Archives abril 2019

Las sorprendentes razones por las que el queso parmesano es un alimento “casi perfecto”

He aquí un enigma culinario: ¿qué alimento (cuyo procesamiento principal llevan a cabo unos trabajadores invisibles) está hecho con solo tres ingredientes, se puede comer como aperitivo, condimento o postre y lo recetan los médicos para curar dolencias?

Una pista: se trata de un producto lácteo… que pueden consumir los intolerantes a la lactosa.

La respuesta: Parmigiano-Reggiano.

Lejos de ser solo un forma sofisticada de decir “parmesano”, el Parmigiano-Reggiano es un queso que puede elaborarse solo con unos ingredientes extremadamente precisos, en un proceso extraordinariamente particular y en una zona de Italia de 10.000 kilómetros cuadrados tan cuidadosamente definida que se puede hacer parmesano en un lado de la pequeña ciudad de Bolonia pero no en el otro.

El resultado de todo ese trabajo y esos requisitos es, según aseguran muchos cocineros, nutricionistas e italianos, un alimento prácticamente perfecto.

Antes que nada, está el sabor del parmseano: salado pero dulce, con toques herbáceos pero también de nuez, intenso. Luego está su textura: dura pero granulosa, con pequeños cristales blancos.

También está su evolución mientras envejece: un queso de dos años huele a fruta fresca y tiene un sabor muy dulce; una rueda de tres años remite a uvas secas y nuez moscada, es más sabrosa y compleja, y se desmigaja más fácilmente.

Y luego está su valor nutritivo, resultado no solo de los ingredientes que lo conforman sino también del proceso de envejecimiento. El parmesano puede competir con casi cualquier alimento en calcio, aminoácidos, proteínas y vitamina A.

“El parmesano tiene mil ventajas, incluso para la salud”, afirma la chef Anna Maria Barbieri. “Es como una panacea: aporta salud a todo lo que toca”.

Espero que Barbieri tenga razón, porque en su restaurante Antica Moka, en Módena, en el corazón de la tierra donde se hace parmesano, como queso hasta que siento que voy a estallar.

“A veces la gente me dice: ‘¡Pones parmesano en todos los platos!’”, cuenta Barbieri con una sonrisa. “Es mi debilidad. Lo pongo en todas partes”.

Como tantos otros en esa zona, Barbieri creció con el parmesano. Recuerda cómo los productores de leche traían leche a la fábrica de queso de su familia. De pequeña acompañaba a su abuelo, uno de los primeros miembros del Consorcio Parmigiano-Reggiano, la asociación de productores que se creó en 1934, en sus visitas a las fábricas para verificar la calidad de cada rueda de queso y darles el sello distintivo de aprobación.

En Italia, el parmesano es mucho más que un lujo: es como un derecho. Recuerdo que una amiga de Turín me contó que, cuando se fue a estudiar a Reino Unido, metió tres productos esenciales en la maleta: aceite de oliva, salsa de tomate y Parmigiano-Reggiano. Mi marido es italiano, y en la nevera nunca nos faltan leche, huevos y parmesano.

Ante un producto tan excepcional, no es raro que haya quien quiera aprovecharse. Dentro de la Unión Europea el Parmigiano-Reggiano está legalmente registradoy protegido por la Denominación de Origen Protegida desde 1996.

Y, por supuesto, es un mundo no exento de farsantes. En la sede del Consorcio Parmigiano-Reggiano de la ciudad de Reggio Emilia, su presidente, Nicola Bertinelli, me preguntó: de cada 10 ruedas de Parmigiano-Reggiano que se venden en el mundo, ¿cuántas son de verdad parmesano?

“¿Una?”, aventuré, esperando haber exagerado.

“Exactamente. Una”, dijo.

Hay una gran cantidad de dinero en juego con el parmesano. Y la razón por la que el parmesano es tan caro es su precisión.

Contiene solo tres ingredientes: leche, sal y cuajo, la enzima que cuaja la leche. La leche que se usa proviene de cuatro razas de vacas, las más famosas de las cuales son una rara raza de vacas rojas que cuenta solo con 3.000 ejemplares en total.

Pero hay más. “El secreto de este queso no es solo el tipo de vaca que produce la leche, sino lo que comen los animales”, explica Luca Caramaschi, propietario de la fábrica de parmesano Caseificio San Bernardino.

Bertinelli resume las reglas. El área de producción del parmesano es exclusivamente la comprendida por las provincias italianas de Parma, Módena, Reggio Emilia, Mantua y Bolonia.

Al menos el 50% de los alimentos secos de las vacas deben provenir del heno. Al menos el 75% del heno debe provenir del área de producción del parmesano. Y al menos el 50% del heno de ese área de producción debe producirse en la granja donde la vaca nació y se crió.

“¿Por qué se trata de una zona tan precisa? Porque naturalmente, históricamente y geográficamente solo aquí el heno para ganado cuenta con tres cepas específicas de bacterias: los ‘tres amigos’”, explica Bertinelli.

“Si estas tres bacterias están presentes en la producción, desencadenan procesos en los que la leche conduce al desarrollo de aromas y sabores particulares, y a niveles específicos de acidez, que es el motivo por el cual [el queso] puede conservarse durante tanto tiempo”, añade.

En el Caseificio Sociale Cooperativo Pongennaro tengo la oportunidad de ver en acción a estos trabajadores invisibles. Como el 85% de las fábricas de parmesano, se trata de una cooperativa, propiedad de grupos de pequeños agricultores locales que también la dirigen.

A las 8 de la mañana la producción ya está en pleno apogeo. La noche anterior les entregaron la mitad de la leche. Durante la noche, la grasa subió a la superficie. La descreman. El resto de la leche lo trajeron esta mañana, con toda la grasa.

Luego se mezclan los dos tipos de leche en un caldero de cobre. Se requieren 14 litros de leche para hacer 1kg de parmesano, y 550 litros para hacer una rueda.

Después se calienta el caldero y se agrega el suero de la leche, el cultivo rico en buenas bacterias que inicia el proceso de fermentación.

“A partir de ahora tiene lugar una especie de batalla: las bacterias buenas vencerán a las bacterias malas comiéndoselo todo”, explica Cristiana Capelli, del consorcio, que hace de cicerone. “Las bacterias buenas buscan más alimentos y se comen la lactosa de la leche. Así, el queso queda limpio y seguro para una larga fermentación”.

Esto explica por qué el único conservante necesario para hacer parmesano es la sal. También explica por qué este queso es apto para intolerantes a la lactosa.

Entonces uno de los trabajadores agrega el cuajo. Dos minutos después, el queso comienza a separarse. En nueve minutos, está completamente coagulado. El siguiente paso es removerlo, primero lentamente y luego más y más rápido.

La temperatura sube hasta unos 45ºC. Un quesero mete la mano en el caldero. “No basta con controlar la temperatura”, dice Capelli. “Tienen las manos adentro porque deben descubrir cómo se comporta la leche. La leche cambia dependiendo del aire, de la temperatura, de todo”.

La mezcla cambia de blanco cremoso a amarillo mantequilla. Llegó el momento. Apagan el fuego y dejan reposar la mezcla durante una hora.

Los siguientes pasos del proceso tienen lugar en la “sala de descanso”, donde el queso pierde peso: la rueda se coloca debajo de un peso para exprimir el exceso de agua. Está marcada con el sello de origen, en el que consta la fecha, la fábrica y la etiqueta DOP.

Luego sumergen los quesos en un baño de agua con un 33% de sal. Después de 20 días de salmuera, cuando la sal ha penetrado unos 3 o 4 cm, se deja secar al sol.

Tras todos estos procesos, el queso entra en la sala de envejecimiento, donde el queso pasa de ser un bloque de leche y grasa a ser algo completamente distinto: parmesano.

Los catadores profesionales del consorcio revisan todas las ruedas. Les dan golpecitos con una herramienta similar a un martillo y escuchan si hay inconsistencias, como grietas o agujeros.

Si lo aprueban, el parmesano obtiene una marca de calidad. De lo contrario, se considera un queso de segunda calidad que debe etiquetarse como mezzano y no puede envejecerse más.

En el peor de los casos, se borran sus sellos para eliminar para siempre cualquier asociación con parmesano.

Alrededor del 8% de las ruedas producidas en la región acaban en estos destinos menores. El resto se exporta a Italia y al resto del mundo.

Tradicionalmente, las madres daban pieles de parmesano a sus bebés cuando les salían los dientes. Incluso hoy en Italia se recomienda a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos.

Dado que las buenas bacterias eliminan la lactosa del queso, el parmesano de 26 meses es apto para los intolerantes a la lactosa. Gracias a esa misma descomposición de los enlaces también es más fácil de digerir, y sus proteínas y nutrientes son más fáciles de absorber.

El parmesano es ideal para la gente que necesita una infusión inmediata de proteínas, como los atletas. También contiene nueve aminoácidos libres, fácilmente absorbidos por el cuerpo, uno de los cuales, la tirosina, aparece en los cristales blancos con sabor a umami que se desarrollan en este queso.

Y también contiene otros nutrientes. Una sola onza (28 gramos) de parmesano tiene 9 gramos de proteína, dos más que la carne de res, y 321 mg de calcio, casi 10 veces más que la leche. Tiene 12 mg de magnesio (más que el salmón), 28 mg de potasio (aproximadamente un tercio de la banana) y 0,12 mg de vitamina A (casi tanto como la misma cantidad de zanahorias crudas).

Contiene zinc y hierro, cobre y manganeso, biotina y vitamina B6.

“El parmesano es un gran suplemento nutricional, capaz de proporcionar mucha cantidad de vitaminas y proteínas en unos pocos gramos”, afirma la nutricionista Valentina Fratoni, que lo recomienda a niños, a levantadores de pesas, incluso a embarazadas.

“Incluso las embarazadas deberían comer parmesano como una fuente importante de calcio para la salud de los huesos y para la formación del esqueleto del feto”, asegura Fratoni. “Aunque el parmesano esté hecho con leche cruda, es decir, no pasteurizada, su larga maduración, de al menos 12 meses, evita cualquier peligro”.

Termino mi inmersión en el mundo del parmesano como la empecé: comiéndolo, esta vez en mi casa de Londres, lejos de las vacas rojas y los calderos de cobre.

¿Es el parmesano el alimento perfecto? No estoy segura. Pero ahora mismo, estando descalza en una fría noche de Londres, es una muestra de las cosas que me encantan de Italia: su hermoso campo y su gastronomía, sus largas tradiciones y sus pequeños milagros. Y, para mí, eso es suficiente.

Fuente: www.bbc.com

El Semáforo en ROJO Reflexion

Cierto día desperté con mucha flojera, renegando. Con trabajo me deshice de las cobijas, fui al baño con los pies y el alma a rastras, mientras maldecía el levantarme de la cama sin poder estar en ella todo el día. Desayuné con los ojos tan cerrados como mi mente. La pereza me dominaba; por no meter el pan en el tostador, preferí comerlo frío y beber la leche directamente de la botella ¿Por qué trabajar? ¡Esto sí era una verdadera maldición!

Me conduje a la oficina en mi vehículo con asientos de piel y calefacción. Observé por el camino el pavimento humedecido por la lluvia, y seguí maldiciendo el tener que trabajar. El semáforo marcó el alto, de pronto, como un rayo, se colocó frente a todos los automóviles algo parecido a un bulto. Por curiosidad abrí más mis somnolientos ojos y descubrí que aquéllo, era el cuerpo de un joven montado en un pequeño carro de madera.

Aquel hombre no tenía piernas y le faltaba un brazo; sin embargo, con su mano izquierda conducía el pequeño vehículo, y manejaba con maestría un conjunto de pelotas con las que hacía malabares.

 

Las ventanillas de los autos se abrían para dar una moneda al malabarista, en cuyo pecho llevaba un pequeño letrero; en éste, cuando se acercó a mí pude leer:

“Gracias por ayudarme a sostener a mi hermano paralítico”.

Con la mano izquierda señaló hacia la banqueta. Ahí pude ver a su hermano sentado en una silla de ruedas, que se encontraba colocada frente a un atril con un lienzo. Con la boca movía magistralmente un pincel, y daba forma a un hermoso paisaje. El malabarista, mientras recibía mi ayuda, notó el asombro en mi cara, por lo cual me dijo:

¡Verdad que mi hermano es un artista!. Por eso escribió esa frase sobre el respaldo de su silla. Entonces leí la frase; esta decía:

“Gracias Señor por los dones otorgados, contigo no nos falta nada”.

 

Recibí un fuerte golpe en mi interior, mientras el hombre-bulto se retiraba, y el semáforo apagaba el color rojo para encender el verde. Mi semáforo interior cambió desde aquel día. Nunca más se volvió a encender la señal de alto, que me paralizaba por la pereza. Siempre he tratado de mantener la luz verde, y realizar mis trabajos y actividades sin detenerme.

Aquel día descubrí ante aquellos jóvenes, que yo era un paralítico.

Por qué Apple renuncia al cargador inalámbrico para iPhone que había prometido

Apple anunció en 2017 que lanzaría un cargador inalámbrico. Sin embargo ese producto no llegará a salir al mercado.

El cargador, llamado AirPower, consistía de una plataforma que tenía que permitir cargar, a la vez, múltiples dispositivos sin necesidad de enchufarlos.

Pero, por lo que parece, los ingenieros de la compañía no pudieron evitar que este esperado cargador se calentara demasiado.

“Después de mucho esfuerzo, llegamos a la conclusión de que AirPower no alcanzará nuestros altos estándares y cancelamos el proyecto“, explicó Apple en un comunicado.

La empresa no dio más detalles del porqué de la decisión.

Sin embargo, el nuevo cargador estuvo envuelto de rumores sobre los problemas que conllevaría desde que se anunció.

En ese momento, Apple aseguró que el cargador, “una solución de carga inalámbrica de primera categoría”, se comercializaría en algún momento de 2018.

Pero a finales de ese año, ante la ausencia del producto en el lanzamiento más reciente del iPhone, John Gruber, experto en tecnología y especialmente familiarizado con los productos de Apple, escribió: “Hay ingenieros que cuando observaron el diseño de AirPower ya dijeron que nunca podría funcionar por problemas térmicos”.

En un comunicado enviado por correo electrónico a la BBC, Dan Riccio, vicepresidente senior de ingeniería de hardware de Apple, dijo: “Nos disculpamos con los clientes que esperaban este lanzamiento. Seguimos creyendo que el futuro es inalámbrico y estamos comprometidos a impulsar la experiencia inalámbrica”.

El producto cancelado podría afectar las ventas de los auriculares inalámbricos de la compañía, los AirPods, que se promocionaron y vendieron con la promesa de que se cargarían con la plataforma AirPower en el futuro.

De hecho, el embalaje de los AirPods contenía un diagrama de cómo funcionaría el cargador AirPower.

Algunos rivales de Apple como Huawei y Samsung ya lanzaron al mercado productos que cargan sus dispositivos de forma inalámbrica.

Fuente: www.bbc.com