Archives mayo 2019

El Reflejo de tus Actos Reflexion

“Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentro en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.

Los 1000 perritos hicieron lo mismo.

Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.

Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo:

“¡Qué lugar tan agradable… voy a venir más seguido a visitarlo!”

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró en el mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva.

Posteriormente empezó a gruñir; acto seguido vio como los 1000 perritos le

gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó:

“¡Qué lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a entrar allí!”.

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: La casa de los 1000 espejos.

Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por dentro y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.

“No eres responsable de la cara que tienes,

pero si eres responsable de la cara que pones”

Desconozco su autor.

Por qué los medicamentos en Estados Unidos son los más caros del mundo

La industria de las farmacéuticas en Estados Unidos ha vivido un mes de malas noticias.

Por años, ha sido tal su influencia en la política que fueron consideradas las “intocables”.

Pero últimamente, las cosas parecen tomar otro rumbo.

Más de 40 estados presentaron a mediados de mayo una demanda contra grandes compañías de medicamentos a las que acusan de conspirar para subir artificialmente los precios de las medicinas comunes.

Poco antes, el gobierno de Donald Trump, que prometió desde su campaña bajar el precio de los medicamentos, anunció que, a partir del verano, las farmacéuticas deberán incluir los precios en su publicidad.

La discusión, incluso, ha llegado hasta Congreso, donde la pasada semana altos ejecutivos de grandes farmacéuticas fueron cuestionados por el exorbitante precio de los medicamentos en el país.

En una intervención que se hizo viral, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez increpó a la farmacéutica Gelead por el precio de Truvada (el medicamento utilizado para la profilaxis preexposición -o Prep- la única terapia hasta hora efectiva para la prevención del VIH) que cuesta unos US$1.700 al mes en Estados Unidos, mientrasque en Australia apenas US$8.

“La gente está muriendo en vano”, dijo.

El tema genera tal preocupación en el país que es una de las pocas cosas en las que coinciden en querer cambiar tanto republicanos como demócratas, aunque todavía no logran ponerse de acuerdo en cómo hacerlo.

¿Cuán caros son realmente los medicamentos en EE.UU.?
Según una investigación de la Commonwealth Foundation, el precio de los medicamentos de prescripción en Estados Unidos son más caros que en cualquier otro país.

De hecho, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) estima que los estadounidenses gastan, como promedio, unos US$1.200 al año en medicinas recetadas, el gasto por medicamentos más alto del mundo.

Según un estudio de la escuela de Salud Pública de Harvard, el costo per cápita en otras naciones desarrolladas oscila entre los US$466 y los US$939.

Para que se tenga una idea, Gleevec, un tratamiento contra la leucemia, cuesta US$70.000 al mes, mientras en México el precio ronda los US$2.000 y los US$1.100 en Colombia.

Un popular medicamento para el tratamiento de varias enfermedades inflamatorias, Humira, cuesta unos US$822 en Suiza, mientras por las mismas pastillas se pagan US$2.669 en Estados Unidos.

La insulina, que fue descubierta hace casi un siglo, se comercializa por unos US$38 dólares en Canadá. Al sur de su frontera sur los precios superan los US$200.

Otros medicamentos de última generación, como Kymriah, usado para tratar un tipo de linfoma, asciende a los US$475.000 y terapias actuales para la hemofilia varían entre los US$580.000 y US$800.000 al año.

Una nueva medicina génica para bebés con atrofia muscular espinal, una enfermedad que los deja postrado de por vida, oscilará entre los US$1,5 millones y los US$5 millones, lo que lo convertirá en el medicamento más caro del planeta, según estimaciones de The Washington Post

¿Pagan los estadounidenses esos monto astronómico por sus medicamentos?
En un comunicado enviado a BBC Mundo, Phrma, una asociación que representa a las mayores compañías de investigación y fabricación farmacéutica y biotecnológica de EE.UU., negó que los estadounidenses paguen generalmente el precio de venta del fabricante.

“Las comparaciones internacionales a menudo confrontan el precio en Estados Unidos, que casi nadie paga, con los precios artificialmente bajos establecidos por los gobiernos en otros países”, señala la organización.

Según Phrma, esos precios excluyen frecuentes descuentos que negocian los seguros y los llamados administradores de beneficios de farmacia (PBM, por sus siglas en inglés), un tercero que se encarga de mediar para bajar los precios entre las farmacéuticas y las aseguradoras.

“Tenemos un sistema de atención de salud único que tiene diferentes programas públicos y opciones privadas de cobertura según las necesidades y la capacidad de pago de un paciente”, añade Phrma.

Sin embargo, durante años, organizaciones civiles han denunciado que el estratosférico precio de los medicamentos en Estados Unidos está dejando a millones de personas en riesgo de muerte.

Según un análisis de la Fundación Kaiser Family, unos 27 millones de estadounidenses no tienen o no pueden costear un seguro de salud, por lo que, generalmente, tendrán que pagar de su bolsillo el valor de las medicinas de prescripción.

Pero si bien cerca del 90% de la población tiene seguros médicos, que cubren gran parte del costo, esto no implica que los enfermos estén exentos de los pagos.

De hecho, según diversos estudios, el precio final que se debe pagar en las farmacias -los llamados deducibles y copagos- hace que muchos opten por no comprar sus medicinas, viajen al extranjero para adquirirlas o tomen una dosis menor a la indicada.

¿Cómo se justifican esos precios?
Según, Phrma, los precios se justifican en buena medida por los gastos para la innovación y los estudios que realizan las farmacéuticas.

“La ciencia que tiene lugar en los laboratorios biofarmacéuticos en todo el país se habría considerado ciencia ficción hace diez años”, señala.

Sin embargo, una investigación de la Universidad de Pittsburg publicada a inicios de este año sugiere que los aumentos de los precios anuales de los medicamentos en Estados Unidos no se dan solo en tratamientos de última generación, sino en algunos que llevan décadas en el mercado.

“Es cierto que en los medicamentos más novedosos sí hay innovación, pero en los medicamentos de marca de toda la vida nada justifica esa subida de precios todos los años después de que llegan al mercado“, explica a BBC Mundo Inmaculada Hernández, profesora de farmacia en la Universidad de Pittsburg y autora principal del estudio.

“Un ejemplo son las insulinas, que fueron descubiertas hace muchísimos años y las que tenemos ahora están en el mercado desde hace más de 15 años. Pues bien, han subido el precio en más del 30%. Es difícil pensar en otros productos que hayan experimentado una inflación tan grande”, agrega.

¿Cómo se explican los altos precios?
Hernández señala que uno de los factores esenciales es el fragmentado sistema de salud de Estados Unidos.

“En muchos países, existe un sistema sanitario nacional que cubre a la mayoría de los pacientes y por tanto la venta de la mayoría de los medicamentos va por ese sistema sanitario”, explica.

De acuerdo con la experta, eso significa que las autoridades tienen poder para negociar precios, dado que todas las ventas pasan a través de ellos.

En EE.UU. la historia es diferente: hay seguros federales, estatales y privados y en todos los casos los PBM son los encargados de negociar con las farmacéuticas el precio de las medicinas para los seguros.

“Esto aumenta la opacidad del sistema en el sentido que la aseguradora subcontrata otra para los medicamentos. Entonces esto hace al sistema muy complejo, muy opaco, en el que no sabemos cuánto de los descuentos se está quedando cada uno”, opina Hernández.

Aaron Kesselheim, profesor de la División de Farmacoepidemiología y Farmacoeconomía de la Universidad de Harvard explica que en Estados Unidos existen muy pocos mecanismos para controlar los precios de los medicamentos: son los fabricanteslos que los fijan.

“El gobierno permite que sean las farmacéuticas las que pongan los precios en el mercado y hay varias restricciones, algunas legales y otras prácticas, que limitan la capacidad de negociar los precios con los fabricantes, que controlan con sus patentes la exclusividad del mercado por decenas de años”, comenta a BBC Mundo.

Esta situación conlleva a que no exista tampoco una competencia que obligue a bajar los precios.

“Es fácil para ellos mantener los precios altos porque no hay un contrapeso en el mercado estadounidense que les impida hacerlo y los fabricantes tienen la presión de sus accionistas de obtener las máximas ganancias que razonablemente puedan obtener del mercado en el que se encuentren”, agrega Kesselheim.

¿Qué pasa con las patentes?
Para Kesselheim un elemento central son también las patentes, que permiten a las farmacéuticas, en su criterio, convertirse en monopolios de medicamentos.

De hecho, uno de los argumentos tradicionalmente usados por las farmacéuticas es que muchos de los medicamentos en Estados Unidos están bajo patente, mientras en el resto del mundo son genéricos.

En su criterio, las diversas entidades en la cadena de suministros farmacéuticos, incluidos los fabricantes y distribuidores mayoristas, han logrado encontrar lagunas reglamentarias que les permiten maximizar los beneficios.

Hernández, por su parte, señala que en Estados Unidos, a diferencia de la mayoría de los países, no existen incentivos para que lleguen medicamentos genéricos al mercado.

“Tradicionalmente, ha habido una falta de regulación de la Administración de Alimentos y Medicamentos sobre lo que se debe hacer para desarrollar medicamentos genéricos y en muchos casos, las farmacéuticas llegan a acuerdos y pagan para que los genéricos no se comercialicen”, señala.

¿Quién paga las investigaciones que llevan a producir los medicamentos?
Uno de los argumentos que más debate generó sobre el tema recientemente es quién está detrás de las investigaciones que llevan a tratamientos innovadores en Estados Unidos.

En la discusión en el Congreso, Ocasio-Cortez le recordó que fue fueron dos universidades estadounidenses quienes descubrieron la efectividad del Prep, en dos investigaciones financiadas con fondos públicos.

“Nosotros, el pueblo, nosotros, la gente, fuimos quienes desarrollamos este medicamento, quienes pagamos por este medicamento,” señaló.

Diversos críticos han cuestionado a lo largo de los años que las investigaciones que dan paso a muchos tratamientos innovadores son realizados por universidades o centros de investigación que son financiados con los impuestos de los contribuyentes y cuyos resultados son luego patentados por las farmacéuticas.

Es el caso, por ejemplo, de una revolucionaria terapia génica contra el cáncer, conocida como CAR-T, que fue desarrollada por la Universidad de Pensilvania y que luego fue comprado por la farmacéutica Novartis, que ahora comercializará el medicamento a unos US$475.000.

Sin embargo, de acuerdo con Hernández, también existe mucho desconocimiento sobre qué parte de cada investigación se financia con fondos públicos.

“Es algo que depende de cada medicamento: hay muchos que han sido totalmente desarrollados en las farmacéuticas desde el principio, pero también hay algunos que fueron investigados usando fondos públicos y luego se vendieron a la empresa privada”, señala.

Sin embargo, según la experta, es muy difícil estimar qué parte se pagó con impuestos y qué parte pagó la empresa privada.

“En esto, como en todo torno a las empresas farmacéuticas hay mucha oscuridad en todos los sentidos. Hasta que eso no termine será muy difícil que se puedan resolver todos los problemas asociados a los altos precios de los medicamentos”, considera.

Fuente: www.bbc.com

Qué es el botulismo y cómo se puede evitar esta grave enfermedad neuroparalítica asociada a intoxicaciones alimentarias

El botulismo es una de las consecuencias más graves de las intoxicaciones alimentarias y en ocasiones puede acabar siendo mortal, si no se trata a tiempo.

Las complicaciones van desde debilidad prolongada al mal funcionamiento del sistema nervioso, parálisis o problemas respiratorios agudos, aunque las autoridades sanitarias de varios países advierten que los casos son infrecuentes.

Sin embargo, cada cierto tiempo salta la alarma, como sucedió a finales de la semana pasada en Argentina, donde dos hermanas fueron internadas en estado grave “con síntomas compatibles con botulismo” luego de consumir humus mal conservado.

Y es que muchos de los casos coinciden en algo: las personas se enfermaron por consumir alimentos mal procesados o conservados.

¿Cómo se produce?
El botulismo se produce por una toxina que libera la bacteria Clostridium botulinum.

La bacteria en sí no es dañina. De hecho, está presente en el medio ambiente de forma general.

Es en entornos con falta de oxígeno, como las conservas de alimentos, cuando las esporas de la bacteria comienzan a liberar la toxina.

“Esto ocurre mayormente en conservas hechas sin las debidas precauciones y en alimentos inapropiadamente procesados, enlatados o embotellados en casa”, explica la Organización

De hecho, el nombre de la bacteria proviene de botulus, la palabra latina para salchicha, pues al momento de su descubrimiento este era el alimento en el que se presentaba con mayor frecuencia.

¿Cómo se contrae botulismo?
La Organización Mundial de la Salud advierte que este tipo de intoxicación no se puede transmitir de persona a persona, aunque sí a través de heridas o por inhalación, así como por infección intestinal con C. botulinum en los lactantes.

Pero la toxina botulínica se encuentra y se transmite principalmente a través des alimentos mal procesados o con un nivel de acidez muy bajo.

En la lista de productos a tener en cuenta, el organismo internacional incluye conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas.

Las carnes o pescados crudos conservados mediante procesos de salado o ahumado deficientes también pueden presentar la toxina.

Lo mismo sucede con las vitaminas y los suplementos alimenticios.

“Los casos de botulismo de transmisión alimentaria frecuentemente guardan relación con alimentos listos para el consumo empaquetados con poco oxígeno”, dice la OMS.

¿Cuáles son los síntomas del botulismo?
Lo primero que puede notar el médico al examinar un paciente intoxicado, dice la Clínica Mayo, es que muestra signos de debilidad muscular o parálisis, como párpados caídos y voz débil.

Las toxinas botulínicas son neurotóxicas, lo cual significa que afectan al sistema nervioso.

Se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede producir insuficiencia respiratoria.

De ahí lo grave que puede tornarse un caso de esta naturaleza si no se trata a tiempo.

Los síntomas iníciales incluyen fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar.

También pueden darse vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal.

La enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y de la parte inferior del cuerpo.

En los casos de botulismo no se produce fiebre ni pérdida de consciencia.

¿Cuándo se empiezan a notar sus efectos?
Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta del producto en mal estado.

El plazo mínimo es de cuatro horas y el máximo de ocho días, explica la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición.

¿Cómo puede prevenirse el botulismo?
Dado que se transmite a través de alimentos en conserva, al vacío o con baja acidez, la primera pista de que un producto no está en condiciones será el envase.

Las latas abombadas, ni abolladas o latas caseras mal cerradas con aire son los principales enemigos.

Deben evitarse los embutidos caseros o de dudosa procedencia.

“La prevención se basa en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos esterilizados”.

¿Cuál es el tratamiento?
“Si te diagnostican botulismo alimentario o por herida en forma temprana, la antitoxina inyectada reduce el riesgo de padecer complicaciones, aunque no puede revertir el daño ya causado”, explica la Clínica Mayo.

Los antibióticos solo se recomiendan en el caso de que la toxina haya entrado en el torrente sanguíneo a través de una herida.

Cuando el caso está avanzado y se diagnostica tarde, es probable que el paciente necesite un respirador mecánico a medida que la toxina se va eliminando.

Fuente: www.bbc.com

Crisis en Venezuela: qué es el Comando Sur, la polémica unidad militar de EE.UU. que se ofreció a ayudar a la oposición venezolana

Ha sido polémico desde su creación hace más de un siglo.

Los orígenes del Comando Sur del ejército de Estados Unidos se remontan al primer grupo de marines que llegó a Panamá a bordo del USS Nashville el 2 de noviembre de 1903, un día antes de que el istmo declarara su independencia de Colombia.

La misión oficial de esos soldados era proteger el ferrocarril que unía las costas atlántica y pacífica de Panamá pero, en la práctica, su presencia sirvió para impedir que Bogotá pudiera sofocar el alzamiento y para convencerle de que la secesión era un hecho consumado.

Después de un siglo durante el cual protagonizó muchos otros episodios polémicos, el Comando Sur -la fuerza que ese país destina a operaciones en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe- vuelve a estar bajo los focos por su posible rol en la crisis política en Venezuela.

El pasado 9 de mayo, el jefe de esta unidad, almirante Craig Faller, publicó un mensaje en Twitter poniéndose a la disposición del líder de la oposición venezolana y “presidente encargado” del país, Juan Guaidó, para hablar sobre su apoyo a los jefes militares venezolanos que ayuden a la “restauración del orden constitucional en Venezuela”.

Aunque en distintas intervenciones Faller ha expresado su apoyo a una solución diplomática y política en Venezuela, también ha dicho que evalúan una variedad de opciones militares para “estar listos” ante cualquier decisión que tome el presidente Donald Trump.

Guaidó, quien encabeza la Asamblea Nacional de Venezuela, se juramentó como mandatario interino el pasado 23 de enero alegando que Nicolás Maduro usurpa la presidencia tras haber sido reelecto en unos comicios fraudulentos en 2018. Maduro, por su parte, le acusa de encabezar un intento de golpe de Estado con el apoyo de Estados Unidos.

El mensaje de Faller fue respondido con una carta del embajador de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, en la que solicitaba una reunión y acogía con beneplácito la “planificación estratégica y operativa” con el Comandos Sur.

Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno de Maduro, rechazó la iniciativa y acusó a Vecchio de estar pidiendo la intervención militar de Venezuela.

Pero, ¿por qué es tan polémico el Comando Sur?

¿Poder imperial?
De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad de Harvard, Estados Unidos intervino en 41 ocasiones para forzar cambio de gobierno en países de América Latina entre los años 1898 y 1994.

Según el historiador John H. Coatsworth, responsable del estudio, esa cifra solamente se refiere a las operaciones “exitosas”, divididas en 14 intervenciones directas y 27 indirectas (aquellas en las cuales el peso de la operación recayó sobre actores locales que contaban con el apoyo o el visto bueno de Washington).

En promedio, se trataba de una intervención cada 28 meses.

En muchas de esas operaciones, además de hacia la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), las denuncias o las pruebas sobre la injerencia -según sea el caso- suelen apuntar hacia el Comando Sur.

Aunque tras el fin de la Guerra Fría, las intervenciones directas de Estados Unidos en la región disminuyeron, algunos críticos apuntan que lo que se ha producido ha sido más bien un cambio de estrategia. Washington se apoya cada vez más en las fuerzas de los propios países latinoamericanos para defender sus intereses en la región.

En un artículo sobre la proyección militar de Estados Unidos en América Latina, publicado en 2004 en Le Monde Diplomatique, el internacionalista argentino Juan Gabriel Tokatlian señalaba que el Comando Sur se había transformado en el principal interlocutor de ese país con la región.

“El Comando Sur parece estar convirtiéndose en el procónsul de aquel proyecto en el ámbito interamericano, figura que en el Imperio romano acreditaba al gobernador de una provincia. Ubicado en Miami (Florida), este organismo militar tiende a ser el principal interlocutor de los gobiernos del área y el articulador primordial de la política exterior y de defensa estadounidense en la región”.

“La magnitud de su impronta se manifiesta en hechos como que entre agosto de 2002 y julio de 2004 el comandante del Comando Sur, general James Hill, hizo 78 visitas a la región, siendo el funcionario de cierta jerarquía -mucho más que los civiles del gobierno- que más viajes al área realizó”, escribió.

El experto apuntaba que el Comando Sur era entonces responsable de varias bases militares estadounidenses en la región, incluyendo la de Guantánamo en Cubay la de Soto Cano en Honduras, además de otros centros de operaciones en Aruba, Curazao y El Salvador, así como una red de radares antinarcóticos en Perú, Colombia y otros países andinos y del Caribe.

Desde el fin de la Guerra Fría las funciones del Comando Sur se han concentrado más en el combate al narcotráfico y, en cierta medida tras el 11 de septiembre de 2001, al terrorismo internacional.

De hecho, algunos investigadores señalan que el Comando Sur fue responsable no solo de la aplicación sino también del diseño del Plan Colombia.

Pero los señalamientos sobre injerencia indebida en asuntos internos de países de la región no han desaparecido.

Así, hace una década, el presidente de Bolivia, Evo Morales, responsabilizó al Comando Sur del derrocamiento del mandatario Manuel Zelaya en Honduras, ocurrido en 2008.

Más recientemente, a raíz de la crisis en Venezuela, la prensa oficial cubana acusó al Comando Sur de formar parte de una “maquinaria del horror” que persigue la destrucción de la llamada revolución bolivariana.

Pero, ¿cuán poderoso es en la actualidad este polémico ente?

Alcance continental
El Comando Sur es uno de los 10 comandos de combate unificados que tiene Estados Unidos, con responsabilidad de ejecución de planes contingencia y cooperación en el ámbito de la seguridad en Centroamérica, Sudamérica y El Caribe.

Cuenta con más de 1.200 empleados -incluyendo civiles- procedentes de diversos cuerpos militares y de agencias federales de Estados Unidos, incluyendo el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y el Cuerpo de Guardacostas, entre otros.

Su área de responsabilidades abarca más de 30 países, así como más de una decena de territorios en el Caribe.

Su sede actual se ubica en Miami, Florida, pero históricamente su centro de operaciones estuvo en Panamá.

Aquellos primeros marines que llegaron al istmo en 1903 permanecieron allí, ofreciendo protección durante la construcción del Canal de Panamá, donde en 1915 se constituyeron junto a otras tropas que fueron enviadas en años siguientes en un comando.

Con el inicio de la II Guerra Mundial, esa fuerza se convirtió en el Comando de Defensa del Caribe, el cual en su apogeo dispuso de más de 60.000 efectivos.

Controversias por derechos humanos
Tras el final de ese conflicto, la unidad giró su radio de acción para enfocarse en Centro y Sudamérica, donde se establecieron misiones de entrenamiento, así como acuerdos de cooperación militar que incluían la venta de armamento a los ejércitos de los gobiernos aliados en el continente.

Fue entonces, en 1963, cuando el Comando Sur fue bautizado como tal.

Esa cooperación estadounidense, en plena Guerra Fría y en una región plagada de dictaduras militares, fue causa de polémicas.

En 1965, las tropas del Comando Sur participaron en una invasión a República Dominicana ante el temor de que un levantamiento de seguidores del depuesto presidente Juan Bosch pudiera llevar al país a la órbita comunista.

En esa década, fueron también tropas entrenadas por el Comando Sur las que pusieron fin a la guerrilla extranjera que llevó Ernesto “Che” Guevara a Bolivia para hacer la revolución en ese país.

Luego de una sensible reducción de capacidades y funciones durante la década de 1970 (tras el fin de la guerra de Vietnam), el Comando Sur fue reanimado nuevamente por el gobierno de Ronald Reagan a raíz de los conflictos en El Salvador, Nicaragua y otros países de la región.

Las múltiples denuncias sobre violaciones de los derechos humanos ocurridas durante esas confrontaciones internas se proyectan todavía sobre la participación de Estados Unidos en los mismos, al punto que hay varias demandas por parte de organizaciones de derechos humanos que exigen que el Comando Sur desclasifique los documentos pertinentes.

Narcotráfico y ayuda humanitaria
Desde el fin de la Guerra Fría y la entrega del control del Canal de Panamá a las autoridades de ese país, el Comando Sur mudó su sede a Florida y centró su enfoque en las operaciones contra las drogas, la lucha contra el terrorismo y la asistencia humanitaria, en coordinación con las fuerzas militares locales.

Al margen de la cooperación en temas de seguridad, estas tareas de ayuda de emergencia y sanitaria ha cobrado un mayor peso en las últimas décadas.

Así como hace más de un siglo los marines ayudaron a erradicar la fiebre amarilla y a controlar la malaria en la llamada Zona de Canal, en Panamá, el Comando Sur ha mantenido durante décadas varios programas de asistencia sanitaria y de emergencia en América Latina y el Caribe.

En 1998, por ejemplo, el Comando Sur estuvo en el centro de las operaciones de socorro y recuperación que realizaron más de 20.000 militares estadounidenses en Centroamérica tras el tras el paso de los huracanes Georges y Mitch.

Más recientemente, el año pasado, los marines del Comando Sur pasaron cuatro meses en Guatemala en labores de ayuda tras la erupción del volcán de Fuego.

A inicios de este mes, médicos militares enviados a Guyana operaron de cataratas a más de 200 pacientes en ese país.

En el caso de la crisis humanitaria en Venezuela, el Comando Sur envío el barco hospital USNS Comfort que a partir de junio estará atracado en Colombia para atender a los centenares de miles de refugiados venezolanos que están en ese país.

Desde el oficialismo venezolano, sin embargo, estas ofertas de ayuda de parte de Estados Unidos son vistas con rechazo y suspicacia.

En febrero de este año, un intento de ingresar ayuda humanitaria estadounidense a Venezuela, a través de la frontera con Colombia, fue impedido por el gobierno de Maduro, quien señaló que detrás de ese envío se ocultaba un plan de EE.UU. para apropiarse de las riquezas de Venezuela.

Fuente: www.bbc.com

Barco atunero rescató a cinco pescadores de Esmeraldas que navegaban a la deriva

Esmeraldas –
Los pescadores esmeraldeños Kevin Vera Guerrero, de 20 años, José Palma Mero, de 30, Víctor Palma Cedeño, Leonardo López Mero, de 34, y Kléver Palma Cedeño, de 54, fueron rescatados por el barco atunero María Isabel, a unas 35 millas marinas de las costas de Esmeraldas.

Los pescadores estaban a la deriva en alta mar. Según información de los náufragos, la madrugada del pasado sábado 18 de mayo, mientras realizaban faenas de pesca, fueron asaltados por presuntos piratas.

Los pescadores artesanales se encontraban en dos lanchas pesqueras y los asaltantes los dejaron en una sola, sin motor y a la deriva.

Luis Valenzuela, capitán del pesquero María Isabel, dijo que se dirigían de Esmeraldas hacia Tumaco (Colombia) cuando en el trayecto divisaron a los pescadores. Esto ocurrió el domingo anterior.

Luego de las coordinaciones con las Capitanías de Puerto de Tumaco y Esmeraldas se cumplió con el código de la Organización Marítima Internacional (OMI) y rescataron a los pescadores, tres de ellos con signos de deshidratación.

En la Capitanía de Tumaco recibieron los primeros auxilios de estabilización de su salud y la madrugada de este martes arribaron a la Capitanía de Puerto de Esmeraldas.

Con la ayuda de los familiares fueron trasladados al centro de salud Tipo C de Las Palmas, informó Rafael Coba, oficial de esta unidad de la Armada.(I)