Archives marzo 2018

Alguien esta en la Ventana Reflexion

Había un niño que visitaba a sus abuelos en su granja. Le dieron una resortera para que jugara afuera en el campo.
Practicó en el campo, pero nunca pudo darle a su objetivo. Ya un poco desanimado regresó a la casa para la cena.

Mientras caminaba de regreso vio el pato más querido por su abuela. Y como un impulso, le dejó ir un golpe con la resortera, le pegó al pato en la cabeza y lo mató.

Estaba impresionado y consternado. En un momento de pánico, escondió el pato muerto entre una pila de madera y se dio cuenta de que su hermana lo estaba observando.

 

Sally lo había visto todo, pero no dijo nada.

Después del almuerzo del siguiente día, la abuela le dijo: “Sally vamos a lavar los platos”.

Pero Sally le dijo “Abuela, Johnny me dijo que él quería ayudarte en la cocina. Luego le susurró a él ¿”Recuerdas el Pato”?” Así que Johnny lavó los platos.

Más tarde ese día, el abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la abuela dijo “Lo siento pero necesito que Sally me ayude hacer las compras”.

Sally solo sonrió y dijo “Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar”. Ella susurró nuevamente ¿”Recuerdas el Pato”?

Así que, Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando.

Después de varios días en los cuales Johnny hacía tanto sus tareas como las de Sally, él finalmente no pudo soportar más.

Él le confiesa a su abuela que había matado el pato. La abuela se arodilló, le dió un abrazo y dijo : “Corazón, yo lo sé”. Sabes, yo estaba parada en la ventana y vi todo lo que pasó. Pero porque te amo, yo te perdono. Sólo me preguntaba cuánto tiempo más permitirías que Sally te hiciera su esclavo”.

 

Así que para este día y los que están por venir: Lo que sea haya en tu pasado, lo que sea que hayas hecho – y el Diablo continúe restregándotelo en tu cara (mentiras, deudas, miedos, odios, ira, falta de perdón, etc.) lo que sea, tú necesitas saber que JESÚS estaba parado en la ventana y Él vio todo lo sucedido.

Él ha visto tu vida completa, él quiere que sepas que TE AMA y que estás perdonado.

Él sólo se está preguntando cuánto tiempo dejarás que el Diablo te haga un esclavo.
Lo maravilloso de Jesús es que cuando tú pides perdón, no sólo te perdona sino que olvida – Porque somos salvos por medio de la Gracia Misericordiosa de Jesús.

Anda y haz la diferencia en la vida de alguien este día, y recuerda siempre:
¡Jesús está en la ventana!

Autor desconocido.

El extraordinario hallazgo en una playa de Australia del mensaje en una botella más antiguo conocido

“Demasiado exagerado” para ser real.

Eso es lo primero que pensó una familia de Perth, Australia, cuando encontró una botella con un mensaje dentro que resultó ser el más antiguo que se conoce en el mundo.

Según expertos australianos, el mensaje fue lanzado al mar hace casi 132 años.

Tonya Illman recogió la botella mientras daba un paseo por unas dunas en una playa remota en el oeste de Australia.

Su esposo, Kym Illman, le dijo a la BBC que encontraron algo de papel en la botella, pero “no tenían idea” de qué se trataba hasta que lo llevaron a la casa y lo secaron en el horno.

Los expertos confirmaron que era un mensaje auténtico de un barco alemán.

La nota en la botella, fechada el 12 de junio de 1886, fue arrojada del barco alemán Paula como parte de un experimento en las rutas oceánicas y de navegación por el Observatorio Naval Alemán.

Anteriormente, el récord Guinness para el mensaje más antiguo en una botella era de 108 años, entre el envío y el hallazgo.

“Cigarrillo enrollado”

La botella y su contenido lograron permanecer casi intactos por 132 años.
La familia Illman conducía su auto en una playa en norte de la isla Wedge el 21 de enero de este año cuando el vehículo se atascó en la arena y Tonya y salió a caminar.

“Tonya vio que había una gran cantidad de basura en el suelo y pensó en ayudar a recoger algo”, dijo Kym Illman a la BBC.

Allí encontró y tomó la botella pensando que sería una linda decoración para su estantería, agregó.

Kym Illman dijo que su esposa le dio la botella a la novia su hijo, que al mirarla pensó que lo que estaba dentro era un cigarrillo enrollado y lo tiró a la arena.

Tonya vio que había una cuerda alrededor del papel, pero era bastante frágil y trató de desatarla.

“Lo llevamos a la casa y lo pusimos en el horno durante cinco minutos para secar la humedad. Luego lo desenrollamos y vimos la escritura impresa”, contó Illman.

“Pero no pudimos ver la tinta escrita a mano en ese momento, aunque sí un mensaje impreso que pedía al lector que contactara con el consulado alemán cuando encontraran la nota”.

Más tarde, notaron que había algo escrito en la nota con una fecha del 12 de junio de 1886 y el nombre de la nave, Paula.

Cuando vieron la fecha pensaron que era “demasiado exagerado” para ser real, dijo Illman.

Pero hicieron una búsqueda en internet y llevaron la botella a los expertos del Western Australian Museum.

Certificación
El doctor Ross Anderson, curador asistente de Arqueología Marítima en el museo, confirmó que el hallazgo era auténtico después de consultar con colegas de Alemania y los Países Bajos.

“Increíblemente, una búsqueda de archivos en Alemania encontró el diario meteorológico original del banco Paula y había una nota para el 12 de junio de 1886 hecha por el capitán, registrando una botella con un mensaje dentro arrojada por la borda”.

“La fecha y las coordenadas corresponden exactamente con las del mensaje de la botella”, dijo Anderson.

La escritura en el diario y el mensaje en la botella también coinciden, agregó.

Kym y Tonya Illman dieron la botella en préstamo al Museo de Australia Occidental para que los visitantes puedan observar el hallazgo.
La botella fue arrojada en el este del océano Índico y probablemente llegó a la costa australiana a los 12 meses, donde fue enterrada bajo la arena, escribió en su informe.

Miles de botellas fueron arrojadas por la borda durante el experimento alemán que se extendió por 69 años, pero hasta la fecha solo se devolvieron 662 mensajes y ninguna botella. La última botella con una nota que se encontró fue en Dinamarca en 1934.

Esta pieza hallada en la isla Wedge fue encontrada “en su mayoría expuesta sin ningún tipo de corcho o cierre, y estaba aproximadamente con un cuarto de arena húmeda en su interior”.

La botella parecía haber estado “enterrada o semienterrada”, agregó Anderson.

Las dunas de arena en esa zona son bastante móviles durante tormentas y fuertes lluvias, por lo que la botella podría haber estado sujeta a “períodos de exposición cíclicos” que podrían haber llevado al corcho a secarse y salirse.

“Mientras que el papel cuidadosamente ajustado rodeado de arena se mantuvo preservado dentro de la botella”.

“El diámetro estrecho de 7 milímetros de la apertura de la botella y el cristal grueso ayudaron a amortiguar y preservar el papel, proporcionando un microambiente favorable para la preservación a largo plazo”, agrega el informe.’

Comparación de la nota encontrada en la botella con la anotación en el diario meteorológico del barco Paula.

“Evento extraordinario”
La familia Illman dio la botella en préstamo al Western Australian Museum por dos años y estará en exhibición para el público a partir del miércoles.

El Ministro de Cultura y Artes de Washington, David Templeman, dijo que estaba “encantado” con el préstamo.

“Es realmente un hallazgo impresionante y gracias a la maravillosa cooperación internacional e interdisciplinaria de la ciencia y la investigación, ahora también se puede compartir con el mundo”, dijo.

Tonya Illman, por su parte, describió el hallazgo en su página web como “el evento más extraordinario” de su vida.

“Pensar que esta botella no fue tocada por casi 132 años y está en perfecto estado. Todavía estoy temblando”.

Con reportería de Helier Cheung de la BBC.

El desgarrador testimonio de una madre que estuvo a punto de perder a dos de sus hijos en tiroteos masivos

Esta es una de esas historias que parecen imposibles. Dicen que un rayo nunca cae dos veces en el mismo lugar. Hasta que lo hace.

“Quiero que nuestra historia siga siendo impactante para siempre, pero me temo que ya no nos ocurrió solo a nosotros”, dice Celia Randoplh.

A simple vista, la suya es una familia “normal”: una madre, un padre, cuatro hijos, que han vivido en pequeñas ciudades aparentemente seguras de Estados Unidos.

Los hijos de Celia hablan con prudencia y precisión, como su madre. “No soy una persona sentimental”, explica Celia. “Pero ahora estoy muy furiosa y muy triste. Estados Unidos ha fallado a nuestros hijos. Lo que le ocurrió a mi hija en 2006 dejó huella en mi corazón y en el de mi esposo”.

Más tarde, en el Día de San Valentín de este año, recibió un mensaje de texto. Celia leyó estas palabras: “No estás cerca de Parkland, ¿verdad? Hubo un tiroteo”.

“Me dije a mí misma una y otra vez: ‘¡No, otra vez no!’”. Celia dejó todo lo que estaba haciendo en ese momento.: “Cuando te ocurre algo así, sales corriendo”.

Su hijo Christian es estudiante de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida.

Celia, de 58 años, vive con su familia en Parkland, Florida, y es abogada.
La primera vez que alguien le había llamado para decirle que había un hombre armado en el colegio de su hija fue hace 12 años.

Celia y su marido Jason se encontraban a unos 80 kilómetros de su casa. “Nos apresuramos hacia donde ella estaba”.

Chelsea tenía 14 años. La familia vivía entonces en Bailey, una pequeña ciudad montañosa en Colorado, al oeste del país.

La masacre de la escuela de Columbine del 20 de abril de 1999, en la que murieron 13 personas, había ocurrido a poco menos de una hora de distancia de su hogar, pero el hermoso bosque y las montañas que pueblan la zona le dieron la impresión de que la zona era tranquila y aislada.

“No puedo proteger a mis hijos”
Cuando Chelsea cuenta su historia —de la que nunca había hablado antes públicamente— se muestra ansiosa: “Lo que les ocurrió a otras familias fue peor. No lo pasemos por alto”, recuerda.

Un joven armado tomó a seis niñas como rehenes en la escuela secundaria Platte Canyon, en Bailey, Colorado, en 2006.
Habla sobre la familia de su amiga Emily Keyes, que tenía 16 años cuando fue asesinada en el violento final de la toma de rehenes en su escuela en 2006.

Un joven armado entró en el instituto Platte Canyon con una pistola y una mochila que decía que estaba llena de explosivos, y tomó a seis chicas como rehenes en un aula. El asedió terminó cuatro horas después, cuando un equipo SWAT (Armas y Tácticas Especiales de las fuerzas de seguridad de EE.UU.) reventó la pared.

Al principio, Chelsea se escondió debajo de una mesa en el aula de enfrente, sosteniendo la mano de su mejor amiga. Cuando los policías echaron la puerta abajo, escaparon.

Vi a un amigo en una de las aulas, petrificado y pálido. Era incapaz de hablar

Chelsea Paz, testigo del tiroteo en la escuela Platte Canyon, Colorado (2006)
“Ves a un hombre con un chaleco antibalas y con una pistola irrumpiendo en tu clase y diciéndote que salgas. Y no tienes ni idea de qué ha ocurrido”, le contó a la BBC. “Mientras corríamos, en cada esquina veíamos a un SWAT armado. Vi a un amigo en una de las aulas, petrificado y pálido. Era incapaz de hablar”.

Cuando Chelsea llegó a casa con sus padres, miraron por televisión cómo se desarrollaba la tragedia. Vio los helicópteros, la policía, las armas de fuego en su escuela.

“No sabíamos quiénes eran los rehenes, pero podíamos reconstruir juntos el horario de clases y pensar en quién había estado allí”, dice.

Era difícil encontrar información precisa. Su única opción era ver la televisión para poder saber qué les había ocurrido a sus compañeros cautivos. “Vimos a chicas siendo liberadas una a una. Había una colina junto a la escuela y vimos como la subían corriendo para ponerse a salvo”.

Hace una pausa. Y continúa: “Recuerdo una imagen en la que sacaban una camilla de la escuela y la subían a un helicóptero”.

Chelsea Paz en su fiesta de 15 cumpleaños, meses después de que fuera testigo del tiroteo en su escuela.
Los disparos dejaron a Celia espantada: “Era muy, muy difícil. Solamente piensas: ‘No puedo proteger a mis hijos’. Es horrible”.

“Se llevaron por delante la sensación de seguridad que esperaba que tuvieran mis hijos. Un desconocido se había adentrado en nuestro mundo y hecho algo terrible, ¿cómo podía mantener a mi familia a salvo?”.

“Educamos a nuestros hijos enseñándoles a tener más miedo al daño que les podían ocasionar otros animales que al de otras personas”, asegura.

Se consoló con la idea de que no sentía que fuera un ataque dirigido expresamente contra esa escuela: “Todos consideramos que fue un acto de violencia aleatorio, y no un ‘tiroteo en una escuela’”.

Pero su tristeza le hizo sentirse culpable. “Pensaba en que podía abrazar a Chelsea, ¿por qué me sentía enojada?”

Dice que ocuparse de una hija traumatizada tuvo sus repercusiones, pero que ella y su marido lograron dar a sus hijos una vida estable. “Tenemos buenas relaciones con la familia y les amamos. No creo que eso cambiara nuestra vida familiar de forma permanente”.

De vuelta a Florida
Chelsea terminó el año escolar en 2007 y la familia se mudó de Colorado y retornó a sus raíces en Florida.

La vida familiar fue transcurriendo y aunque Celia nunca sintió que pasaran página, dice que “fueron muy bendecidos”.

Pero 12 años después, las leyes sobre armas apenas han cambiado en Estados Unidos. Se calcula que hubo unos 57 tiroteos masivos entre 2006 y 2018. Aun así, Celia encontraba inimaginable que pudiera ocurrirle de nuevo a otro de sus hijos.

Christian Paz, de 16 años, estudia en la escuela secundaria de Parkland, en Florida, donde un joven armado mató a 17 alumnos en el Día de los Enamorados.
La segunda vez que alguien la llamó para contarle que había un hombre armado en la escuela de su hijo fue hace dos semanas.

Christian, de 16 años, es un chico tranquilo e inteligente. Celia y Jason eligieron la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, por su reputación académica.

Cuando ocurrió el ataque, estaba en una clase culinaria. Entonces él y sus compañeros de clase oyeron disparos. Su profesora, Ashley Kurth, los metió dentro de un armario.

“Al principio no nos lo tomamos muy en serio, pero después nos quedamos en silencio. Me resigné a no decir nada. No podía expresar emociones porque teníamos que estar en silencio. La gente se puso a escribir a sus padres, pero yo no pude. Había olvidado mi cargador”.

Al recibir las noticias, Celia corrió hacia su auto y llegó hasta lo más cerca que pudo de la escuela. “No podía recibir ninguna información. Le estaba escribiendo y no respondía. Eso me mato. Lo único que pensaba era: ‘¿Está mi hijo vivo? ¿Está asustado? ¿Está herido?’”.

Lo único que pensaba era: ‘¿Está mi hijo vivo? ¿Está asustado? ¿Está herido?’

Celia Randolph
El acceso a los padres estaba bloqueado mientras la policía buscaba al atacante.

La profesora de Christian dejó entrar en su aula a más niños que se habían quedado atrapados e el corredor. Escucharon las novedades que iba dando la policía a través de un walkie-talkie.

Les dijo a los adolescentes que si el atacante les encontraba, estarían en la cocina rodeados de enormes cuchillos.

Al igual que su hermana, Christian recuerda cómo irrumpieron los SWAT: “Gritaron: ‘¡Manos arriba, al suelo! No estaban seguros de si uno de nosotros era el atacante”.

Al salir, Christian vio sangre en las escaleras. “Corrimos hacia la calle. Había helicópteros, policías y militares por todas partes. Pudimos ver a nuestros padres. Primero me sentí feliz de estar fuera, pero después me puse cada vez más triste”.

La escuela Marjory Stoneman Douglas fue inmediatamente evacuada.
“Celia me dijo que ella al principio también se quedó bloqueada. Dice que se derrumbó, mejoró y cuatro años después volvió a quebrarse. Ella ya sabe lo que me ocurrirá a mí”, dice Christian.

Celia asimiló que no solo uno, sino dos de sus hijos, habían sobrevivido a tiroteos masivos en sus escuelas.

“Los padres y niños heridos vivirán con ese trauma durante mucho tiempo. Me entristece saber que sé lo que va a ocurrir después”.

“Me cuesta asumir la idea de que dos de mis hijos esquivaron las balas. Me pone triste saber que mi hija pasó por eso y ahora tiene que consolar a su hermano pequeño”.

También ve a la comunidad intentar recuperarse de la tragedia.

“Hay costos que no pueden imaginarse en este momento. Padres que no pueden trabajar por las visitas al hospital o porque tienen que cuidar a niños traumatizados. Puede tomar años. No todos podrán salir de esto”.

Después de los acontecimientos en Colorado, Chelsea, la hermana de Christian, fue a la universidad y estudio ingeniería informática.
Esta es la primera vez que Celia habla públicamente sobre su experiencia.

La familia encontró intrusivo y traumático el torbellino mediático que hubo en ambos tiroteos, pero ahora quiere contarlo para abogar por el fin de los ataques en escuelas.

“No estamos en contra de las armas, pero sí de que sean tan accesibles. No debemos fallar a nuestros hijos”, dice la mujer.

“La gente no se puede creer que nuestra familia haya pasado por dos tiroteos. Pero yo no estoy tan segura de que no haya más como nosotros”.

Celia quiere que el tema se aleje de los debates sobre salud mental y sobre dar armas a los profesores. “Hasta que no haya una alternativa política con fondos que no provengan de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), no habrá cambios”.

Pero cree que esta vez hay algo diferente.

“Esos chicos tienen acceso a las redes sociales y son muy elocuentes, pero también privilegiados. Ahora deben ir a la escuela y ser niños. Es nuestro deber como adultos, si no es demasiado tarde”.

Este miércoles, Christian regresó por primera vez al aula en donde permaneció escondido del atacante.

“Sé que aún no le ha sacudido la realidad de lo que pasó en la escuela, por eso me entristece mi experiencia. Pero también hace que Jason y yo podamos comprenderlo mejor cuando eso ocurra”, explica Celia.

Por qué los dueños del hotel Trump en Panamá quieren cambiarle el nombre y desvincularse del presidente de Estados Unidos

El principal accionista del edificio más alto de Panamá consiguió este lunes retirar de su fachada la palabra que, según él, perjudica a su establecimiento: Trump.

En el cartel de la entrada antes se leía “Trump Ocean Club International Hotel and Tower”.

Ahora, donde antes se encontraba el apellido del presidente de Estados Unidos, sólo quedan las marcas de las cinco letras que lo componen, lo que ha atraído a varios turistas que se acercan a tomarse una foto con el letrero.

Es algo que ha hecho al empresario chipriota Orestes Fintiklis estar “orgulloso de Panamá”.

Fintiklis, que el año pasado adquirió la mayoría de las acciones del negocio, ordenó retirar las letras horas después de que agentes judiciales y de la policía informaran a los empleados de la Organización Trump que debían retirarse de las instalaciones, ya que habían perdido la gestión de la propiedad.

El inmueble de 284 metros de altura y 70 plantas, es la sede de un hotel que hasta ayer se llamaba Trump Ocean Club International Hotel and Tower.

Varios turistas se han acercado a tomarse fotos con el letrero.

El nuevo accionista quiere renombrar el hotel.
Inaugurado en 2011, fue la primera inversión en América Latina del conglomerado del presidente de Estados Unidos.

Nueva marca
Poco tiempo después de su entrada, Fintiklis consiguió el apoyo del resto de propietarios para enzarzarse en una batalla legal con el fin de expulsar a la Organización Trump de la administración.

El empresario culpa a la compañía de la caída de ingresos que ha sufrido el hotel en los últimos tiempos.

Así que se ha puesto como meta desvincularse de la marca y renombrar el establecimiento, pese a que su contrato con el consorcio de la familia Trump aún está vigente.

“Esto fue puramente una disputa comercial que se salió de control”, aseguró Fintiklis en referencia a los enfrentamientos que ha habido entre sus empleados y los de Trump en los últimos días.

El hotel fue la primera inversión de la Organización Trump en América Latina.
“Y hoy esta disputa ha sido resuelta por las autoridades y los jueces del país”, concluyó.

La Organización Trump, sin embargo, apeló la decisión.

“Los hoteles Trump tienen plena confianza de que no sólo saldrán victoriosos, sino que recuperarán todos los daños, costes y gastos en abogados. Incluso aquellos… que surjan de los sucesos de hoy”, dijo el consorcio en un comunicado

6 mitos sobre el levantamiento de pesas

Hombre, por lo general, y musculoso.

Exactamente el estereotipo que se encontraron las presentadoras del programa de la BBC, “En forma y sin miedo”, cuando decidieron indagar sobre la verdad detrás de los mitos que se repiten en las llamadas zonas “testosteronas” de los gimnasios.

Un espacio de claro predominio masculino como comprobaron las tres preparadoras físicas y presentadoras, Tally, Zanna y Vic.

Estas fueron las conclusiones a las que llegaron.

MITO 1 – Es para hombres

“El entrenamiento con pesas permite desarrollar una muy buena base para el cuerpo”, comentó Tally, “y eso se aplica tanto en hombres como en mujeres”.

“Te permite alcanzar la fortaleza necesaria para evitar lesiones, mejorar en el deporte que más te gusta y aprovechar más el resto de tu entrenamiento”.

Aunque los hombres son los que más acaparan las zonas de pesas en los gimnasios, no es un entrenamiento exclusivo de ellos.
Zanna agregó que “el levantamiento de pesas ayuda además -especialmente en las mujeres- a mejorar la densidad de tus huesos”.

“Cuando llega la menopausia tenemos más riesgo de sufrir de osteoporosis que los hombres, por lo que es importante para las mujeres fortalecer los huesos”.

MITO 2 – Es mejor hacer ejercicios aeróbicos
“Una vez que te bajas de la cinta para correr en tu cuerpo no pasa absolutamente nada”, explica Vic.

“Pero cuando realizas un completo entrenamiento de pesas, incluso si es por sólo 30 minutos, estimulas considerablemente a tu metabolismo”.

Lo mejor es poder combinar los dos tipos de entrenamiento, de pesas y cardiovascular.
“Desarrollas masa muscular y mientras más masa muscular tengas, más calorías quemas cuando estás en descanso”, agregó la entrenadora personal.

“Entonces cuando terminas tu entrenamiento y te vas del gimnasio tu cuerpo todavía va a estar trabajando, quemando calorías a lo largo del resto del día”.

MITO 3 – Puedes “tonificar” un músculo
Una de las primeras cosas que suelen pedir las personas cuando se inscriben en un gimnasio es la “tonificar” un poco los músculos, una palabra que según Tally debería estar “prohibida en el vocabulario”.

¿Qué es un músculo “tonificado”?
“En verdad que no dice nada”, agrega.

“Lo que hacemos es desarrollar los músculos y a la vez perdemos grasa, lo que permite que el músculo esté más visible. Eso es lo que pasa”, explicó.

MITO 4 – Levantar pesas te hace más corpulento
“Requiere muchísimo entrenamiento y cierto tipo de dieta para que puedas alcanzar un cuerpo voluminoso”, aclaró Tally, agregando que “por lo general es algo que no pasa”.

No por hacer levantar pesas vas a tener un cuerpo voluminoso.
Para Zanna eso sólo se alcanza si se va “siete días a la semana al gimnasio durante años”.

Las tres destacan que si eso es algo que preocupa, lo que se tiene que hacer es no poner tanta énfasis en la dieta, “comer como una persona normal y complementarlo con un entrenamiento de pesas”.

MITO 5 – Las mujeres deben entrenar como los hombres
Según Tally las personas pueden aumentar de peso corporal si no hacen el entrenamiento correctamente, pero eso no quiere decir que hombres y mujeres deban realizar el mismo tipo de ejercicio.

No se trata sólo de la diferencia de género, ya que cada persona debería trabajar de acuerdo a sus características.
“A los hombres les encanta trabajar el trapecio, a las mujeres no”, se rio Zanna.

“Para nosotras es mejor entrenar los deltoides. Pero lo más importante es prestar atención a la forma”, agregó,

Lo que recomiendan es “invertir tu tiempo dinero e inteligentemente” en un preparador físico que te puede explicar cómo trabajar ciertos músculos correctamente y evitar desarrollarlos más allá de lo que tu deseas.

MITO 6 – Tendrás resultados de inmediato
Como dijo Zanna en uno de los puntos de arriba, los músculos necesitan tiempo, por lo que no se puede esperar hacer un entrenamiento y esperar resultados de manera inmediata.

La recomendación es buscar el consejo de profesionales para saber el tipo de entrenamiento que se debe realizar.
Lo importante es mantener motivado y tener paciencia.

“Llevar un registro de tu entrenamiento y ver cómo los números van aumentando es mucho más incentivo que lo estético”, destacó Tally.

“La apariencia es simplemente consecuencia del trabajo y será ese seguimiento semana tras semana lo que ter permitirá mantenerte motivado cuando no veas mucho progreso frente al espejo”.