Investigadores dicen que la carencia de yodo durante el embarazo podría tener un efecto adverso en el desarrollo mental de los bebés.
Un estudio británico encontró que el coeficiente intelectual y el nivel de lectura de los escolares eran menores si la madre no había consumido alimentos ricos en yodo, como pescado o productos lácteos.
Los científicos aseguran que las embarazadas deben evitar el uso de suplementos de algas porque podrían proporcionar una dosis demasiado alta del mineral.
Se considera que la deficiencia grave de yodo es la principal causa de daño cerebral prevenible en el mundo.