Entró a robar y terminó llamando a la policía.
Al ingresar a una casa aparentemente deshabitada de Hamilton, en Nueva Zelanda, un ladrón de 26 años se llevó una sorpresa: un cadáver colgaba en la oscuridad.
Horrorizado, llamó a la policía gritando. Sus gritos alertaron a los vecinos, quienes pensaron que era una disputa doméstica y también llamaron a la policía.
El hombre hizo el macabro hallazgo la madrugada del miércoles, cuando intentaba robar en la casa vacía en el suburbio de Fairfield.
La Policía de Hamilton aseguró que al contactar a la policía para dar la alarma, el hombre había sido detenido, pero no se presentaron cargos y fue puesto en libertad después de ayudar a las autoridades en sus investigaciones.
De ladrón a buen vecino
La víctima había muerto horas antes del robo, pero de no ser por el ladrón su cuerpo no se habría encontrado por días.
El ladrón era conocido por la policía. "Esperemos que esto influya positivamente en él y que decida no hacerlo más. Lo tomaría como un muy mal karma", le dijo la sargento Freda Grace, de la Policía de Hamilton a la prensa local.
Grace dijo que la situación era increíblemente triste. "Es triste, el hombre se sentía realmente mal. Todo el conjunto de circunstancias es simplemente horrible", aseguró.
Hamilton se encuentra ubicada en el centro de Nueva Zelanda, en la región de Waikato de la Isla Norte, a unos 130 km al sur de Auckland. Es la cuarta área urbana más grande del país.