Archives febrero 2018

¿Picardía o engaño? Cómo llegó Elizabeth Swaney a competir en PyeongChang sin haber hecho nunca una pirueta sobre sus esquíes

Fue de lejos la actuación con menos gracia de las Olimpiadas de PyeongChang, pero el último lugar que logró Elizabeth Marian Swaney en la prueba de medio tubo en esquíes le supo a gloria.

A fin de cuentas, Swaney cumplió con su único objetivo: ser una atleta olímpica.

En verdad trabajé durante muchos años para alcanzar esto”

Elizabeth Swaney
Pero su pobre ejecución fue tan llamativamente mala que muchos se preguntaron cómo pudo clasificar la atleta de origen estadounidense a una prueba que se basa en hacer espectaculares acrobacias sobre esquís, algo que mostraron el resto de participantes mientras ella fue incapaz de hacer una sola pirueta.

Lo más destacado de Swaney de su participación en PyeongChang es que no se cayó.
Le llovieron las criticas, pero también hubo mensajes de admiración por su actuación, de la que lo único a destacar fue que no se cayó.

“No clasifiqué para la final, por lo que estoy realmente decepcionada”, declaró Swaney tras terminar la prueba a más de 40 puntos del último lugar que daba acceso a la final.

“Pero en verdad trabajé durante muchos años para alcanzar esto”.

Ingenio
Swaney, de 33 años, participó en las Olimpiadas representando a Hungría, nacionalidad que obtuvo de sus abuelos maternos, tras pasar algunos años compitiendo por Venezuela, la nacionalidad de su madre.

Fue por el país sudamericano que inició su aventura olímpica, aunque no sobre unos esquíes, sino deslizándose con un trineo en pruebas de skeleton.

El cambio se produjo en 2016 ya que consideró que bajo la bandera del país europeo podía conseguir más facilidades para poder alcanzar los requisitos mínimos que exigía la Federación Internacional de Esquí (FSI, por sus siglas en inglés) para clasificar a las Olimpiadas.

Muchos criticaron la actuación de Swaney, pero otros la defendieron.
Graduada por la Universidad de Harvard, Swaney se propuso llegar a una olimpiadas desde que comenzó a esquiar a los 25 años.

Consciente de sus limitaciones, diseño un plan de acción aprovechando el sistema de clasificación, que exigía a las aspirantes finalizar entre los 30 primeros lugares de las pruebas en las que participaba para sumar puntos.

Algo nada difícil teniendo en cuenta la falta de rivales en las pruebas que escogió para ir acumular sus puntos.

Omitir publicación de Instagram número de lizswaneyFinal de la publicación de Instagram número de lizswaney
Ni siquiera se veía obligada a hacer una pirueta, le bastaba con sólo no caerse.

“No hay tanta profundidad en las competencias de medio tubo femeninas y ella fue para cada prueba de la Copa del Mundo, donde habían sólo 24, 25 o 28 mujeres”, le explicó al Denver Post el juez de esquí artístico Steele Spence.

Así fue que Swaney logró reunir los fondos necesarios a través de donaciones para participar en todas las competencias que pudo y sumar los puntos necesarios para ser considerada en la lista provisional.

Luego entró en efecto el sistema de cuotas, que establece un máximo de cuatro atletas por país, para determinar las 24 competidoras en PyeongChang.

Descartadas muchas de las que la antecedían, Swaney recibió la invitación pese a ocupar el puesto 34 de la lista.

Espíritu olímpico
Muchos la criticaron por usar el sistema para estar en un lugar en el que deportivamente hablando no le correspondía, pero otros salieron en su defensa y consideraron que su presencia servía como fuente de inspiración.

La diferencia entre Swaney y la ganadora de la prueba, la canadiense Cassie Sharpe, fue evidente.
En el fondo nadie la puede acusar de haber hecho trampa.

“Si tu vas a poner el tiempo y el esfuerzo necesario para estar aquí, entonces te mereces estar aquí tanto como yo”, comentó la canadiense Cassie Sharpe, quien ganó la medalla de oro.

Y quién puede culpar a Swaney de seguir al pie de la letra la famosa frase del padre fundador de los Juegos Olímpicos modernos, el francés Pierre de Coubertin: “Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”.

Pedacito de Cielo Reflexion

Un campesino cansado de la rutina del campo y de tanto trabajo duro, decidió vender su finca. Como sabía que su vecino era un destacado poeta, decidió pedirle el favor que le hiciera el aviso de venta. El poeta accedió gustosamente.

 

El aviso decía:

“Vendo un pedacito de cielo, adornado con bellas flores y verdes árboles, hermosos prados y un cristalino río con el agua más pura que jamás hayan visto”.

El poeta tuvo que marcharse por un tiempo, pero a su regreso decidió visitar a sus nuevos vecinos, pensando que aquél hombre del aviso se había mudado. Su sorpresa fue mayor al ver al campesino trabajando en sus faenas.

 

El poeta preguntó: ¡Amigo! ¿No se iba de la finca?
El campesino con una sonrisa le respondió: –
No mi querido vecino, después de leer el aviso que usted me hizo, comprendí que tenía el lugar más maravilloso de la tierra y que no existe otro mejor…

Moraleja: No esperes a que venga un poeta para hacerte un aviso que diga lo maravillosa que es tu vida, tu hogar, tu familia y lo que con tanto trabajo hoy posees.
Dale gracias a Dios porque tienes vida, salud y esperanza de poder seguir luchando para alcanzar tus metas…
Que el Señor bendiga ese pedacito de cielo que es tu vida…

Anónimo

La lujosa clínica donde los millonarios ‘desconectan’ a sus hijos adictos a los teléfonos móviles e internet

Aunque uno de los principales inconvenientes del último iPhone X puede ser su precio -salió a la venta como el más costoso de la historia de Apple por US$1.000-, en Estados Unidos ya hay quien paga lo equivalente a 40 iPhones nuevos para conseguir mantener a sus hijos lejos del teléfono.

En los últimos cinco años, a medida que se amplió el uso de teléfonos móviles con acceso a internet, surgieron decenas de clínicas de rehabilitación en las inmediaciones de megaempresas como Facebook, Twitter, Apple y Google en Silicon Valley.

Las mismas ofrecen tratamientos específicos para jóvenes que pasan hasta 20 horas diarias con la vista en su celular.

Es el caso de Paradigm, una mansión cercada por jardines y cámaras de seguridad en el punto más alto de una colina, a unos 30 km de San Francisco.

La clínica Paradigm, tiene vistas dignas de un resort.
La clínica acoge a niños y adolescentes, de entre 12 y 18 años, internados por los padres para dejar la adicción por internet.

Oficialmente, la clínica está situada en una ciudad vecina de San Francisco, llamada San Rafael.

Sin placas de identificación y solo accesible en coche, Paradigm hospeda solo a ocho jóvenes simultáneamente, en internamientos forzosas que duran una media de 45 días, pudiendo llegar hasta los 60 dependiendo del grado de dependencia y factores asociados como la depresión, la ansiedad y la agresividad.

La tarifa impresiona tanto como los lujosos salones y la bañera de hidromasaje con vistas a la bahía: US$1.633 por noche.

Bañera de hidromasaje con vistas a la bahía de San Francisco.
Dentro de la mansión, los teléfonos móviles, computadoras portátiles y tabletas están prohibidos.

El acceso a las computadoras, por su parte, está limitado a las aulas de refuerzo escolar, en las cuales el acceso a las redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea y pornografía está bloqueado. Y su uso es monitoreado de cerca por profesores y psicólogos.

Con horarios fijados para levantarse, estudiar, comer y participar en una batería de terapias colectivas e individuales, la promesa de la clínica es “reprogramar” a los jóvenes para que puedan reconstruir su relación con la tecnología y reaproximarse a sus familiares, estudios, amigos y tareas “offline”.

“Nosotros los desconectamos. Esa es la regla”, resume Danielle Kovac, directora de la clínica.

“Yo diría que es un período de ajuste para los niños. Lo mejor es escuchar a muchos diciendo al final del tratamiento: ‘Gracias, al no permitir que siguiese con mi teléfono o en redes sociales en una computadora, fui capaz de concentrarme realmente en mí”.

Síntomas y controversias
La adicción a internet no es una enfermedad oficialmente reconocida en Estados Unidos.

Psicólogos y psiquiatras estadounidenses están divididos: para algunos la adicción sería más bien un síntoma de otros síndromes, como paranoia y depresión, y no la causa de los mismos. Para otros, seguiría características idénticas a las de otras dependencias ya conocidas, como el alcohol y las drogas.

En Corea del Sur la adicción a internet es considerada un problema de salud pública.
Países como Australia, China, Italia y Japón, sin embargo, reconocen oficialmente el problema. Y en Corea del Sur la dependencia de internet fue clasificada como “problema de salud pública” y es tratada en hospitales públicos.

Para los directores de Paradigm, internet puede agravar trastornos de humor y salud mental, y sirve como un “refugio seguro y anónimo” que aleja a los jóvenes de sus relaciones con el mundo real en un ciclo vicioso.

“Muchas veces, vemos familias contando que ni siquiera comen con sus hijos porque estos están en Snapchat”, dice la directora de la clínica, citando a jóvenes que pasan hasta 20 horas diarias en redes sociales.

Para Kovac, el diagnóstico de dependencia de internet repite el patrón de otras adicciones.

“(Es) cuando comienza a afectar a otras áreas de la vida, como su vida social o la escuela. Muchas veces, las notas bajan porque los niños están en Facebook o en Instagram durante toda la noche, y luego no pueden levantarse para ir al colegio ni enfocarse en los trabajos escolares”, afirma.

Danielle Kovac, directora de la clínica, dice que el objetivo es desconectar a los jóvenes.
La directora cuenta que una parte de los pacientes llega a la clínica después de abandonar la escuela.

Comportamientos como la ira cuando la señal de internet se interrumpe, mentir o esconder el uso de las redes sociales y el asilamiento y distancia de la familia, según Paradigm, también son señales de alerta.

“Es muy importante que los padres sean capaces de determinar parámetros. Tal vez cortar el acceso a computadoras, iPads o teléfonos antes de la hora de dormir, o en las comidas o durante la escuela”, dice Kovac, que defiende el internamiento como mejor tratamiento se los intentos de los padres fallan.

Las habitaciones en la clínica son amplias y extremadamente lujosas, reproduciendo las características encontradas en las propias casas de la mayoría de los jóvenes internados.

En uno de los cuartos, alrededor de una chimenea, hay tres camas grandes cercadas por ventanales desde los que se puede ver el mar.

La clínica también ofrece actividades para expacientes y para familiares, “reforzando lazos” y la continuidad del tratamiento.

El internamiento dura 45 días de media.
En relación al proceso terapéutico, no se consiguió conversar con ningún paciente para este reportaje. Durante la visita a la clínica, una joven acababa de ser internada, lo que pudo ser percibido por los gritos y llantos que se oían por la mansión.

Al mismo tiempo, un chico de 17 años tocaba el piano y un pequeño grupo estaba reunido en uno de los balcones para tomar el café de la mañana.

“Hay un nivel de incomodidad al inicio, como ocurriría en cualquier situación nueva, pero usamos eso como información para poder ayudarlos: ‘Por qué no me dices por qué eso te incomoda?’ Usamos esas respuestas como información terapéutica”, dice Kovac, preguntada sobre las señales de abstinencia de internet durante el tratamiento.

La directora dice que el internamiento funciona como un botón de “reset” (o reinicio, reconfiguración) en las mentes de los pacientes.

“Después de desconectarse, ¿van a volver a Facebook, Instagram, Twitter o lo que sea de nuevo? Bueno, probablemente” -dice Kovac- “pero nuestra expectativa es que se desconecten el tiempo suficiente para que, cuando vuelvan a casa, estén listos para establecer límites para sí mismos, y para sus familias también”.

Un día en la rehabilitación
La directora de la clínica cuenta que la reacción de los jóvenes al quedarse sin sus celulares puede sorprender.

“Algunos padres dicen que sus hijos van a gritar cuando se les retire sus teléfonos. Pero, en muchos casos, es una sorpresa agradable. Ellos dicen: ‘Ok’. Muchas veces los padres quieren cambios, pero también los quieren los hijos”, asegura Kovac.

“En estos casos ellos están listos para decir ‘Ok, es extraño, raro para mí, pero le voy a dejar mi teléfono a mi madre y tal vez lo recupere de nuevo cuando salga”.

Algunos pacientes reconocen tener un problema.
Durante el tratamiento, los jóvenes siguen una rutina que combina bienestar y mucho trabajo.

El día en la clínica comienza a las 7:00, cuando todos se despiertan para tomar el café de la mañana reunidos. “Eso ya puede ser un poco diferente a lo que estos jóvenes están acostumbrados en casa”, cuenta la directora.

“Si hay medicación (prescrita por los médicos particulares de los pacientes), se las damos en este horario”, continúa Kovac. “Comenzamos el día de manera positiva, tomando un buen y balanceado desayuno, y después hacemos un trabajo en grupo, de apoyo mutuo, conducido por nuestro equipo”.

Los jóvenes también toman clases de refuerzo escolar (“las escuelas pueden mandar los contenidos que quieren trabajar, para que puedan continuar estudiando mientras están aquí”), después comen y se dividen en diferentes grupos de trabajo.

“Pueden trabajar habilidades de enfrentamiento de problemas, colaboración, comunicación, límites o terapia artística y musical. También hay actividades recreativas, que pueden ser gimnasia, escalada, ir a la playa… hacer que la sangre circule y tomar un poco de sol”, dice la directora.

La tarifa de la clínica impresiona: US$ 1.633 por noche.
La cena es el momento para una discusión en grupo sobre el día, metas personales y expectativas para la mañana siguiente.

“Después pasamos a actividades nocturnas más relacionadas con la relajación, como pueden ser yoga, acupuntura, meditación. A veces vemos documentales”.

Para la directora, empresas como Facebook, Twitter y Snapchat “saben lo que están haciendo para que, no solo los niños, sino todo el mundo, se enganchen a ciertas cosas, con ciertos algoritmos para ciertos propósitos”.

Ella pide más atención a los CEOs: “No tengo una respuesta de cómo lo pueden hacer, pero es necesario atender a lo que está pasando con la sociedad en general. Las personas están demasiado conectadas a sus teléfonos y a internet”.

Por qué es tan caro ser pobre en Estados Unidos

Resulta, de hecho, mucho más costoso que no serlo.

Gran parte de los 40,6 millones de personas que viven en la pobreza en la primera potencia del mundo deben pagar más que el resto de la población para acceder a bienes y servicios que la mayor parte disfruta cotidianamente y, con frecuencia, de forma gratuita.

“Puede ser muy caro ser pobre en Estados Unidos”, dice a BBC Mundo Rebecca Vallas, vicepresidenta del “Programa de la pobreza a la prosperidad” del Center for American Progress, un centro de estudios de tendencia liberal.

“Muy pocas familias de bajos ingresos tienen ahorros para situaciones de emergencia. Más de dos tercios de ellas dicen tener problemas para conseguir US$2.000 en un mes para enfrentar un gasto urgente inesperado como un calentador de agua roto o una factura médica”, agrega para ilustrar la situación de vulnerabilidad en la que viven estas familias.

La incapacidad de ahorrar es uno de los principales factores que coloca a los trabajadores de bajos ingresos en situación precaria.
Intereses de 400%
Gran parte de las dificultades que enfrentan se derivan del hecho de no poder contar con unos ahorros extras.

Cuando las familias pobres se enfrentan a estas urgencias y no tienen otras opciones suelen recurrir a empresas de préstamos rápidos, lo que puede empeorar su situación.

Los trabajadores que no disponen de cuentas bancarias acuden a cambiar sus cheques en negocios donde les cobran hasta 5% del monto total.
“Al hacerlo se exponen a quedar atrapadas en un ciclo de deuda sin salida, en el que tienen que pagar tasas de intereses de 400%, una cifra inimaginable para quienes tienen tarjetas de crédito o acceso a otras formas de crédito”, señala Vallas.

También por falta de capital suelen recurrir a empresas de alquiler de muebles y menaje del hogar para dotar sus viviendas de aparatos básicos como una lavadora o una computadora.

“Esas compañías saben que no tienes más opciones y se aprovechan de ti. Una familia puede terminar pagando 2,5 veces más el costo real de estos bienes sin llegar nunca a poseerlos”, apunta Vallas.

Lo mismo ocurre si necesitan comprar un vehículo.

La falta de ahorros y de un historial crediticio hace que muchas veces la única opción sea recurrir a empresas que venden autos a precios que duplican su valor real de mercado y pagando tasas de interés que pueden llegar al 30%, lo que puede elevar sus pagos mensuales a US$500, una cantidad superior a la que algunas de estas familias dedican a alimentación.

Los negocios que ofrecen préstamos rápidos a alto interés tomando como garantía un auto han proliferado en Estados Unidos.
En esas condiciones, muchas veces no pueden hacer frente a las cuotas del préstamo y terminan perdiendo el dinero pagado y el vehículo.

Costoso mercado
Vallas advierte que al no disponer de un auto muchas de estas familias tienen que escoger entre gastar dinero en taxis para ir y volver a un buen supermercado o terminar pagando los precios más elevados que cobra la tienda de víveres que les queda cerca de casa, “donde los productos te pueden costar cuatro o cinco veces más que si los compras al por mayor”.

Y es que estas familias pobres no solo pagan más que los demás por gastos cotidianos, sino que además pierden oportunidades para ahorrar al no disponer de recursos para sacar provecho de las tiendas mayoristas que permiten a los consumidores obtener sustanciales descuentos en sus compras.

Pagar por ser pobre
La falta de ahorros también dificulta la posibilidad de que las familias pobres disfruten de las ventajas del sistema bancario.

Los pobres no pueden aprovechar los ahorros que consiguen quienes hacen sus compras en tiendas mayoristas.
En Estados Unidos hay unos 10 millones de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene una cuenta bancaria y la mayor parte de ellos son pobres.

“Las personas de bajos ingresos tienen una probabilidad mucho mayor de tener que pagar comisiones por mantenimiento de una cuenta bancaria”, dice Vallas, al explicar una de las dificultades que enfrentan para acceder al sistema financiero tradicional.

En muchos casos para no tener que pagar estas comisiones -que en general oscilan entre US$10 y US$25 al mes dependiendo de la cuenta- las instituciones financieras exigen que los clientes tengan un saldo diario promedio de US$1.500, un monto que puede ser equivalente al ingreso mensual de un hogar pobre.

“Si no tienes ese monto depositado puedes terminar pagando comisiones simplemente por no tener suficiente dinero, es decir, te cobran literalmente por ser pobre. Y eso no incluye los cobros que te hacen si tu cuenta se sobregira. En esos casos puedes terminar pagando US$25 o US$35 adicionales”, agrega la experta.

Comisiones por doquier
Pero mantenerse lejos de los bancos también resulta muy costoso.

Quienes no disponen de cuentas deben acudir a un check-casher, un tipo de negocio muy extendido en los barrios pobres de Estados Unidos al que las personas pueden acudir para hacer efectivo el cheque con el que les pagaron su sueldo y donde les pueden cobrar una comisión que puede alcanzar hasta 5% del monto total.

“Eso puede sonar como poco pero si eres una persona de bajos ingresos que gana, digamos, US$1.500 al mes, eso quiere decir que puedes terminar pagando US$75 cada mes solo para cobrar tu sueldo”, apunta Vallas.

Pero los gastos no terminan allí pues, luego, para hacer frente al pago de alquiler de sus viviendas y cualquier otra factura de servicios como electricidad o agua tienen que comprar unas órdenes de pago, cuyo costo es de US$1,5 por cada una.

En Estados Unidos, muchos bancos exigen a los clientes contar con un saldo mínimo promedio mensual de US$1.500 o disponer de un pago directo de nómina para no tener que pagar comisión por mantenimiento de cuentas.
“Estas cosas también pueden sonar como poco pero si eres una familia de bajos ingresos puedes terminar pagando US$1.850 al año por servicios financieros básicos que las personas que tienen cuentas bancarias disfrutan cotidianamente”, señala Vallas.

Una solución posible para esta situación sería que los miembros de estas familias intenten buscar mejores empleos.

Sin embargo, no es fácil escapar de los trabajos poco remunerados, según reveló Barbara Ehrenreich, autora del libro Nickel and Dimed: On (Not) Getting By in America (traducido en España como Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos).

Durante la investigación para ese texto, la escritora asumió trabajos como camarera, trabajadora de limpieza, conserje de hotel, vendedora en un supermercado, entre otros.

“Lo que descubrí es que en gran medida estos empleos son una trampa: pagan tan poco que no puedes acumular ni siquiera unos US$200 para ayudarte a hacer la transición hacia trabajos mejor pagados. Con frecuencia no te dan control sobre tu horario de trabajo, haciendo imposible que hagas arreglos para el cuidado de tus hijos o tomar un segundo empleo”, relató Ehrenreich en un artículo para The Atlantic.

Así, ser pobre en Estados Unidos no solo resulta ser algo costoso sino también una situación de la que es difícil escapar.

La gripe puede transmitirse por la respiración

El virus de la influenza (gripe) es más fácil de diseminar de lo que se pensaba, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Maryland (EE. UU.) y financiado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y los Institutos Nacionales de Salud.

Comúnmente se creía que podíamos contraer la gripe al exponernos a la tos o el estornudo de una persona infectada o al tocar superficies contaminadas. Sin embargo, los nuevos datos sobre la transmisión de la gripe revelan que podemos contagiar a otros simplemente por medio de la respiración.

El estudio, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, proporciona nueva evidencia de la importancia potencial de la transmisión aérea de la gripe, debido a las grandes cantidades de virus infecciosos encontrados en el aliento exhalado por personas que sufren de gripe.

“Descubrimos que los casos de gripe contaminaban el aire que los rodeaba con virus infecciosos simplemente al respirar, sin toser ni estornudar”, explicó Donald Milton, líder del estudio. “Las personas con gripe generan aerosoles infecciosos (pequeñas gotas que permanecen suspendidas en el aire durante mucho tiempo) incluso cuando no están tosiendo, y especialmente durante los primeros días de la enfermedad. Por lo tanto, cuando alguien contrae el virus de la influenza, debe irse a casa. y no permanecer en el lugar de trabajo e infectar a otros “.

Las pruebas

Los investigadores capturaron y caracterizaron el virus de la influenza en el aliento exhalado de 142 casos confirmados de personas con gripe durante la respiración natural, hablando, con tos espontánea y con estornudos y evaluaron la capacidad del virus para infectar mediante pulverizadores. En total se obtuvieron 218 frotis nasofaríngeos y 218 muestras de 30 minutos de aliento exhalado, tos espontánea y estornudos el primer, segundo y tercer día después de la aparición de los síntomas de la gripe.

Los análisis de las muestras evidenciaron que un número significativo de pacientes con gripe eliminaban el virus infeccioso de forma rutinaria, con partículas lo suficientemente pequeñas como para presentar un riesgo de transmisión por el aire.

Por si esto fuera poco, 11 de las 23 muestras en ausencia de tos tenían ARN viral detectable y 8 virus infeccioso, demostrando que la tos no era necesaria para conseguir un pulverizador potencialmente infeccioso.

En los primeros días de la enfermedad generamos gran cantidad de aerosoles infecciosos
¿Cuánto sabes sobre virus y bacterias?

“Los hallazgos del estudio sugieren que mantener limpias las superficies, lavarnos las manos todo el tiempo y evitar a las personas que tosen no nos brinda una protección completa contra la gripe”, declara Sheryl Ehrman, coautora del trabajo.

Aislarse durante la gripe parece ser la única forma de evitar que contagiemos a los demás. Y, por supuesto, vacunarnos. No es un método 100% efectivo pero previene significativamente del contagio.

Según los autores, estos hallazgos podrían usarse para mejorar los modelos matemáticos del riesgo de transmisión de la influenza en el aire por personas con enfermedades sintomáticas y para desarrollar intervenciones más efectivas de salud pública y para controlar y reducir el impacto de las epidemias de influenza y pandemias.

Referencia: Jing Yan et al. Infectious virus in exhaled breath of symptomatic seasonal influenza cases from a college community, bioRxiv (2017)