El día en que comí tantos aditivos como pude

El día en que comí tantos aditivos como pude

No sólo los dulces contienen aditivos.

¿Por qué alguien haría algo tan irresponsable como intentar sobrecargarse con edulcorantes

, aderezos, emulsionantes y preservativos, cuando los aditivos son sinónimo del mal culinario?

En Europa, a estos aditivos se les otorga un número E; en Estados Unidos y otras partes, el nombre completo aparece cada vez más en las etiquetas.

Aún así, ¿cuántos consumidores creerían que tales aditivos pueden de hecho ser buenos para nosotros?

El auge de los alimentos orgánicos y naturales de los últimos años es muestra de nuestra confianza en la naturaleza más que en la ciencia.

Una encuesta de la revista de consumidores británica Which? arrojó que los términos como "natural", "fresco", "puro" y "real", que aparecen en la parte de adelante de las etiquetas, están confundiendo a los consumidores debido a que muchos no están regulados.

Contrariamente, son los aditivos metidos en la letra pequeña de la lista de ingredientes del producto -que está en la parte de atrás- los que están fuertemente regulados. Y al fijarse en la evidencia clínica, en vez de la anecdótica -y al consultar nutricionistas clínicos- parecería que estos son los que son buenos -algunos muy buenos- para nosotros.

Debido a que esto puede ir en contra de la percepción popular, decidí ser un conejillo de india para la medicina y nutrición.

¡A la carga!

El E621 ha sido demonizado, pero los más sensibles también deberían reaccionar ante el glutamato del brócoli…

Muchas de las comidas caras están hechas con preservativos, incluyendo los mejores vinos (dióxido de azufre: E220) y los mejores jamones (nitrato de potasio E252).

Así que me abastecí de gaseosas, comidas preparadas, dulces, pizzas congeladas, papas fritas, anillos de cebolla, perros calientes, sopas empacadas y noodles instantáneos.

También me aseguré de tener una buena cantidad de salami y jamón, en parte porque tiene los preservativos E250 y E252, y en parte porque si me iba a envenenar, prefería hacerlo con algo que me gustara.

Los dulces contienen un arcoíris de colores artificiales, las pizzas una mescolanza de emulsionantes, estabilizadores y preservativos, mientras que las papas fritas alardean de todo tipo de potenciadores de sabores.

¿Y la sopa instantánea? Una mezcla de prácticamente cada aditivo que pueda haber bajo el sol.

Pero, ¿son malos para la salud?

Lo raro

Palabras como "preservativos", "emulsionantes" y "estabilizador" suenan raros y aterradores enalgo que uno se mete en la boca.

Pero lo cierto es que el jugo de limón contiene ácido cítrico, un preservativo antioxidante natural también conocido como E330; el emulsionante lecitina (E322) está en la yema de huevo; y estabilizadores como E460, o celulosa, vienen directo de las plantas.

Y, ¿qué hay de los conservantes nitratos y nitritos presentes en la tocineta, el jamón y salchichas, que según el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer están vinculados al cáncer intestinal?

Si se eliminan, aumentaría el riesgo de botulismo, un patógeno virulento que está prácticamente erradicado, en parte debido a un aditivo natural utilizado por siglos: el salitre.

Gelatina para empezar el día

Así que empecé con mi autoenvenenamiento de aditivos.

…o del queso parmesano o cheddar.

Mis hijos, generosamente, me hicieron una gelatina muy colorida para el desayuno, después me sirvieron un buen plato de cereales, que contenían vitaminas como E101 (B12) y E170 (carbonato de calcio), un suplemento nutricional de calcio.

Me pasé estas comidas con una bebida de yogurt con E410 -goma de algarroba, añadido para la fibra dietética- y como tentempié me armé con todo tipo de chucherías, como papitas fritas y tostaditas de maíz.

A las diez de la mañana ya había comido suficiente como para todo el día y me sentía bilioso y avergonzado, pero decidido. Al almuerzo engullí varias pizzas congeladas, para después concentrar peligrosamente mi atención al pote de noodles del que chorreaba crema pasteurizada. Terminé con unas barras de chocolate.

En la tarde me limité a mezclar alimentos en una batidora para poderlos pasar. Me tragué pollo con aros de cebolla. El postre fue torta de queso, merengada de chocolate y patatas fritas, una combinación sorprendentemente gustosa.

Al final…

Hacia el final del día me sentí como una pelota de estiércol a punto de reventar. Había comido 50 aditivos diferentes. Pero, ¿había ingerido lo suficiente como para intoxicarme?

Las carnes curadas contienen E250 o nitrito de sodio.

No, dijo mi médico de cabecera, el doctor Jonty Heaversedge, quien explicó que el principio básico de toxicología para el consumo seguro era un margen de seguridad de 100 veces.

Los científicos hacen estimaciones de la cantidad de un números E que puede comer un animal al día antes de enfermarse, lo dividen entre diez (en caso de que los humanos sean más sensibles que los animales) y lo vuelven a dividir entre 10, sólo para estar seguros.

Muchos aditivos son tan seguros que ni siquiera tienen un nivel aceptable de ingesta diaria; y ese fue el caso de 32 de los 50 aditivos que comí. Otros tienen estrictos niveles de ingesta diaria, a pesar de que esos números no se indican en los empaques de las comidas. Por ejemplo, el E202 (sorbato de potasio), se puede tomar hasta 25mg por cada kilo del peso corporal.

A pesar de mi gula, sólo alcance a ingerir el 50% de los niveles de ingesta diaria en dos de los aditivos: achiote, o E160b, un colorante amarillo natural utilizado con frecuencias en patatas con sabor a queso, dedos de pescado y hojaldres, y E250, nitrito de sodio que se utiliza como preservativo en las carnes curadas.

En este último me pasé demasiado, hasta 704% de la cantidad diaria aceptada en todos los jamones, tocinetas y salamis que comí tenían los niveles máximos posibles.

¿Sobredosis?

Sí, pero no de aditivos.

El doctor Heaversedge no estaba preocupado sobre mi consumo de números E, ni siquiera del nitrito de sodio. De lo que estaba horrorizado era del hecho de que había comido 418% de mi cantidad diaria recomendada de grasa, 500% de sal y 218% de azúcar.

Así que los mayores culpables nutricionales en mi atracón vinieron enteramente de las formas orgánicas y no de los aditivos.

Nuestro temor por los aditivos puede ser peligroso, contradice las implicaciones nutricionales mucho más grandes de las dietas desbalanceadas, intoxicaciones de comida, inactividad física y trastornos de la dieta.

Uno no debe consumir demasiados números E, pero lo cierto es que uno no debe comer mucho de nada. Recuerde que en las manzanas hay cianuro, pero siguen siendo buenas para la salud.

radioroja

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