% y hasta al modelo de paridad 40% -60% (en que es necesario tener un mínimo del 40% y un máximo del 60% sea de mujeres o de hombres). Vimos ese movimiento en Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Honduras y Panamá. Es una dinámica regional. Cuando un país empieza a intentar hacer las cosas mejor, otros lo siguen.”, dijo a BBC Mundo Zeina Hilal, directora del programa de género de la UIP.
Las cuotas, sin embargo, no son suficientes. En Brasil, por ejemplo, y en otros países, es común que partidos incluyan mujeres en sus campañas sólo para cumplir la ley y acceder a fondos, sabiendo que no tienen posibilidades reales de ser elegidas.
¿Y en los tribunales superiores?
Para Mario Castillo, de la CEPAL, es más misteriosa la razón por la cual el número de mujeres que se hacen juezas en tribunales superiores ha tenido un avance lento en América Latina en los últimos 10 años. Al final, en muchos países, las licenciaturas de Derecho ya tienen casi tantas mujeres como hombres, o incluso más.
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Incluso en países que avanzaron en la participación política femenina, como México, Colombia y Nicaragua, el porcentaje de juezas en las cortes supremas no pasa del 30%. En Brasil, queda en un 18% y en Argentina en un 20%.
“Me hago esta pregunta: con tantas mujeres licenciadas en Derecho, ¿cuál sería la justificación para que ese índice no haya avanzado? Lo mismo ocurre con rectores en universidades. No parece haber una razón objetiva. Creo que es por cuestiones culturales”, dice.
“Pero creo que, incluso con avance lento y hasta retrocesos puntuales en algunos campos, la mayor presencia de mujeres en los espacios donde se toman decisiones ya forma parte de la agenda de las nuevas generaciones. La tendencia es que no vuelva atrás.”
Más mujeres jefas de familias, pocas en las juntas directivas de empresas
Entre 2008 y 2016, más mujeres se convirtieron en jefes de familia en los países latinoamericanos, según datos de la CEPAL. Esto quiere decir que son las principales responsables del núcleo familiar, lo que, en general, incluye ser las proveedoras de la familia.
Aún hay más hombres que mujeres jefes de familia en la región, pero el mayor cambio en la última década fue el aumento de las mujeres que encabezan familias que poseen padre, madre e hijos.
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Según Castillo ese aumento también aparece en los datos porque “se pasó a medir mejor un fenómeno que en la mayoría de los países latinoamericanos ya existía, especialmente en los segmentos de baja renta. Las políticas sociales más focalizadas en sectores más vulnerables, como el Bolsa Familia, tuvieron un papel en ello. En muchas familias, la supervivencia depende de la mujer”, afirma.
En el mundo empresarial, muy pocas mujeres ejecutivas llegan a las juntas directivas de las mayores empresas del continente.
Los datos sobre el tema son escasos y difíciles de contabilizar. En 2016, sólo el 7,3% de las mujeres ocupaban asientos en las juntas directivas de las 100 mayores empresas de América Latina. Los datos son del informe más reciente sobre la región hecha por el Corporate Women Directors International (CWDI), centro de estudios vinculado al instituto americano GlobeWomen.
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Esto deja la región por encima sólo de Oriente Medio en la cantidad de mujeres que ocupan estas posiciones. Y en los últimos 11 años, ese porcentaje ha aumentado sólo el 2,2%.
Una encuesta de la consultora internacional MSCI muestra que en al menos seis de los países más grandes del continente- Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú- la presencia de mujeres en los directorios incluso cayó entre 2015 y 2018.
“Colocar a las mujeres en altos cargos de las empresas no es sólo una cuestión de nombrar a personas, hay todo un ecosistema detrás de eso. Además de educarlas, hay que garantizar que estas van a seguir en sus carreras, van a ser promovidas en las empresas y podrán hacer el tipo de conexión que es necesario para llegar allí”, dijo a BBC Mundo News Meggin Eastman, directora ejecutiva de la división de investigación de MSCI.
“Muchas veces los ejecutivos desarrollan relaciones en lugares como clubes de golf y espacios que todavía son muy masculinos. Además, todavía se espera que las mujeres abandonen las carreras o se queden atrás después de tener hijos”, añade.
De acuerdo con Eastman, un crecimiento lento de la presencia de mujeres en los directorios es común incluso en países desarrollados. Pero es prácticamente nulo en muchos países de América Latina.
“Vemos un avance más rápido en los países donde el gobierno se involucra más activamente en esa área, presionando, por ejemplo, por la creación de cuotas para mujeres o dando incentivos para las empresas, que es lo que empieza a ocurrir en Japón. Pero en los países latinoamericanos el machismo sigue vivo y coleando.”
Fuente: www.bbc.com