La pareja que puede enfrentar la pena de muerte por construir una casa en el mar

Un hombre estadounidense y su novia tailandesa podrían terminar sus días en la cárcel o incluso ser sentenciados a muerte.

Las autoridades de Tailandia los acusan de haber construido una casa en aguas del país asiático, con lo cual la Marina del país dice que habrían amenazado la seguridad nacional.

Chad Elwartowski y su pareja Supranee Thepdet se encuentran actualmente escondidos de las autoridades, luego de que estas descubrieran la estructura de metal en medio del agua.

La plataforma, que ha servido de hogar a ambos, abarca 20 metros y fue levantada a unos 19 kilómetros de la costa de Phuket, una isla tailandesa al oeste del territorio nacional.

Elwartowski insiste en que, al encontrarse a 13 millas de la costa, la casa está fuera de la jurisdicción de Tailandia.

Pero la Marina tailandesa no tiene la misma opinión y argumenta que esta vivienda se levantó sin el permiso correspondiente.

El coronel de la Policía Nikorn Somsuk dijo a la agencia AFP que la Marina se reunirá con los funcionarios locales “para considerar qué medidas tomar”.

Si la pareja es declarada culpable, podrían enfrentar desde cadena perpetua hasta la pena capital.

Sujetos a ninguna ley
Ambos pertenecen al llamado movimiento “seasteading” (una combinación de las palabras “mar” y “hacienda”), que promueve la construcción de viviendas en aguas internacionales para que no estén sujetas a las leyes de ningún país.

También forman parte del grupo Ocean Builders, una comunidad de empresarios que trabajan para financiar este tipo de hogares.

En un video publicado en febrero, Elwartowski dijo que esta comunidad era un lugar donde “las personas amantes de la libertad pueden reunirse y ser libres”.

La estructura en disputa fue construida ese mismo mes, pero no fue hasta esta semana que las autoridades la encontraron. Cuando se hizo el descubrimiento, ni el estadounidense ni su novia se encontraban ahí.

Una declaración publicada en el sitio web de Ocean Builders dice que la pareja no estuvo a cargo de la construcción de la vivienda, sino que eran simples inquilinos.

“Pasaron unas pocas semanas en la casa flotante y documentaron su aventura”, recoge la página web. “No estuvieron involucrados en el diseño, de ninguna manera”.

Según declaraciones de Elwartowski a AFP, él y su novia se encuentran escondidos “en un lugar bastante seguro” mientras se aclara su situación actual.

Micronanciones
Aunque no existen datos concretos del número de casas construidas en aguas internacionales, otras estructuras como esta (denominadas “micronaciones”) se han construido por razones similares.

Las micronaciones son estados autodeclarados que no cuentan con el reconocimiento de ningún gobierno.

Una de las más conocidas es Sealand, una plataforma marítima ubicada a menos de 10 kilómetros de la costa de Suffolk, un condado del este de Inglaterra.

Esta famosa y controvertida estructura cuenta con su propia bandera, moneda e incluso un equipo de fútbol.

En países como Australia, por ejemplo, también han sido levantadas varias micronaciones.

Entre ellas se cuenta la Provincia de Hutt River, una finca privada a 500 kilómetros al norte de la ciudad australiana de Perth, que anunció su separación en 1970 luego de diferencias con el gobierno por los impuestos sobre el trigo.

Allí también tienen su propia bandera y su moneda: el dólar Hutt River.

Otro ejemplo es la micronación de Akhzivland, en el norte de Israel, que contaba con una población de solo dos personas durante casi medio siglo.

Así fue hasta que su fundador y presidente, Eli Avivi, murió el año pasado a los 88 años.

Fuente: www.bbc.com

El curioso selfie que muestra a unos gorilas de pie y posando (y por qué no debería sorprendernos tanto)

El selfie de un guardabosque con dos gorilas de pie y su compañero en el fondo ha dejado a muchos boquiabiertos. Pero, ¿qué tan raro es la postura y el comportamiento de estos animales?

La escena muestra a los dos primates mirando hacia la cámara, uno de ellos totalmente erguido y el otro, asomándose por detrás del autor de la imagen como si no quisiera quedarse sin salir en la foto.

Esta se tomó en el Parque Nacional Virunga, en la República Democrática del Congo, adonde ambos animales llegaron en julio de 2007. Se habían quedado huérfanos con solo dos y cuatro meses de edad, después de que cazadores furtivos mataran a sus madres.

Así se lo explicó el vicedirector del parque, Innocent Mburanumwe, al programa de radio de la BBC Newsday.

“Esa foto se tomó en las instalaciones del orfanato de gorilas de montaña”.

“Han crecido viendo a esos guardabosques cuidarlos así que los consideran sus padres“, aseguró.

“Como puede ver, parecen seres humanos… Tenían mucha curiosidad por ver un auto que estaba pasando cerca de la reja. Era la primera vez que veían un auto cerca de la reja”.

Gorilas curiosos
Pero, ¿qué tan inusual es la pose erguida en la que aparecen estos gorilas?

“Lo que se ve en esa foto no sucede normalmente“, dijo Mburanumwe, que afirmó haber visto a los gorilas de pie en otras dos ocasiones.

“Cuando tienen mucha curiosidad se tienen que levantar para ver lo que tienen que ver”.

El vicedirector del parque cree que este comportamiento es una señal de cómo los gorilas aprenden de los seres humanos, y que los están “imitando” para “aprender a ser como ellos”.

Sin embargo, Alan Goodall, un biólogo experto en gorilas, rechaza esta idea.

“Han aprendido algo que hacen de manera natural todos los días cuando están en libertad: pararse bípedamente”, le dijo a BBC Mundo.

“Lo hacen para conseguir comida, para ver mejor por encima de la vegetación, para impresionar a otros cuando se lucen o juegan ¡y para golpearse el pecho!”

Poco espontánea
Goodall, que ha estudiado de cerca a varios grupos de esta especie, consideró que la foto es “fantástica” y que el gorila de la izquierda está erguido “de una forma mucho más vertical de lo que yo haya visto alguna vez”.

Pero, en su opinión, la foto no parece muy espontánea.

“Sospecho que ha sido armada -tal vez uno de muchos intentos- para conseguir la mejor composición”, dijo el científico, que insistió en que no decía esto “de manera peyorativa”.

“Para mí es muy obvio que [los gorilas] lo han hecho muchas veces, así que él decidió tomar una foto de eso”.

“¡Pero el resultado final es genial!”

Como explicó Goodall, los gorilas son capaces de caminar bípedamente, aunque la disposición de su cadera y el fémur no les permite erguirse por completo.

El hecho de que ambos estén mirando a la cámara, según el experto, puede deberse a que a los gorilas les llama mucho la atención los reflejos en espejos o pantallas.

“Ellos ven los reflejos en cámaras de video o de fotos o cualquier cosa parecida y, con frecuencia, se sienten atraídos por estos… Están mirando directamente a la cámara, no al guardabosques ni a ningún otro lado, sino a la cámara”.

Un santuario para gorilas huérfanos
Los gorilas de la foto crecieron en el Centro Senkwekwe, una instalación del Virunga que en su página web se presenta como el único “santuario para el cuidado de gorilas de montaña que se quedan huérfanos por la caza furtiva o los conflictos”.

La República Democrática del Congo está envuelta en un conflicto entre el gobierno y varios grupos armados. Muchos de estos operan dentro del parque natural y suelen incurrir en la caza furtiva.

Lo “ideal”, recordó Goodall, es que estos animales sean reinsertados en su hábitat natural en la edad adulta: “Pero hay muchos problemas”.

Uno de ellos es que, al ser criado por humanos, se han “habituado demasiado” a ellos, algo que el experto cree que debería haberse evitado porque una vez en libertad, puede ocasionar que busquen entrar en contacto con otros grupos de humanos y, por lo tanto, acabar “asesinados”.

No obstante, es difícil hallar una solución. En el parque ya hay grupos de gorilas silvestres que pueden aceptarlos, pero también enfrentarse a ellos.

Goodall cree que qué hacer con los gorilas huérfanos una vez en la adultez es un problema todavía por resolver.

De lo que está seguro es de “lo dedicados” que son los trabajadores del parque pese a que “ganan muy poco dinero”.

Además de asumir riesgos: cinco guardabosques de Virunga fueron asesinados el año pasado en una emboscada. Desde 1996, más de 130 corrieron el mismo destino.

“Esta es una gran foto y el fotógrafo se merece mucho dinero por los derechos… ¡y compartirlo con los gorilas!”.

Fuente: www.bbc.com

Por qué los envases de plástico no son tan malos como quizá piensas

Hoy en día los envases de plástico tienen mala fama.

Pero la primera versión comercialmente viable del material que ahora es ubicuo, el celofán, se concibió en una época más inocente, antes de que hubiera preocupación por el plástico en los vertederos, el mar o la cadena alimenticia.

Todo comenzó en 1904, en un restaurante de lujo en Vosges, Francia, cuando un cliente anciano derramó vino tinto sobre un mantel de lino prístino.

Sentado en una mesa cercana había un químico suizo llamado Jacques Brandenberger, que trabajaba para una empresa textil francesa.

Mientras observaba al camarero cambiar el mantel, se preguntó si no podría diseñar una tela que pudiera simplemente ser limpiada con un trapo.

Intentó rociar celulosa sobre manteles, pero el material no se adhería y se desprendía una lámina transparente. Eso le dio una idea: ¿podrían esas láminas transparentes tener un mercado?

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, encontró uno: oculares para máscaras antigás.

Llamó a su invento “celofán” y en 1923 vendió los derechos a la corporación DuPont de Estados Unidos.

Sus primeros usos incluyeron la envoltura de chocolates, perfumes y flores.

Pero DuPont tenía un problema. Algunos clientes no estaban contentos. Les habían dicho que el celofán era impermeable, y lo era, pero no era resistente a la humedad.

Los caramelos se le pegaban; los cuchillos envueltos en celofán se oxidaban; los cigarros se secaban.

Un éxito
DuPont contrató a un químico de 27 años, William Hale Charch, y le encomendó la tarea de encontrar una solución.

En un año lo logró: cubrió el celofán con capas extremadamente delgadas de nitrocelulosa, cera, un plastificante y un agente de mezcla.

Las ventas despegaron.

Fue el momento justo. En la década de 1930 los supermercados estaban cambiando: los clientes ya no hacían cola para pedirle a un asistente los alimentos que necesitaban. En su lugar, ellos mismos escogían los productos de los estantes.

El envoltorio transparente fue un éxito. Y, como señala la investigadora de la Escuela de Negocios de Harvard Ai Hisano, “tuvo un impacto significativo no solo en la forma en que los consumidores compraban alimentos, sino también en cómo entendían la calidad de los alimentos”.

El celofán les permitió elegir los alimentos basándose en su aspecto, sin sacrificar la higiene ni la frescura.

Aumento de ventas
Un estudio financiado por DuPont descubrió que envolver las galletas en celofán incrementaba las ventas en más de la mitad.

Y los minoristas recibieron consejos similares. “Ella compra carne con sus ojos”, decía una edición de 1938 de la revista The Progressive Grocer.

De hecho, el mostrador de carne fue el más difícil de adaptar al sistema de autoservicio. El problema era que la carne, una vez cortada, se decoloraba rápidamente.

Pero las investigaciones mostraban que el autoservicio podía aumentar las ventas de carne en un 30%.

Con tal incentivo, se encontraron soluciones: iluminación teñida de rosa, aditivos antioxidantes y, por supuesto, una versión mejorada de celofán, que dejaba pasar la cantidad correcta de oxígeno.

En 1949, los anuncios publicitarios de DuPont se jactaban de la “nueva y placentera forma” de comprar carne: “cortada, pesada, tasada y envuelta en celofán directamente en la tienda”.

Nuevos productos
Pero el celofán pronto pasaría de moda, superado por otros productos como el cloruro de polivinilideno, de Dow Chemical.

Al igual que su predecesor, fue un descubrimiento accidental que se utilizó por primera vez en un conflicto, en este caso para proteger de la intemperie a los aviones de combate en la Segunda Guerra Mundial.

Al igual que el celofán, necesitó mucha investigación y desarrollo antes de poder usarse con alimentos: originalmente era de color verde oscuro y tenía un olor desagradable.

Una vez que Dow resolvió los problemas lo sacó al mercado con el nombre Saran Wrap, ahora más ampliamente conocido como film de plástico.

Después de que el cloruro de polivinilideno generara algunos problemas de salud, el film adhesivo ahora se hace a menudo con polietileno de baja densidad, aunque eso es menos adherente.

También se utiliza para hacer esas bolsas de supermercado de un solo uso que ahora están siendo prohibidas en muchas partes del mundo.

El polietileno de alta densidad es el tipo de material que se usa para algunos envases de leche.

Las bebidas gaseosas vienen en tereftalato de polietileno (más conocido por sus siglas en inglés: PET).

Y si aún no estás perdido, ten en cuenta que los envases de plástico están hechos cada vez más de múltiples capas de estas y otras sustancias, como el polipropileno orientado biaxialmente o el etileno-acetato de vinilo.

Paradoja
Los gurús de los envases aseguran que hay una razón para esto: los diferentes materiales tienen propiedades diferentes, por lo que las capas múltiples pueden ofrecer el mismo rendimiento en un envase más delgado y, por lo tanto, más ligero.

Pero estas sustancias compuestas son más difíciles de reciclar.

No es fácil calcular qué conviene más. Dependiendo de la cantidad de envases más pesados, pero reciclables, que se reciclarán, podría ocurrir que los envases más livianos y no reciclables generen menos desechos.

Y una vez que empiezas a analizar el tema de los envases de plástico,encuentras paradojas similares constantemente.

Algunos envases son un desperdicio tonto. Pero, ¿qué pasa, por ejemplo, con los pepinos envueltos en film transparente que se mantienen frescos durante 14 días en lugar de tres?

¿Qué es peor? ¿1.5 gramos de envoltura plástica o pepinos enteros que se pudren porque no llegan a ser comidos? De repente no es tan obvio.

Las bolsas de plástico evitan que las bananas se pongan negras rápido o que las papas nuevas se vuelvan verdes; también retienen las uvas que se caen de los racimos.

Hace aproximadamente una década, un supermercado de Reino Unido experimentó con sacar todas sus frutas y verduras de sus envases, y su tasa de desperdicio de alimentos se duplicó.

Y no es solo la vida útil, ¿qué pasa con los residuos creados incluso antes de que los alimentos lleguen a la tienda?

Otro supermercado, que había sido criticado por poner manzanas en bandejas envueltas en plástico, trató de venderlas sueltas en grandes cajas de cartón, pero tantas se dañaron durante el traslado que al final se terminó usando más embalaje por manzana vendida.

Según un informe del gobierno británico, solo el 3% de los alimentos se desperdician antes de llegar a las tiendas.

En los países en desarrollo, esa cifra puede ser del 50%, y esa diferencia se debe en parte a cómo se envasa el alimento.

A medida que más de nosotros vivimos en ciudades, lejos de donde se cultiva la comida, esto importa.

Incluso la temida bolsa de supermercado de un solo uso podría no ser la villana que aparenta.

Si has comprado bolsas resistentes y reutilizables en tu supermercado, es probable que estén hechas de polipropileno no tejido, y son menos dañinas, pero solo si las usas al menos 52 veces.

Eso concluyó un informe del gobierno danés, que sopesó los variados impactos ambientales de la producción y eliminación de diferentes tipos de bolsas.

Y si tu bolsa reutilizable está hecha de algodón orgánico, no te sientas tan orgullosa: los investigadores estimaron que necesitará 20.000 usos para justificar su existencia. Eso equivale a ir de compras todos los días durante más de medio siglo.

El mercado puede ser una manera maravillosa de señalar los deseos populares.

En 1940, los consumidores estadounidenses querían carne convenientemente cortada de antemano, y lo que los economistas llaman la “mano invisible” del mercado proporcionó las tecnologías que lo hicieron posible.

Pero nuestro deseo de que haya menos desperdicio puede no tener efecto en el mercado, porque el problema es complicado y nuestras elecciones de compra a veces pueden, sin quererlo, hacer más daño que bien.

Solo podemos enviar nuestro mensaje a través de una ruta más enrevesada, a través de los gobiernos y los grupos de presión, y esperar que ellos, y las iniciativas bienintencionadas de la industria, elaboren algunas respuestas sensatas.

Parece claro que la solución no será dejar de usar envases sino crear mejores envases, ideados en laboratorios de investigación y desarrollo como los que nos dieron el celofán a prueba de humedad todas esas décadas atrás.

Fuente: www.bbc.com

¿Realmente sirve para algo que los países cambien la hora según las estaciones?

Esta es la época del año en la que decenas de países en todo el mundo modifican la hora oficial para tomar en cuenta el cambio de estación.

Estados Unidos lo hará a partir de la madrugada del domingo 13 de marzo.

A muchos nos cuesta recordar la fecha y ajustar nuestro calendario cada seis meses para dar cuenta del cambio.

En medio de la confusión, la gente llega una hora tarde -o temprano- a citas, pierde vuelos de avión y en general enfrenta algo más de estrés en su vida cotidiana.

Pero conforme crece el debate sobre la utilidad de esta medida, muchas naciones están discutiendo si vale la pena seguir haciéndolo.

En Chile decidió no cambiar la hora a partir de 2015.

Y en otras naciones de Europa y Norteamérica crecen las voces que piden que el reloj siga su curso, sin alteraciones de temporada.

Desde la Primera Guerra Mundial
Fue, inicialmente, una idea alemana.

Durante la Primera Guerra Mundial se introdujo el concepto con el fin de economizar energía.

Al adelantar una hora los relojes al inicio del verano, anochecía “más tarde” y se creía que se ahorraba energía en las casas al aprovechar el sol vespertino sin necesidad de iluminación artificial.

El reverso de la moneda era, por supuesto, que “amanecía también más tarde” y la gente tenía que despertarse y desayunar en sus casas con la luz prendida.

Pero se asumía que los ahorros en la tarde compensarían el despilfarro en la mañana.

Estados Unidos lo introdujo en 1918 y desde entonces ha sido una tradición anual que comparten docenas de naciones, incluyendo varias de América Latina, particularmente en el Cono Sur.

A comienzos de 2015 el gobierno de Chile interrumpió la práctica que rigió por 47 años en ese país y determinó que la hora seguirá siendo la misma todo el año, quedando fija en GMT-3, o sea tres horas al oeste del meridiano de Greenwich.

“Estamos conscientes que esta medida va a ayudar a mejorar la calidad de vida de las chilenas y chilenos y también a hacer un mejor uso de la energía”, dijo en enero el ministro de Energía, Máximo Pacheco.

El gobierno sostiene que el cambio de hora ya no lleva a un ahorro de energía, la justificación cuando se introdujo la medida en 1968.

Beneficios en duda
Los dos países más poblados del mundo, China e India, no cambian la hora.

En Estados Unidos también van creciendo las voces que discuten los beneficios económicos de cambiar la hora según la estación.

Un estudio de la firma consultora Chmura Economics, “Estimating the Economic Loss of Daylight Saving Time for U.S. Metropolitan Statistical Areas” calculaba en 2013 que el país perdía anualmente US$434 millones por efecto de la reducción en la productividad que experimenta la gente cuando tiene que madrugar una hora adicional por el cambio de horario.

Y otro estudio efectuado por los académicos de la Universidad de Yale Matthew Kotchen y Laura Grant en el estado de Indiana, una parte de Estados Unidos que solo adoptó el cambio de horario en 2006, llegó a la conclusión de que la medida podía reducir el consumo de iluminación pero aumentaba el consumo de aire condicionado. Con el resultado final que, en vez de economizar, se gastaba más energía.

El horario de verano, de hecho, no se sigue en Hawaii y en partes de Arizona.

El cambio de hora se convirtió en una especie de moda para seguir a Estados Unidos, de acuerdo con Michael Downing, autor del libro Spring Forward: The Annual Madness of Daylight Saving Time (Hacia adelante: La locura anual del horario de verano.

A veces, el horario de verano se practica en lugares donde no tiene sentido, al igual que los países cercanos a la línea del Ecuador, dice Downing. “La cantidad de luz solar es bastante estable”, dice. “Pero querían alinearse con los husos horarios de Estados Unidos y mantenerse en sincronía.”

Fuente: www.bbc.com

¿Puedes impedir a tus padres que compartan fotos tuyas en internet?

Tanto si nos gusta como si no, los padres llegaron a las redes sociales.

Las redes son una excelente manera de mantener el contacto. Y siempre es divertido ver a tus padres intentando hacerse selfies o usar emoticonos.

Pero, ¿es correcto que compartan fotos tuyas online sin tu permiso y sin tener conocimiento de la configuración de privacidad?

Y, llegado el caso, ¿cómo puedes convencerlos para que retiren las fotos?

En inglés, la práctica de los padres de compartir en internet noticias y fotos de sus hijos se conoce como ‘sharenting‘, una mezcla entre las palabras ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (crianza).

Este fenómeno acaparó el debate después de que la actriz estadounidense Gwyneth Paltrow publicase una foto de ella y de su hija Apple Martin, de 14 años de edad, esquiando.

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La imagen recibió más de 150.000 ‘likes’, pero a Apple no le gustó tanto.

“Mamá, ya discutimos esto. No puedes publicar nada sin mi consentimiento“, escribió desde su cuenta privada de Instagram.

Paltrow le respondió: “¡Si ni siquiera se te ve la cara!”.

Muchos de los seguidores de Paltrow argumentaron que, como madre, tenía todo el derecho de compartir fotos de su hija.

Pero otros aseguraron que los niños también merecen tener derecho a la privacidad.

¿Por qué molesta el ‘sharenting’?
Paradójicamente, la mayoría de las redes sociales no permiten registrarse a losmenores de 13 años, por lo que algunos adolescentes respetuosos con la norma se sorprenden cuando finalmente consiguen una cuenta.

Konrad Iturbe, un desarrollador de software de 19 años establecido en España, le contó a la BBC que se llevó una “gran sorpresa” cuando se dio cuenta de que sus padres habían publicado fotos de él en internet.

“No me gusta que haya fotos mías en internet; ni siquiera yo publico fotos de mí mismo en mi cuenta de Instagram. Por eso, cuando seguí a mi madre y las vi en su perfil, le dije que las quitase porque no le había dado permiso para subirlas”.

Konrad explica que su madre entendió su postura y que rápidamente resolvió el problema, que es lo que cree que deberían hacer todos los padres.

Explica que al descubrir las imágenes lo sintió como una “violación de la privacidad“. Le molestó particularmente porque había fotos de él cuando era niño y la cuenta de Instagram de su madre estaba abierta al público.

“No quería que se compartieran fotos de mi juventud, es algo muy íntimo“, dice.

Y añade que también le preocupan los “algoritmos de reconocimiento facial” y que alguien lo pueda “rastrear” cuando sea mayor.

Sonia Bokhari, una adolescente de 14 años de Estados Unidos, tuvo una experiencia similar cuando se unió a Twitter y Facebook.

Bokhari explica en la revista ‘Fast Company’: “Cuando vi las fotos que [mi madre] había estado publicando en Facebook durante años, me sentí totalmente avergonzada y profundamente traicionada“.

Y añade: “Allí estaban, para cualquiera que quisiera mirarlo en su cuenta pública de Facebook, todos los momentos vergonzosos de mi infancia: la carta que le escribí al Hada de los Dientes cuando tenía cinco años, fotos de mí llorando cuando era muy pequeña, e incluso fotos estando de vacaciones cuando tenía 12 y 13 años de las que no tenía conocimiento”.

Sin embargo, no a todos les importa el ‘sharenting’. Charlotte Christy, una chica estadounidense de 23 años que estudia en Londres, dice que personalmente cree que es “bastante normal”.

Charlotte tenía 13 años cuando su madre comenzó a subir fotos de ella en Facebook. “Me etiquetaba y lo veía en la página de inicio, por lo que todos podían verlo. Pensé que me daba vergüenza, pero no me molestaba hasta el punto de pedirle que las eliminara”, cuenta.

“Siento que vivimos en una sociedad en la que todos quieren que sus fotos sean realmente favorecedoras. Pero si mi madre publica una foto en la que no salgo especialmente bien, no me molesta”, agrega.

“Creo que comparto fotos de mi madre tanto como ella comparte fotos mías. Compartir me parece algo natural y no veo por qué debería pedirle permiso, es mi madre”.

¿Puede ser peligroso el ‘sharenting’?
Para Sarah (nombre ficticio), una profesional de la salud de 29 años de Hong Kong, lo más preocupante eran las implicaciones en cuanto a la privacidad.

“Cuando tenía 21 años, mi madre me etiquetó en Facebook y vi que había publicado un montón de fotos mías, desde que era un bebé hasta que tenía 20 años”, dijo a la BBC.

“Su configuración era pública, por lo que me pareció algo muy poco seguro. No quería que mis fotos de pequeña se filtraran a todo el mundo y sabía que en Google puedes buscar el nombre de alguien usando sus fotos. Además, al aportar más fotos de mí, las compañías tecnológicas tienen más información sobre cómo soy”, añadió.

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Andra Siibak, profesora de la Universidad de Tartu en Estonia, realizó varios estudios sobre el ‘sharenting’.

En un estudio con niños estonios de entre 9 y 13 años, descubrió que a los niños les gustaba que sus padres compartiesen “cosas positivas sobre ellos”, pero que había “grandes discrepancias entre lo que los niños y los padres consideraban fotos bonitas”.

“Los niños no estaban a favor de que los padres compartieran fotos poco favorecedoras sobre ellos, por ejemplo si estaban despeinados o llevaban un vestido que no les gustaba”, explica Siibak.

Y sigue: “En muchos contextos los padres no consideran que esas cosas sean un gran problema, pero para los preadolescentes podría afectar a la imagen que tienen de sí mismos o podría llevar al acoso cibernético”.

Otro riesgo potencial del ‘sharenting’ es el “secuestro digital“, asegura Siibak, que consiste en que alguien tome fotos públicas de niños y las use con fines sexuales o fraudulentos.

¿Deberían los padres tomarse más en serio las preocupaciones de sus hijos?
Siibak asegura que muchos padres sienten que, como adultos, son responsables del bienestar de sus hijos y no necesitan su permiso mientras crean que las fotos no les hacen ningún daño.

Sin embargo, cuando se le pregunta si los padres deberían tomarse más en serio las preocupaciones sobre privacidad de sus hijos, lo tiene claro: “Absolutamente”.

“El mero hecho de tener una charla que involucre a los niños sobre qué tipo de fotos les gustan y si les parece bien subirlas, ayuda a construir una mejor relación entre padres e hijos“, argumenta.

Los padres suelen establecer reglas estrictas a sus hijos a la hora de usar Internet para que protejan su privacidad, pero Siibak se sorprende de que “las reglas solo parecen aplicables a los niños y no a los adultos de la familia”.

Tanto Konrad como Sarah afirman que sus padres inicialmente ignoraron sus preocupaciones, en parte debido a la falta de comprensión sobre la privacidad de internet.

“Al principio mi madre se rio y dijo: ‘No lo va a ver nadie, es solo para amigos’, aunque su perfil de Instagram estaba abierto para todos”, dice Konrad. Finalmente, después de que él le explicara sus preocupaciones sobre la privacidad, lo entendió y ahora le pide permiso antes de publicar.

En cambio, Sarah explica que al pedirle que cambiara su configuración de privacidad, su madre se sintió “bastante ofendida al principio”.

“Dijo que estaba orgullosa de mí y quería compartir cosas sobre mí en internet… Cuando intenté explicarle [mis preocupaciones sobre la privacidad] no lo entendió y dijo que ‘en internet está todo monitoreado de todos modos’”.

“No creo que muchos padres entiendan la seguridad cibernética tan bien como nosotros, porque su generación nació sin internet“, afirma Sarah.

Finalmente, la chica explica que su madre aceptó cambiar su configuración de privacidad a “Solo amigos”, aunque “tiene más de 1.000 amigos en Facebook y la mayoría de ellos no los conoce, ¡de alguna manera sigue siendo bastante público!”

“Después de etiquetarme, también comencé a recibir solicitudes de amistad de sus amigos. Inmediatamente me negué”. Y añade: “Gracias a Dios, todavía no sabe usar Instagram”.

¿Cómo podemos convencer a los padres para que cambien su configuración?

Es complicado, sobre todo porque no hay manera de impedirles físicamente o legalmente que publiquen. A menudo se trata de recurrir a estrategias de persuasión.

Konrad sugiere apelar a su empatía en formas que puedan entender.

“Yo diría: ¿cómo te sentirías si los abuelos hubiesen publicado fotos tuyas haciendo cosas vergonzosas en la portada de un periódico? En el pasado, las imágenes desaparecían, pero ahora todo se queda para siempre”.

Por su parte, Sarah dice: “Me pareció mejor atenerme a los hechos y no aludir a las emociones”.

“Cuando recorrí a las emociones, diciéndole a mi madre que estaba horrible en las fotos de bebés, o que sentía que las fotos eran indecentes porque no estaba completamente vestida, ella decía: ‘Pero a la gente le parecerá lindo’”, cuenta Sarah.

“En cambio, al explicarle los hechos sobre la seguridad en Internet y que no sabíamos qué haría la gente con esas fotos, mi madre accedió a ser más cuidadosa”.

Aunque sigue publicando fotos suyas sin su permiso, Sarah considera que cambiar la configuración de privacidad de su madre fue un acuerdo razonable. Además, ella también encontró su propia solución.

“Básicamente, cambié mi configuración de privacidad para que mis amigos no puedan ver las fotos en las que me etiqueta mi madre”.

También reconoce que, para muchos padres, compartir fotos de sus hijos es una forma de “expresar su amor”.

“Es una manera de demostrar cuánto extrañan a sus hijos [si no viven juntos]. Esa es una de las razones principales por las que decidí no pedirle que dejase de subir fotos completamente”, concluye Sarah.

Fuente: www.bbc.com