Voy hablar con toda mi razón y mi parecer sobre esto. No me da miedo hablar de ello, porque siempre hay lugar a la subjetividad, así que espero de corazón que les guste el post y mi reflexión.
No hay nadie en el mundo que no se haya preguntado alguna vez que es la felicidad. De la misma forma que preguntarse qué es la infelicidad, el ser humano y la razón de este es la que cuestiona algo tan sencillo y maravilloso.
La vida es como una montaña rusa y para todos el trayecto no es igual, podría ser exactamente el mismo viaje, como el de esta atracción de feria, pero cada uno obtendrá diferentes conclusiones y sensaciones de un mismo recorrido.
La felicidad no está en las circunstancias en las que nos encontramos sumergidos, sino sencillamente en nuestro estado de ánimo y en nuestra cantidad de ilusión hacia el mundo que nos rodea.
Algo tan hermoso como tener hambre e ir a comer, no a todo el mundo le hace feliz de la misma forma, sin embargo somos muchos los que el hecho de ir a comer nos hace las personas más felices del mundo.
Son pequeños detalles y pequeños gestos de amor a la vida junto con pequeñas ilusiones, una al lado de la otra, mezcladas con la sencillez y un alto grado de agradecimiento por cualquier cosa, aunque parezcan insignificantes y aburridas.
Si pasaras una travesía de 5 días por el desierto sin comer y llegaras con vida al final, no te haría feliz un coche nuevo o un anillo del mejor oro del mundo. Un trocito de pan fresco sería el mejor placer de la vida y una felicidad inmensa te llenaría de lágrimas.
Estamos aburridos con la vida y las pequeñas cosas que hemos estado acostumbrados a tener siempre, las que realmente hacen feliz, por desgracia ya no las valoramos.
Felicidad es vivir sencillo, es agradecer el aire en la mañana, es mantener una conversación interesante con alguien, es dar sin esperar nada a cambio, es amar sin aferración, es reconocer la infelicidad por momentos, pero no identificarse con ella, es jugar sin pensar que estás jugando, es ser como un colibrí que sale a buscar el néctar sin pensar si caerá la lluvia en sus plumas frenándolo por miedo alguno.
SI ESO PASA BUSCARE POSADA Y SERÉ FELIZ POR NO MOJARME.
Todo en realidad es la felicidad, solo depende de cómo quieras ver las cosas y de cómo las agradezcas. Siempre podría ser peor, pero incluso de allí sacaremos lo mejor y también seremos felices de las malas circunstancias porque de ellas sacaremos el aprendizaje y la sabiduría.
La felicidad no es un objeto que se gana y se posee en el bolsillo para acariciarla cuando nos rota. No se obtiene esperándola como si estuviéramos a la espera de un tren hacia ningún lugar. La felicidad no depende de nadie, ni de las personas que nos rodean en nuestras vidas. Es algo que no tiene precio, forma ni materia.
La felicidad vive muy cerca de nosotros, está dentro de nuestro ser y la tenemos a nuestro alcance todo el tiempo que la necesitemos.
SOLO DEPENDE DE NOSOTROS MISMOS VIVIRLA Y SENTIRLA.
La felicidad es el desapego de la mente, es la libertad de la escucha de nuestros pensamientos y solamente es cuestión de liberarnos de la insatisfacción e ingratitud que nos domina y no nos deja vivir felices y en paz.
Nuestra mente es como un lago en el cuál van cayendo las piedras de nuestros pensamientos y de nuestras insatisfacciones de la vida.
Al acercarnos para vernos reflejados en su agua, no conseguimos obtener el reflejo de nosotros mismos porque dichas piedras causan el desorden y las olas que nos provocan la inestabilidad y la confusión.
Para ser felices tenemos que dejar de crear, creer y escuchar estos pensamientos con el fin de calmar el lago y poder vernos reflejados en su totalidad.
Si conseguimos esto, podremos acercarnos al lago de nuestra mente y espíritu y podremos ver nuestros ojos y nuestra mirada, nuestra boca y nuestra sonrisa, nuestro rostro y nuestra expresión. Llegados aquí, podremos cambiar muchas cosas en nuestras vidas y seremos dueños de nuestro futuro.
SI EL AGUA DE NUETRO LAGO ESTA CALMADA PODREMOS VERNOS REFLEJADOS EN SU TOTALIDAD.
La felicidad esta ahora mismo en ti, solamente necesitas calmar el lago de tu alma.
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola