¿Por qué los jóvenes no pueden ser presidentes en América Latina

¿Por qué los jóvenes no pueden ser presidentes en América Latina

Son los políticos más populares de Chile. Arrasan en las encuestas y cuentan con cifras de aprobación ciudadana que ya se querrían sus colegas “de carrera”, pertenecientes a los partidos políticos tradicionales.
Nombres como Giorgio Jackson y Gabriel Boric renovaron la política chilena, fueron elegidos diputados siendo veinteañeros y si se presentaran hoy a una elección presidencial, muchos expertos en encuestas apuestan a que las ganarían.

Pero lo que hubiera sido no existe.
La Constitución chilena, así como el 73% de las del mundo, cuenta con un requisito mínimo de edad que ellos no cumplen.
En Chile es 35, el límite más recurrente en América Latina.
Y a pesar de que Jackson le asegura a BBC Mundo que aunque no existiera el requisito mínimo de edad, no se presentaría porque no se siente preparado, sí considera “absurdo” el requisito.
“Es ponerle una protección un poco paternalista a la democracia. Desde que se adquiere ciudadanía [derecho a voto] el principio es que puedas elegir y ser elegido, lo que no se cumple”.
Edad mínima para ser presidente:
35 años
Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Panamá, Perú y Uruguay.
40 años Guatemala
30 años Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Venezuela.
25 años Nicaragua
América Latina, la “región de la edad mínima”
El caso de Chile no es la excepción sino la regla en América Latina.
Tras analizar las 255 constituciones publicadas en la región desde 1789, el Proyecto Comparativo Constitucional (CCP, según sus siglas en inglés) encontró que en el 88% de ellas existía el requisito de mínimo de edad.
“América Latina tiene más de estos requisitos [de edad] que cualquier otra región en el mundo. Podríamos decir que es la región de la edad mínima”, le comenta a BBC Mundo Tom Ginsburg, profesor de la Universidad de Chicago y director del CCP.
Según el académico, la imposición de dicho requisito es una mala copia de la Constitución de EE.UU. donde a su vez fue accidental.

Giorgio Jackson es uno de los políticos más populares en Chile. Sin embargo no puede ser candidato presidencial este año ni en las próximas elecciones por no tener la edad mínima.
“En 1787 un tipo propuso implementar un mínimo de edad requerido. Se pasó sin mayor discusión, no fue un tema”, relata Ginsburg.
Y como la Carta Magna estadounidense inspiró a varias de las nacientes naciones latinoamericanas, el requisito se impuso.
Pero estas constituciones distan de otros modelos europeos que no cuentan con requisito mínimo de edad o que lo asumen como la edad de ciudadanía.
En Dinamarca, España, Francia, Noruega y Reino Unido, por ejemplo, el requisito para postularse a dirigir el país son 18 años, es decir, la mayoría de edad, que además da derecho a voto.
“La ciudadanía se adquiere a los 18, eso te da el derecho a ejercer voto activo y también te da el derecho a ser votado a cualquier puesto de elección popular”, explica Luis Pérez de Acha, abogado constitucionalista mexicano.
Sin embargo, existe una paradoja. Porque para los principales puestos de representación popular como el de senador o presidente de la República en México, así como en la mayoría de los países latinoamericanos, la edad de voto activo no es suficiente.
“En el mundo actual un requisito de edad me parece anacrónico”, asegura el constitucionalista quien es partidario de una reforma constitucional para eliminar las exigencias de edad.
Nicaragua, el más joven; Guatemala, el más viejo
Según el relevamiento de datos realizado por BBC Mundo, basado en las constituciones que rigen actualmente los países latinoamericanos, en Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Panamá, Perú y Uruguay hay que tener un mínimo de 35 añospara poder postularse a la presidencia.
En Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Honduras, República Dominicana y Venezuela el requisito baja a30 años.
Y en los extremos se encuentran Guatemala, donde se necesita contar con 40 años cumplidos para aspirar a ser jefe de Estado y, del otro lado, Nicaragua, el país más amigable con los jóvenes políticos, el único donde los veinteañeros mayores de 25 pueden postular.

Según los expertos, la imposición de una edad mínima imita la Constitución de EE.UU. donde el inciso ni siquiera fue discutido a conciencia.
“Antidemocrático”
Pero, ¿cuán válido es en los tiempos modernos imponer un requisito de edad?
En el siglo XVIII “la esperanza de vida era 40 años, por lo que 35 significaba alguien muy viejo, con mucha experiencia. Pero hoy es sólo un número”, asegura Ginsburg.
Hoy, según el profesor, el requerimiento “es antidemocrático, porque restringe la democracia. ¿Qué tal si tenemos un genio de 25 años? Simplemente no puede ser jefe de Estado”.
“Estoy 100% de acuerdo”, asegura Pérez de Acha.
“Hoy la masa poblacional está concentrada en jóvenes que en un esquema político electoral no tienen representación.Esto choca no sólo con disposiciones constitucionales, sino también democráticas”, explica el abogado constitucionalista.
El diputado Jackson lo sabe. No sólo quedará fuera de esta elección presidencial en Chile. De no cambiar la constitución, tampoco podrá tener ambiciones presidenciales para la próxima elección en cuatro años más, ya que tendrá 34.

La gracia de la democracia es que al cumplir la edad mínima para votar también se cumple la edad para ser elegido. Sin embargo, en la práctica eso no se aplica cuando existe un requisito de edad mínima.
¿Discriminatorio?
Pero en la imposición de límites de edad las Constituciones tienen una contradicción con el resto de las leyes.
Estas -y los tratados internacionales-, según explica Pérez de Acha, tienden a considerar los límites etarios como discriminatorios.
“Cuando los requisitos de edad se establecen en leyes, no en constituciones, lo que ha resuelto la suprema corte es que ese trato es discriminatorio.Por lo tanto la norma legal secundaria considera que es inválido”, le comenta.
Sin embargo, cuando es impuesto por la carta magna, no se discute.
“Es un tema importante, hay una generación que empuja fuerte”, asegura el abogado.
Y dependerá precisamente de esa generación dar un giro a la legislación actual para que las que vengan no tengan el mismo problema

Radio Roja

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