Las 3 grandes amenazas para la economía global en 2019

Algunas de las mayores amenazas para la economía global en 2019 surgen de las tensiones políticas internacionales y de las decisiones de gobiernos “populistas o autoritarios”.

Esa es la conclusión de un análisis elaborado por Bloomberg Economics, que señala también que entre los conflictos políticos que pueden afectar la estabilidad financiera mundial y el crecimiento económico global, están la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la eventual salida del Reino Unido de la Union Europea (Brexit) y las decisiones que puedan tomar los países productores de petróleo.

Pero no son los únicos.

También tendrán incidencia, señala la investigación, otros fenómenos como el resultado de las elecciones en varias economías emergentes (como Argentina, India o Sudáfrica), el conflicto entre demócratas y republicanos en Estados Unidos y las tensiones en el Mar de China Meridional.

“El alza del populismo es lo que esta detrás de los mayores riesgos para la economía mundial en 2019”, le dice a BBC Mundo Tom Orlik, economista jefe de Bloomberg Economics en Washington.

1-Gobiernos populistas y autoritarios

Los gobiernos populistas y autoritarios son una de las mayores amenazas, según un análisis de Bloomberg Economics.
Orlik argumenta que los partidos populistas han ganado terreno en varias de las grandes economías del mundo desde la crisis financiera iniciada hace una década.

Populismo entendido como el discurso político que reclama defender al ciudadano común contra las élites corruptas, que valora la unidad nacional contra la inclusión cosmopolita, y que ofrece soluciones simplistas a problemas complejos.

“El presidente Donald Trump es uno de los ejemplos más destacados. Y otro es Italia”, argumenta el economista.

La administración de Trump presenta riesgos para la economía global, según el estudio.
Mientras los gobiernos populistas han aumentado en el grupo de las mayores economías (reunidas en el G20) a partir de 2016, la influencia de regímenes autoritarios como China, se han expandido.

Estos dos fenómenos significan un giro en la manera en que se maneja la economía mundial.

De acuerdo a estimaciones de Bloomberg Economics,, el Producto Interno Bruto (PIB) de las economías del G20 más España es de unos US$64 billones.

En 2007 el 4% de esa riqueza estaba controlada por gobiernos populistas. Actualmente esos gobiernos controlan más del 40%.

Y los gobiernos que Bloomberg Economics conbsidera de corte autoritario -China, Rusia, Arabia Saudita y Turquía- manejan el 24% del PIB del G20.

Las fuerzas más tradicionales han ido perdiendo espacio en favor de formaciones populistas, sobretodo en Europa.

2-La guerra comercial entre Estados Unidos y China
En el contexto del aumento de la influencia de gobiernos populistas o autoritarios, el mayor riesgo para la economía el próximo año es la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

“Este años vimos la imposición de los aranceles entre las dos mayores economías del mundo y en 2019 vamos a ver los efectos”, comenta Orlik.

La guerra comercial entre EE.UU. y China está pasando por una tregua.
Si las negociaciones actuales fracasan, “veremos más aranceles y eso afectará el crecimiento de la economía china y del resto del mundo”.

“En estos noventa días de tregua entre los dos países, hay una oportunidad clave”.

“El lado chino intentará impulsar políticas que le permitan sacar adelante su agenda de reformas y dar algo a Estados Unidos en términos de acceso a los mercados o derechos de propiedad intelectual”, agrega.

Una tregua fue acordada por Trump y Xi en la cumbre del G20 en Argentina a comienzos de diciembre. Hay que ver cuánto dura.

3-Las decisiones de los países petroleros
Este año el precio del petróleo ha estado volátil.

“Hemos visto sanciones en Irán, decisiones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) e incertidumbre sobre el crecimiento global. Todo eso tiene un impacto importante en los precios del petróleo”, dice Orlik.

El precio del petróleo es clave para el rumbo económico en 2019.
Cuando se mueven los precios del petróleo, eso significa buenas noticias para algunos países y malas noticias para otros.

Lo que ocurra con el precio del petróleo en 2019 impactará directamente en la inflación, en las políticas de los bancos centrales y en los costos que deben pagar los consumidores.

“Ahora que nos encaminamos hacia 2019, los precios del petróleo son bajos. Eso es positivo para el panorama económico general”, explica.

Pero este escenario puede cambiar en cualquier momento.

Los efectos del conflicto creado por el Brexit son una de las principales incógnitas.
En el horizonte quedan varias incógnitas por resolver, como por ejemplo, qué pasará con la crisis de gobernabilidad que existe en Italia y sus repercusiones económicas, cuáles serán los efectos del Brexit, hasta dónde llegarán los conflictos entre demócratas y republicanos en EE.UU. y cómo responderá China al apoyo que le está dando el gobierno estadounidense a Taiwán.

A lo anterior, se suman las siempre vigentes amenazas de atentados terroristas que pueden tomar la forma de ataques cibernéticos de proporciones desconocidas, según Bloomberg Economics.

Fuente: www.bbc.com

Los lugares favoritos de Bill Gates, Mark Zuckerberg y otros multimillonarios para pensar en grandes ideas

La leyenda dice que la manzana que cayó del árbol y golpeó la cabeza del científico británico Isaac Newton fue la fuente de inspiración para crear la teoría de la gravedad.

Experimentar ese momento de iluminación o de revelación es como el sueño hecho realidad entre los emprendedores.

“Existe el mito de que las grandes ideas caen del cielo, aterrizan en tu falda y te transforman en multimillonario al día siguiente. ¡Ta-chan! Esto casi nunca pasa”, opina el fundador de LinkedIn, Reid Hoffman.

En la realidad, la mayoría de las grandes ideas no surgen así y es raro que un empresario se convierta en exitoso inmediatamente.

¿Tienes un lugar para pensar grandes ideas?
“Es más probable que ya estuvieras buscando. Si quieres encontrar tu gran idea de negocio, tienes que buscarla constantemente”, asegura el creador de la red social orientada a las empresas, los negocios y el empleo en su podcast ‘Masters of Scale’, que se emite semanalmente.

Sin embargo, hay entornos o momentos que favorecen que las ideas aparezcan.

“¿Cuál es tu lugar favorito para pensar en grande?” pregunta Hoffman a sus invitados, que van desde líderes del sector tecnológico, hasta exitosos empresarios y emprendedores.

Esto es lo que respondieron.

Brian Chesky

Un museo es el lugar favorito del fundador de Airbnb para pensar en grandes ideas. ¿Cuál es?
Brian Chesky es un emprendedor millonario estadounidense, cofundador y director del servicio de intercambio de alojamiento Airbnb.

¿Su lugar favorito para pensar una gran idea? El Museo de la familia Walt Disney, en San Francisco, Estados Unidos, donde se recrea la vida privada del emprendedor y pionero en la industria de la animación estadounidense.

Mark Zuckerberg

El jardín es un lugar inspirador para Mark Zuckerberg.
Mark Zuckerberg es el creador de Facebook y el emprendedor más jóven que aparece en la lista de multimillonarios de Forbes.

Zuckerberg contó que su lugar para pensar en grandes ideas es su césped, paseando en círculos.

Caterina Fake

Caterina Fake aprovecha las madrugadas para pensar.
Caterina Fake es una emprendedora estadounidense cofundadora de los sitios web Flickr y Hunch.

La empresaria dijo que no es un lugar donde piensa en grandes ideas, sino más bien un momento.

“Me despierto en horas muy extrañas, tengo este lapso de tiempo entre las 2:00 y las 5:00, en las que pienso y trabajo mucho”, declaró en el podcast.

Peter Thiel

Peter Thiel elige la naturaleza para pensar en grande.
Peter Thiel es empresario y cofundador de PayPal. Actualmente dirige el fondo de inversión Clarium Capital y fue uno de los primeros inversores de Facebook.

El sitio que elige para pensar en grande es algún lugar bello de la naturaleza.

Caminar es una inspiración para Bill Gates.
Bill Gates
Bill Gates es el cofundador de Microsoft y el segundo hombre más rico del mundo.

El multimillonario dice que pasear y conducir su auto son los momentos perfectos para pensar.

Sheryl Sandberg

Sheryl Sandberg prefiere el ejercicio para las grandes ideas.
Sheryl Sandberg es otra millonaria exitosa. Es economista, autora y actual directora operativa de Facebook.

Su lugar para pensar en grande es mientras hace ejercicio en la cinta de correr.

John Elkann

Definitivamente la naturaleza es muy importante para John Elkann.
John Elkann es un empresario italiano-estadounidense, tataranieto del fundador de Fiat y director del grupo Exor, que maneja entre otros negocios a la automotriz.

¿Su lugar favorito?

“En la naturaleza, porque por un lado, realmente te hace aterrizar al ver lo increíblemente extraordinaria que es. Por otro lado, te estimula a pensar en grande, a soñar y ser ambicioso”, dijo Elkann al podcast “Masters of Scale”.

Reid Hoffman

Para Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn, hay un lugar y una forma para alcanzar las grandes ideas.
Por último, Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn dice que tiene dos formas de pensar en grande.

“La primera es hablar con otras personas, una de cada vez. Les pido que me digan todas las razones por las que creen que mi idea fracasará. Esto me permite inspirarme y convertirla en algo que pueda ser exitoso”, describe.

En cuanto a lugares, Hoffman dice que su sitio preferido para pensar en grandes ideas es un café o algún espacio nuevo.

“Tienen que tener algo que me permitan focalizarme en una página puramente en blanco, en una idea nueva”.

Y tú, ¿tienes un lugar para pensar en grandes ideas?

Fuente: www.bbc.com

El “banco de tiempo” creado por un asesor de J.F. Kennedy que se convirtió en un fenómeno internacional

Imagínate un mundo en el que personas completamente desconocidas hicieran cosas buenas por otros, solo porque creyeran que en el futuro alguien hará algo por ellos cuando lo necesiten.

Imagínate un mundo en el que el tiempo de todos valiera exactamente lo mismo.

Imagínate comunidades enteras en las que la gente se ayuda mutuamente.

Ahora, recuerda el viejo adagio: “el tiempo es oro”.

Pues resulta que hay un movimiento internacional que se lo ha tomado al pie de la letra.

Si el tiempo es oro, se puede pagar con él.
Desde la década de 1980, ha creado bancos en todo el mundo en los que la moneda que usan es el tiempo.

La idea es simple y poderosa… aunque la realidad también tiende a serlo.

¿Cómo nació la idea?
Los intercambios de divisas basados en el tiempo se remontan al menos a principios del siglo XIX.

El anarquista individualista estadounidense Josiah Warren abrió el “Cincinnati Time Store” en 1827 para poner a prueba su teoría del valor económico de la mano de obra.

La experimental tienda “labor por labor”, que facilitaba el comercio con billetes respaldados por la promesa de realizar labores, fue exitosa durante los tres años que estuvo abierta.

Experimentos similares sucedieron en otras partes del mundo, pero la banca de tiempo en la forma en la que existe ahora fue la idea de un hombre: Edgar Cahn.

A Edgar Cahn se le ocurrió la idea cuando por primera vez en su vida se encontró dependiendo de los demás y sin posibilidad de pagarle a quienes lo cuidaban de una manera apropiada.
En los años 60 había trabajado con la administración de John F. Kennedy como asesor legal y escritor de discursos. Pasó luego a ser un admirado profesor de Derecho y defensor de los derechos humanos.

Pero en 1980, una catástrofe cambió el curso de su vida.

“Sufrí un paro cardíaco que destruyó el 60% de mi corazón”, le dice a la BBC Edgar Cahn.

“Me dieron 2 años de vida y 2 horas activas al día”.

“Mientras estaba en la unidad de cuidados intensivos, empecé a pensar cómo podía aprovechar esas horas, dado que nunca podría tener un empleo y no estaba dispuesto a ser un inútil”.

Usó esas 2 horas al día en cuidados intensivos para germinar su concepto de un banco de tiempo.

Una tara del capitalismo
Todo parte de lo que Cahn considera como una falla fundamental en las bases del capitalismo mismo.

“Un sistema monetario que valora lo que es escaso y devalúa lo que es más abundante, tratándolo como algo verdaderamente inútil…”.

Un sistema que no nos aprecia porque no somos escasos.
“De pronto me di cuenta de que lo que devalúa es ser un ser humano, porque no somos escasos. El precio de cuestiones universales que le han permitido a nuestra especie sobrevivir es casi cero porque es universal”.

Universales como la amabilidad y la ayuda, cosas como escuchar a las personas y apoyar a los necesitados.

“Pensé que tal vez necesitábamos un tipo de dinero que valorara lo que significaba ser un ser humano”, explica Cahn.

Una idea revolucionaria que no fue bienvenida.

“Cuando intenté ponerla en práctica, nadie quería escucharme”. Particularmente los economistas.

“Todos pensaban que la banca de tiempo no funcionaría. Si lo que ganarías al dar una hora de tu tiempo es la misma cantidad de horas”, el sistema económico colapsaría.

1 hora x 1 hora = inaceptable en ciertos círculos.
Así que, tras una notable recuperación médica, Cahn estudió economía y se dispuso a demostrar que estaban equivocados.

Obtuvo fondos para iniciar algunos bancos de tiempo piloto y, para fines de la década de 1990, la idea había echado raíces en Estados Unidos y más allá.

Hoy en día no es una idea: hay miles de personas que dan y reciben tiempo, como miembros de este tipo de banca.

Para hacernos una idea…

Para experimentar de primera mano lo que es un banco de tiempo, Tom Colls de la BBC fue a la ciudad inglesa Saint Neots, donde se ganó una hora de crédito cortando el césped de María.

Tom habría podido depositar su hora en el banco de tiempo pero no resistió la tentación e inmediatamente se la gastó en un masaje suministrado por Claire.

Claire se unió al banco de tiempo pues le pareció que “era una buena oportunidad para darle algo a la comunidad. Y porque se siente bien ayudar a la gente”. Para ella, recibir créditos de tiempo es un bono.

Y como todo banco necesita un banquero, Tom fue a conocer a Georgina Corley.

Es ella quien coordina el encuentro entre los que necesitan algo y los que quieren y pueden darlo, mantiene la base de datos, consigue nuevos miembros…

“Y mucho más. Es un trabajo de jornada continua, pero sin horas fijas”.

Una hora cortando el césped…
Pero, ¿cuán estricta es? ¿Qué medidas toma cuando alguien se sobregira y entra en deuda de tiempo?

“No somos como un banco. No tienes que tener crédito para empezar. Solo una vez en 6 años he tenido que decirle a alguien que pagara por lo que quería: la idea no es quitarle trabajo a nadie”, le explicó a la BBC.

El banco de Saint Neot es un grupo de buena gente ayudándose entre sí, coordinados por otra buena persona que “lleva las cuentas” en hojas de cálculo y listas de nombres y habilidades.

A escala mayor
Para tener una idea de las cifras y actividades del movimiento de la banca de tiempo en la actualidad…

Timebanks USA, la organización que Edgar Cahn fundó en 1995, tiene entre 30.000 y 40.000 miembros que han intercambiado unas dos millones de horas.

…por una hora de masaje. ¿Qué te parece?
En otros lares, hay bancos como:

Timebank Repair Café, en los que se reúnen gente con cosas dañadas -ropa, muebles, bicicletas, electrodomésticos, juguetes, etc.- con expertos que los arreglan y le enseñan a quien quiera asistir cómo hacerlo. Hay 1.500 Repair Cafés en el mundo.
En el campamento de refugiados Azraq en Jordania donde los refugiados no pueden trabajar por dinero; lo hacen por tiempo, para recibir cortes de pelo, por ejemplo.
En Holanda hay un mercado en el que puedes pagar con 1,25 horas por una caja de vegetales orgánicos.
El ejemplo más dramático
El 22 de febrero de 2011, poco después de la una de la tarde un fuerte terremoto sacudió una pequeña ciudad llamada Lyttelton, en Nueva Zelanda.

“Había polvo, gente gritando y abrazándose en las esquinas de las calles”, recuerda Julie Lee, en conversación con la BBC.

En esa época era la encargada del banco del tiempo y lo primero que hizo fue “algo muy estúpido”: entró a su oficina por su computadora.

Ahí tenía los detalles de gente que podría estar dispuesta a ayudar. Y eso fue precisamente lo que hicieron.

Cuando Lyttelton se desmoronó, los miembros del banco de tiempo se organizaron para socorrer a quien lo necesitara.
“Armamos un centro de atención de emergencia. Teníamos equipos de voluntarios que formaban cadenas para sacar muebles de las casas. Le llevábamos agua y comida a la gente; chequeábamos que las personas mayores, estuvieran a salvo”.

“Fue un honor estar involucrada en algo así”.

En la crisis, las relaciones entre los miembros del banco de tiempo, construidas durante meses de cortar césped y pasear perros, beneficiaron a toda la ciudad.

No todo es de color rosa

No obstante, muchos bancos de tiempo fracasan: empiezan intercambiando grandes cantidades de horas y luego pierden el impulso.

“Es cierto”, confirma su fundador Edgar Cahn. “Es en parte porque a la gente no le gusta pedir ayuda”.

Al parecer, es más fácil dar que recibir.
Quizás es parte de la naturaleza humana. El hecho es que hay más dadores que recibidores de tiempo.

El otro problema es que, después de un tiempo, las relaciones entre los miembros se cimentan y dejan de necesitar el banco pues ya saben quién necesita ayuda y quién los puede ayudar.

Pero el mayor problema es la cantidad de trabajo que tiene que hacer el banquero, gratis.

La tecnología al rescate
No todos se pueden dar el lujo y la solución más común es pagarle al banquero, con fondos de organizaciones de caridad o el gobierno local, por ejemplo.

Por supuesto que eso genera un fuerte debate pues los puristas piensan que pagarle al banquero es envenenar el sistema entero, mientras que los realistas argumentan que es la única manera en la que puede sobrevivir.

Hay, no obstante, otra solución: no tener banqueros.

La tecnología al rescate.
TimeRepublik es un start-up que tiene 100.000 usuarios en todo el mundo, que ofrecen y reciben tiempo haciendo cosas como dar clases en vivo por video, así como servicios más locales, como sacar a caminar a perros.

“Las horas son nuestras monedas”, le explica a la BBC Gabriele Donati, su director ejecutivo.

“Si por ejemplo necesitas un masaje o que te arreglen la ducha o un nuevo logo, publicas tu solicitud y quienquiera que tenga ese talento es alertado. Puedes ponerte en contacto con una comunidad local o global dispuesta a ayudarte”.

Aunque muchos usuarios son inactivos, Donati señala que en promedio cada solicitud recibe 8 ofertas de ayuda.

Tecnología como ésta le sería muy útil a los bancos de tiempo tradicionales, pero cuando Donati se las ofreció “no tuvo buena acogida, lo cual es comprensible. Para ellos TimeRepublik es una entidad corporativa, un gran virus que puede contaminar su comunidad”.

Parecidos pero no iguales.
Eso porque TimeRepublik es un negocio con mucho ánimo de lucro: vende su sistema de monedas de tiempo a grandes corporaciones.

Y su ambición es crecer, tanto como sea posible.

Tu porción de eternidad
De una forma u otra, la banca de tiempo está evolucionando.

Quizás alguna de esas formas se impondrá y millones se unirán…. La idea suena bien para muchos, aunque en la práctica sea un poco complicada,

“Lo más precioso que tienes es una hora, y esa es tu porción de la eternidad. Eso es lo que estás dando y lo que estás invirtiendo. Y eso es todo lo que tienes”, concluye Edgar Cahn.

Fuente: www.bbc.com

Por qué nos resistimos a aceptar el fracaso económico y a reconocer que llegó el momento de evitar más pérdidas?

Saliste para comprar leche en la tienda. A mitad de camino te acuerdas de que los domingos en la tarde está cerrada.

No se te ocurre que cerca haya otro lugar abierto. Pero ya pasaste 10 minutos caminando, así que, ¿por qué no terminar el recorrido?

A menos que realmente necesitaras estirar las piernas, es una manera de pensar un poco tonta. Sin embargo, es un patrón mental ilógico que se utiliza con frecuencia en la toma de decisiones. Y en muchas ocasiones, los riesgos que se corren son más altos.

Los economistas lo llaman “costo hundido”. Pero el concepto se encuentra en cualquier ámbito.

Todos lo hacemos. ¿Alguna vez fuiste al cine y te quedaste hasta el final aunque a los 10 minutos te diste cuenta de que la película no te iba a gustar?

Es la misma lógica que al pensar: “¿cómo voy a deshacerme de mi carro viejo si he invertido tanto dinero en él? Lo que debería hacer es cambiarle la caja de velocidades”.

La esperanza de recuperar las pérdidas lleva a invertir más dinero.
Instinto animal
La conexión que existe entre los ejemplos anteriores es el fenómeno de seguir invirtiendo recursos (tiempo o dinero) después de que las cosas han salido mal, esperando que mejoren pese a que no hay razones para pensar que eso pasará.

Muchas personas son reacias a disminuir sus pérdidas. Es mucho más probable que se resistan antes de que decidan aceptar el golpe y pasar página. Las motivaciones son el optimismo y la aversión al fracaso.

Incluso los animales tienen una actitud similar.

Un estudio reciente de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, descubrió que los ratones y las ratas tenían las mismas probabilidades de actuar como los humanos cuando los experimentos en los que participaban estaban relacionados con retrasos y recompensas.

En cada caso, mientas más tiempo pasaban esperando conseguir su “premio” (comida), eran más reticentes a abandonar su búsqueda.

Según algunos investigadores, este patrón podría sugerir que hay una razón evolutiva que explica esta actuación irracional.

 

¿Vale la pena seguir invirtiendo recursos?
Riesgos elevados
En el ambiente laboral, las consecuencias de insistir en recuperar costos pueden ser catastróficas.

Para empresas pequeñas puede ser la postergación de despedir a un empleado a quien se ha entrenado durante meses pese a que, desde el principio, estaba claro que no tenía las habilidades para desempañar el rol.

Es el mismo espíritu que hace que la gente realice cuantiosas inversiones ilógicamente. Pensar solo en la posibilidad de ganancias futuras quiere decir que no evalúan los recursos que ya han invertido y que no pueden recuperar.

Es fácil entender por qué.

Después de que invertiste US$13 millones en un proyecto que no ha funcionado, se puede justificar invertir US$5 millones más si sólo consideras las ganancias que generarán US$5 millones, no las que se habrían obtenido con US$18 millones.

En realidad, tampoco quieres quedar mal aceptando que el proyecto fracasó.

En su libro Thinking, Fast and Slow, el premio Nobel Daniel Kahneman refiere que esta manera de lidiar con ciertas situaciones explica por qué las compañías recurren a nuevos gerentes y contratan a asesores en la etapa en la que el proyecto está a punto de colapsar.

No cree que esto ocurra porque consideren que son más competentes que quienes estaban a cargo en un principio, sino porque los nuevos no arrastran la carga de los anteriores ni la reticencia a evitar más pérdidas y seguir adelante.

Como un apostador en una partida de póker, la gente se queda atrapada pretendiendo que tiene una mano ganadora.

El operador financiero Nick Leeson, quien ocasionó la caída del Banco Barings en 1995, utilizó un razonamiento similar tratando de recuperarse de una serie de transacciones desastrosas.

Los proyectos públicos de infraestructura suelen exceder el presupuesto original.
Elemento político
La toma de decisiones impulsada por el análisis del “costo hundido” lleva a que, eventualmente, las compañías inviertan elevadas sumas de dinero y hagan transacciones con las acciones de una empresa. Como consecuencia, llega un punto en el que no pueden seguir operando.

Por el contrario, hay menos fiscalización en torno a decisiones políticas. Tampoco ayuda que exista la percepción de que cambiar el rumbo en un proyecto sea un signo de debilidad, lo que hace que los políticos insistan en seguir adelante con decisiones equivocadas.

Hay muchos ejemplos de estos casos. Por ejemplo, las obras de infraestructura pública suelen excederse en el presupuesto calculado originalmente.

Es lo que ha ocurrido en el Reino Unido con el proyecto “High Speed Rail 2” que, hasta el momento, ha costado US$65.000 millones más de lo previsto. Y se estima que siga aumentando.

Japón también suele invertir en infraestructuras caras. Es una de las razones por las cuales el país tiene el nivel más elevado de deuda nacional en el mundo.

Muchos de estos proyectos ofrecen muy pocos estímulos fiscales, además, hay muchos “puentes que no conducen a ninguna parte”, en el sentido literal y metafórico.

La “guerra contra las drogas” en Estados Unidos aumentó el número de detenidos por narcotráfico, lo que dio origen a la mayor infraestructura de prisiones en el mundo.

Sin embargo, y aunque la evidencia apunta a que enfocarse en la distribución no ha ayudado a controlar el consumo de drogas, para los legisladores sería muy difícil desmantelar ese sistema.

El consumo de drogas no disminuyó en EE.UU. pese a que hay más traficantes en la cárcel.
Opciones
El “costo hundido” explica la mala inversión de millones y billones, pero también tiene un efecto en las finanzas personales. Hay quienes recurren a sus ahorros, por ejemplo, para reparar una propiedad que no adquiere valor.

El concepto tiene un gran impacto a nivel micro y macroeconómico, tanto para el individuo como para la toma de decisiones que afectan a muchos en distintas partes del mundo.

Estar consciente acerca de este razonamiento ilógico puede ayudarnos a evitar caer en la trampa, y también a lograr que líderes políticos y quienes toman decisiones económicas importantes, asuman su responsabilidad cuando lo hagan.

Entonces, ¿cómo controlar esta situación?

“Todos somos susceptibles a predisposiciones, pero podemos neutralizarlas hasta cierto punto si tomamos distancia y pensamos en las alternativas”, afirma Jim Everett, psicólogo social de la Universidad de Leiden, en Holanda.

Cuando se analice si se debe insistir en alguna acción en particular, Everett recomienda preguntarse: “¿Qué ganaría o perdería si sigo adelante? ¿Qué ganaría o perdería si hago algo diferente?”

En caso de dudas, sugiere evaluar las decisiones que se tomaron para llegar a ese punto y considerar qué es verdad y qué no lo es.

“Si tengo las mismas opciones en el futuro, ¿tomaría la misma decisión? Y si la respuesta es no, ¿por qué?”

Es una idea simple, pero con ramificaciones generales.

Finalmente, se trata de una de las primeras lecciones en las apuestas. Un buen jugador de póker sabe cuándo retirarse del juego.

Los compradores compulsivos que devuelven casi todo lo que adquieren por internet

Devolver un artículo recién comprado es más fácil que nunca gracias a internet. De hecho, los comerciantes tienen la obligación de garantizar ese derecho, pero ¿qué ocurre con los clientes que cambian por norma casi todo lo que compran?

El llamado “comprador guardarropa” compra y devuelve cosas de manera compulsiva. Es un perfil de cliente que ha aumentado en los últimos años y que plantea una serie de problemas para algunos comercios con dificultades.

Harriet Gordon cumple con ese perfil.

La joven de 28 años trabaja en Londres, Reino Unido, como consultora de recursos humanos y reconoce que solo se queda con la mitad de las cosas que compra en línea.

Suele gastar en torno a US$500 cada mes, pero devuelve artículos en los que se gastó unos US$250.

La mayoría de las veces lo hace porque la ropa no le queda como esperaba o porque el color o tela no tienen nada que ver a los de la fotografía que le convenció a comprar el producto en internet.

“Ves modelos llevando cosas que se ven fantásticas”, explica, pero sostiene que no lucen igual cuando se las prueba.

El hecho de que muchas de las tiendas en las que compra ofrecen la recogida a domicilio de las devoluciones le facilita el proceso.

Prueba y descarte
A pesar de trabajar en una zona céntrica y comercial de Londres, Harriet Gordon dice que le resulta mucho más sencillo comprar online y así evitar las colas y el estrés de las tiendas físicas.

Es algo parecido a lo que le ocurre a Hester Grainger, una mujer de 41 años que compró siete vestidos para una boda en el sitio web Asos, una de las tiendas de moda en línea más populares a nivel global.

Hester Grainger dice que devuelve casi todo lo que compra.
Sabía que solo terminaría quedándose con uno, pero quería asegurarse de que era el adecuado.

No fue un caso puntual. Cuando necesita unos tejanos nuevos, pide cinco pares para después elegir uno.

En total, calcula que gasta entre US$480 y US$510 al mes en ropa, pero devuelve tanta que al final lo que gasta no suele ser más de US$90 o US$100.

“Me gasto cientos de dólares en varios artículos de diferentes tiendas a lo largo de un mes, pero probablemente devuelvo en torno al 80%”, le cuenta a la BBC.

Hester, fundadora de Mumala Club, una plataforma online para madres, dice que su hábito de compra tiene que ver con su baja estatura.

Mide 1,5 metros de altura y le resulta difícil saber si algo le quedará bien, por eso muchas veces pide tres tallas del mismo artículo.

Algunos estudios muestran que nuestro corazón se acelera cuando compramos.
Pulsaciones
Los compradores como Harriet y Hester no son inusuales.

Un estudio reciente del proveedor multinacional de tarjetas de crédito Barclaycard que analizó cerca de la mitad de las transacciones a débito y crédito en Reino Unido dice que un cuarto de los minoristas han visto crecer el número de devoluciones en los últimos dos años.

En el caso de las tiendas de ropa y calzado, los consumidores devuelven casi la mitad de lo que compran, según el informe.

Las redes socialesestán ayudando a impulsar la tendencia: en torno al 10% de los compradores confiesan tomarse un selfie para Instagram o Facebook posando con un nuevo artículo, y después devolver la compra.

Geoff Beattie,un profesor de psicología de la Universidad de Edge Hill, en Inglaterra, dice que le sorprende que el número de devoluciones no sea aún más alto.

Su propia investigación muestra que nuestras pulsaciones se aceleran cuando compramos. Esa emoción dura hasta que llevamos el artículo a casa y lo mostramos, pero después desaparece rápidamente y lamentamos habernos gastado el dinero o el hecho de no habernos puesto mucho esa prenda de ropa. Así que lo devolvemos, explica.

“Lo que ocurre después es la parte menos emocionante de todo el proceso”, le dice a la BBC.Hester dice que el hecho de ser bajita hace que comprar ropa en internet le resulte más difícil.
El aumento de las compras en línea promueve este hábito porque “no hay culpa ni vergüenza” o la necesidad de dar demasiadas explicaciones, sostiene el especialista.

Además, los grandes descuentos, como los del Black Friday o el Cyber Monday fomentan las denominadas “compras por pánico”, que suelen estar más vinculadas al remordimiento posterior por parte del comprador.

Un problema para las tiendas
Las devoluciones no solo suponen costos de entrega, sino también de embalaje y limpieza. Además, son un gasto de tiempo.

Si un artículo no está disponible puede que sea porque está siendo devuelto. Y para evitar eso algunas tiendas tienen que pedir más de lo que esperan vender.

Otro problema es el ciclo rápido de la moda. Para cuando ya se devolvió un artículo, puede que esté en oferta lo cual significa que la tienda ya no puede venderlo a su precio original.

Eso hace que algunos comerciantes aumenten los precios. Según Barclaycard, en Reino Unido lo hace un tercio de ellos.

Amazon tiene algunos problemas con los “compradores guardarropa”.
El hecho de que las tiendas traten a toda costa de asegurarse las ventas durante las rebajas ha hecho que los clientes lo tengan más fácil para devolver artículos sin pagar costes adicionales de servicio. A veces, incluso ofrecen la opción “probar antes de pagar”.

Es inevitable que muchos se aprovechen del sistema.

Pero algunos comercios están luchando contra eso. El gigante de internet Amazon, por ejemplo, ha comenzado a bloquear a los clientes que devuelven demasiadas cosas.

“Queremos que todo el mundo use Amazon, pero en algunas ocasiones la gente abusa de nuestro servicio durante un periodo prolongado de tiempo”, le contó un vocero de la compañía al diario estadounidense The Wall Street Journal.

Otras empresas están siguiendo su ejemplo.

Amazon, eBay y otras empresas de ventas online que revolucionaron la forma de comprar de millones de personas de todo el mundo
Comprender a los clientes
Sin embargo, Vicky Brock, directora de datos e innovación en eBound Returns, un sistema de software para gestionar devoluciones, dice que es equivocado asumir que quienes devuelven con frecuencia sean malos clientes.

Brock sostiene que una pequeña proporción de compradores genera la mayoría de las devoluciones, pero en ese grupo entran tanto los mejores como los peores clientes.

“Poner un veto a los compradores por devolver artículos repetidamente pasa por alto el valor de cada cliente y revela que el comerciante no comprende bien el comportamiento de sus clientes”, le cuenta a la BBC.

Vicky Brock dice que quienes devuelven con frecuencia sus productos no son malos clientes.
Hay datos que muestran que cuanto más pedidos hacen los compradores a lo largo del tiempo, menos devoluciones hacen por pedido.

Proporcionar mejores imágenes de la ropa en internet y tallas más precisas es una de las maneras en que las tiendas pueden reducir el número de devoluciones, dicen los expertos.

Algunas compañías compañías como Uniqlo y Asos ya cuentan con sugerencias en base a compras previas y a información de peso y altura del cliente.

Otra opción es dirigir el marketing personalizado. Por ejemplo, si un cliente tiende a quedarse pantalones pero siempre devuelve zapatos, le llegarían anuncios solo de lo primero.

Vicky Brock dice que las tiendas deberían actuar con urgencia a medida que aumenta la tendencia.

Compradores como Hester no tienen la intención de cambiar su comportamiento. “No me dan pena los comerciantes. Son parte del problema porque ofrecen devoluciones gratuitas o muy baratas. Deberían ajustar mejor las tallas”, explica.

Fuente: www.bbc.com