Treinta años después de la invasión de Estados Unidos a Panamá se desconoce el número de muertos de la triste época de Navidad que se inició el 20 de diciembre del 1989.
Estados Unidos lanzó su “Operación Causa Justa” la madrugada del 20 de diciembre con unos 27.000 soldados y el objetivo de capturar a Noriega, proteger la vida de los estadounidenses que residían en el país y restaurar la democracia en la nación del canal interoceánico, según pregonó el entonces presidente estadounidense George Bush padre.
La acción comenzó con un feroz bombardeo al barrio popular del Chorrillo, donde operaba el cuartel general de Noriega. El fuego destruyó las viejas casas de madera del gueto capitalino y desplazó a miles de personas.
Hoy el barrio mantiene zonas desoladas donde según los residentes cayeron bombas, un poste de hierro de luz eléctrica que muestra orificios por el impacto de balas y grafitis en las paredes del gueto que despliegan frases como: “Prohibido olvidar” y “20 de diciembre, duelo nacional”.
Muchos de los que sobrevivieron a la invasión aún se quejan de los pequeños apartamentos que el gobierno luego les entregó en edificios multifamiliares de concreto construidos en el barrio destrozado después de la invasión. Los residentes del Chorrillo, que históricamente han vivido con la violencia y la actividad de bandas delictivas, también se quejan de la pobreza y la falta de empleo.
“La invasión dejó muchas armas en el barrio y la violencia se incrementó”, dijo la veterana dirigente del barrio del Chorrillo, Olga Cárdenas. “Muchos de los chicos que crecieron tras la invasión exigen oportunidades; también tiene traumas del bombardeo”.
De acuerdo con datos oficiales, 300 militares y 214 civiles panameños –muchos del Chorrillo– murieron durante la invasión, aunque la cifra sigue generando controversias y grupos de derechos humanos, así como la Asociación de Familiares de los Caídos, consideran que es mucho mayor. Del lado estadounidense, se registraron 23 soldados muertos.
Muchos de los fallecidos panameños fueron enterrados en fosas comunes en un cementerio de la capital, pero meses después y ante el reclamo de familiares se hicieron unas exhumaciones en que se lograron identificar a muchos de los restos.
Búsqueda de desaparecidos
La Comisión 20 de diciembre abrió la posibilidad de determinar el número preciso y la identidad de las víctimas, dijo el secretario ejecutivo de esa instancia, José Luis Sosa. Además, para dar a “conocer las graves violaciones” a los derechos humanos durante conflagración.
Sosa agregó que la comisión, integrada por cinco miembros de la sociedad civil reconocidos en el campo jurídico y académico y que comenzó a operar activamente en 2017, logró recabar documentos, entre ellos archivos judiciales, algunos con sobreseimiento provisional, así como nuevos elementos de investigación y testimonios de los familiares de víctimas. Con los nuevos elementos y pruebas solicitaron la exhumación y reapertura de 15 casos de personas entre desaparecidas y desconocidas, explicó.
“Sabemos que hay más personas desconocidas y desaparecidas y que probablemente puedan ser encontradas en estas tareas”, agregó.
El Ministerio Público dio el aval para la reapertura de los casos y con ellos las nuevas exhumaciones. La zona donde se realizará ese proceso incluye pequeñas fosas donde hay cuerpos sepultados individualmente y con puntos ya identificados previamente por la Comisión.
El grupo ha constituido un banco de ADN con muestras biológicas de familiares de personas desaparecidas, las cuales serán contrastadas con los restos que se exhumarán.
“Ya estamos en camino para el reconocimiento de algunas personas desaparecidas, no en su totalidad porque a 30 años muchas evidencias ya fueron perdidas”, destacó Trinidad Ayola, presidenta de la Asociación de Familiares de los Caídos. Refirió que durante los diez años que lleva dirigiendo esa organización se le han acercado personas que le han expresado la pérdida de sus familiares durante la invasión, pero que no se atrevían a denunciarlo.
Ayola explicó que todo este proceso se da gracias a que la gente se atreve a hablar más, algo que no hicieron antes por temor a las autoridades.
A diferencia de otros familiares, ella sí se enteró rápido de la muerte de su esposo y su localización en una morgue capitalina gracias a una desgarradora fotografía divulgada en un periódico que llegó a sus manos.
Duelo nacional cada 20 de diciembre
Ella y los familiares de los caídos, entre tanto, lograron esta semana algo por lo que habían reclamado desde la invasión: que el gobierno declarase, por primera vez, día de duelo nacional el 20 de diciembre. Los familiares también obtuvieron lo que consideraron una victoria moral el año pasado con un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que culpó a Estados Unidos de la invasión y pidió resarcimiento.
Para Estados Unidos, sin embargo, fue una mera recomendación, ya que ese país no reconoce la jurisdicción de la CorteIDH, que es la instancia superior a la CIDH, según expertos.
“Finalmente hay señales importantes para las víctimas a medida que se aproxima el 30 aniversario”, dijo Ayola a la AP. “El duelo nacional y la posibilidad que otras familias identifiquen a los suyos para que los entierren como debe ser. No pueden quedar en el olvido”. (I)
Fuente: www.eluniverso.com