Nápoles es una ciudad con una clara reputación: la llaman “la capital mundial de la pizza”, sus calles están llenas de conductores temerarios y fue allí donde nació uno de los clanes mafiosos más influyentes de todos los tiempos, la Camorra.
Pero en los últimos años en esta urbe del sur de Italia ha surgido una comunidad creciente de startups tecnológicas y de creadores de aplicaciones.
Algunos esperan que no solo cambien la reputación de Nápoles, sino también su fortuna, y así revertir la fuga de cerebros que ha hecho que muchos graduados jóvenes emigren al norte de Italia o incluso al extranjero para buscar trabajo.
Nápoles y su región, Campania, son parte del Mezzogiorno (la zona sur de Italia y Sicilia), que está por detrás del resto del país en términos de crecimiento económico.
En esa zona, la tasa de desempleo alcanzó el 22,2% durante el primer trimestre del año, casi el doble del promedio nacional.
A Nápoles se la conoce como “la capital mundial de la pizza”. ¿Podría hacerse famosa ahora por su innovación tecnológica?
Sin embargo, eso no ha evitado que nacieran un número creciente de firmas tecnológicas napolitanas: la influyente empresa de marketing Buzzoole o la empresa de tecnología agrícola Evja son solo un par de ellas.
Evja fabrica sensores que son colocados en los campos y en invernaderos para transmitir indicaciones en tiempo real sobre el crecimiento de los cultivos.
“Queremos probar que es posible hacer negocios aquí”, dice el fundador de Evja, Paolo Iasevoli, señalando que su compañía vende ahora al extranjero y pronto se lanzará al mercado latinoamericano.
Pero lo que realmente cambió la escena tecnológica de Nápoles fue la llegada de Apple a la ciudad.
Buzzoole, creó una “plataforma de marketing para influencers”, con base en Nápoles.
Cambiando la pizza por la manzana
En 2015, Apple abrió una academia, en colaboración con la Universidad de Nápoles Federico II, en donde los estudiantes pasan un año capacitándose para convertirse en desarrolladores, programadores, creadores de apps y emprendedores de startups.
Este año, cerca de 400 estudiantes se graduaron en ella., El 70% son italianos. La mayoría provienen de la región de Campania. Otros 400 estudiantes empezarán el nuevo año académico a finales de este mes.
Apple pensó que podría causar un impacto mucho mayor en una ciudad como Nápoles que en hubs tecnológicos más establecidos en Europa como Lisboa, Dublín o Berlín.
Y a donde va Apple, otros siguen.
A principios de este año, el gigante de redes informática Cisco inauguró su academia en Nápoles. Eso ayudó a proporcionar un suministro constante de graduados calificados.
Pero establecer un centro tecnológico en Nápoles no fue fácil para Iasevoli, quien fundó Evja hace tres años tras asegurarse la inversión de accionistas en Múnich y Viena.
“Tuvimos grandes problemas para acceder al crédito de los bancos y para obtener fondos del gobierno”, le contó a la BBC.
La Academia de Desarrolladores de Apple atrae cientos de estudiantes en el sur de Italia.
A pesar de esos obstáculos, Iasevoli eligió quedarse.
Los sueldos en el sector tecnológico en Nápoles son la mitad que en Londres, Reino Unido, aunque el costo de vida es más barato.
La presencia de Apple también le ha facilitado promocionar la región a Valeria Fascione, ministra para la internacionalización, startups e innovación de la región de Campania.
Ella es la única ministra regional de Italia con ese rol y dice con orgullo que ahora Campania es la segunda economía que más rápido crece para las startups.
“Cuando la gente me pregunta con una mirada escéptica, ‘¿Por qué Nápoles? ¿Por qué invertir aquí?’ les digo que si Tim Cook, el CEO de Apple, cree que es un lugar increíble y que deberíamos estar de acuerdo con él”.
Pero aunque las academias de Apple y Cisco han sido una noticia excelente para los graduados y la imagen de Nápoles, no han impulsado las entradas de capital privado que algunos esperaban.
Valeria Fascione espera que la inversión de Apple en Nápoles fomente la llegada de otras empresas tecnológicas.
Del norte al sur
Como región, Campania recibe unas de las inversiones más bajas de toda Europa occidental. La mayor parte de la actividad en Italia ocurre en el norte: en Milán se encuentran las firmas de capital de riesgo.
Y de ese entorno viene Giovanni de Caro.
Durante las dos últimas décadas ha trabajado en capital riesgo y forma parte del consejo directivo de Campania NewSteel, la incubadora tecnológica de la Universidad de Nápoles, que ocupa el lugar donde estaban las fábricas de acero a las afueras de la ciudad.
“Aquí hay empresas pero no hay dinero”, dice de Caro, quien es napolitano.
Se describe a sí mismo como el “hombre de las finanzas” de Campania NewSteel, y dice que las barreras culturales entre el norte y el sur son un problema cuando se trata de atraer el capital de Milán hacia el sur.
“El sur de Italia funciona muy distinto al norte”, asegura.
Giovanni di Caro admite que las inversiones son pocas.
Quienes critican el sur dicen que lo que falla son sus carreteras en mal estado, trenes lentos e inversión pública mal gestionada. Por eso el capital privado se queda en el norte.
En cualquier caso, en Italia no existe una gran cantidad de fondos de capital de riesgo: es apenas una décima parte del de Londres.
Tampoco ayuda la fuga de cerebros. La compañía de Nicola Garelli, Istarter, está tratando de revertirla. Ha invertido en cerca de 40 compañías tecnológicas en Italia… aunque ninguna de ellas está en el sur.
¿Qué les frena?
Britt Becking, de la firma de capital riesgo QVentures, en Londres, dice que la puesta en marcha de un escenario de startups en Nápoles no es igual que la de otras ciudades europeas como Berlín.
Es el problema de la gallina y el huevo: las inversiones privadas no llegarán hasta que no haya un panorama tecnológico establecido, pero las startups no pueden establecerse sin tener acceso a capital.
Estudiantes en la academia de Apple aprendiendo a programar.
“Yo recomendaría que las startups napolitanas traten de ir a Londres, Berlín, Silicon Valley…”, dice Becking.
Pero eso es exactamente lo que firmas como Evja y Buzzoole no quieren hacer. Dicen que las firmas de capital riesgo no comprenden el potencial de Nápoles.
“Si hubiéramos empezado en Estados Unidos -o algún lugar así- habríamos necesitado US$10 millones o US$15 millones, pero lo hicimos con menos de US$3 millones aquí en Nápoles”, dice Fabrizio Perrone, fundador y director ejecutivo de Buzzoole.
Y para Paolo Iasevo, de Evja, hacerlo todo eso desde Nápoles es un honor.
“Soy de Nápoles. Si fuera de Berlín, no estarías hablando conmigo, ¿verdad? Así que Nápoles es un buen punto de partida”.
Nápoles, cuyo nombre deriva del griego, “neapolis”, significa “ciudad nueva” y ha tenido que reinventarse muchas veces a lo largo de la historia. Ha sido la capital de ducados, reinos e imperios.
¿Será ahora la capital de la tecnología?
Fuente: www.bbc.com