Juan Guaidó regresó a Venezuela e hizo de nuevo evidente la excepcional crisis política que enfrenta el país.
El líder opositor desafió la prohibición de salida del país que el Tribunal Supremo le había impuesto cuando, el 22 de febrero, viajó a Colombia para asistir a un concierto a favor del ingreso de la ayuda humanitaria que le había prometido a los venezolanos.
Fue el inicio de un viaje que le llevó por diferentes países de América Latina y que concluyó este lunes en el aeropuerto de Maiquetía, que sirve a Caracas.
Por allí Guaidó reingresó en el territorio nacional después de haber desobedecido la orden de abandonar el país y a que el gobierno de Nicolás Maduro lo acusa de ser la cabeza visible de un “golpe de estado” orquestado por Estados Unidos.
Fue su último desplante al poder de Maduro, a quien considera un “usurpador” que ha violado la Constitución y que debe salir del palacio de Miraflores para “devolver la democracia a Venezuela”.
El primero y más notable de sus desplantes fue el del pasado 23 de enero, cuando Guaidó, como presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), controlada por la oposición, negó la legitimidad de Maduro y se autoproclamó presidente encargado de la República invocando varios artículos de la Carta Magna.
Fue el inicio de un pulso político que continúa y que creó una situación excepcional en Venezuela.
Las condiciones en las que se produjo su retorno indican que la excepcionalidad persiste.
1. Un “presidente” en la fila de Inmigración
Guaidó había prometido que volvería a Venezuela “como hacen los presidentes”, por Maiquetía.
Y lo hizo.
Viajó en un vuelo de línea regular.
Tras desembarcar del avión que lo llevó desde Panamá a Caracas, Guaidó se dirigió a la fila de control de pasaportes como otros pasajeros.
Allí aguardó la fila para que un funcionario revisara su documento, lo sellara y le autorizara el acceso.
En el encuentro que luego mantuvo con sus seguidores en Caracas, Guaidó mostró las hojas selladas de su documento como la prueba de que la “cadena de mando se ha roto”, porque los miembros de los cuerpos de seguridad no cumplieron la orden dada por Maduro de arrestarlo.
Una nueva muestra, según él, de que ya funge como gobernante efectivo.
“Todos los funcionarios de Migración me dijeron ´bienvenido presidente´”, aseguró después.
Todo eso hizo que su llegada fuera muy diferente a la de los presidentes, quienes no pasan por los controles migratorios ordinarios cuando regresan de sus viajes al exterior.
Suelen en cambio entrar por pabellones de Estado y accesos exclusivamente habilitados para ellos que minimizan el tiempo que pasan desde que se bajan del avión hasta que se suben al coche oficial.
En Venezuela, es costumbre que el avión presidencial tome tierra en la conocida como Rampa 4, vetada normalmente a vuelos comerciales como el que trasladó a Guaidó.
2. Una atípica bienvenida: el cuerpo diplomático
Cuando Guaidó llegó a la terminal no lo estaban esperando autoridades de su país ni ministros de su gobierno.
Quienes lo recibieron fueron embajadores y representantes extranjeros.
Estaban el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos, James Story, y los embajadores de varios países de la Unión Europea y América Latina que lo apoyan.
La presencia del diplomático estadounidense es solo la última muestra de la firme apuesta de Washington por el dirigente del partido Voluntad Popular.
La presencia de los diplomáticos extranjeros en la terminal puede ser interpretada además como un intento de disuadir a las autoridades chavistas de detener a Guaidó.
Maduro ha señalado que su rival tendrá que enfrentarse con la justicia, una advertencia secundada por Diosdado Cabello, una de las figuras con mayor peso en el chavismo.
Eso no ha sucedido por ahora.
3. Un “golpista” en libertad
Pese a haber hecho caso omiso de las medidas que le impuso el Tribunal Supremo, haberse proclamado presidente y haber sido señalado públicamente por Maduro como líder de una trama golpista, Guaidó continúa en libertad y participa en actos con miles de seguidores ante los que se presenta como el legítimo presidente venezolano.
La tolerancia mostrada por el gobierno contrasta con el trato que se dispensó en el pasado a dirigentes opositores que se rebelaron contra Maduro.
Su compañero de partido, Leopoldo López, continúa bajo arresto domiciliario después de ser condenado por su papel en las protestas antigubernamentales de 2014.
La inacción contra Guaidó ha sido interpretada por muchos observadores de la política venezolana como un indicio de la debilidad actual de Maduro.
También, como una consecuencia del firme apoyo internacional que ha cosechado la causa de Guaidó, sobre todo el de Estados Unidos, que ha lanzado serias advertencias para protegerlo.
Coincidiendo con su regreso a Venezuela, altos representantes del gobierno de Donald Trump, como el vicepresidente Mike Pence o el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, volvieron a advertir al gobierno de Maduro.
Pence dijo que cualquier acción contra Guaidó se encontraría con una “rápida respuesta”, mientras que Bolton dijo que la reacción sería “fuerte y significativa”.
No son pocos los que creen que los mensajes de Washington son la razón por la que Guaidó conserva la libertad y empujan al gobierno de Maduro a un escenario de negociación que nadie ha reconocido.
Aunque también hay quienes, como el senador republicano por el Estado de Florida Marco Rubio, creen que el aparato de seguridad venezolano podría estar tan solo a la espera del momento apropiado para atrapar a Guaidó.
Para Rubio, “el riesgo de un arresto sigue siendo muy real”.
La política en Venezuela sigue pendiente de posibles nuevos giros dramáticos.
Fuente: www.bbc.com