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¿Cuál es la mejor hora del día para comer carbohidratos?

Es enero, lo cual significa que quizás te hayas subido a una báscula y hayas decidido ponerte a dieta. Pero ¿qué tipo de régimen seguir?

Durante muchos años han prevalecido las dietas bajas en hidratos de carbono, que se basan en la creencia de que comer alimentos como pan blanco, arroz o pasta, que además tienen azúcar, es malo para la cintura.

El razonamiento detrás de estas dietas es que si comes muchos hidratos de carbono y azúcares, especialmente aquellos que no tienen fibra y el cuerpo absorbe rápidamente, aumentará el nivel de glucosa en la sangre.

A menos que quemes esa glucosa haciendo ejercicio, el páncreas producirá más cantidad de la hormona insulina para tratar de bajar la glucosa a niveles normales y se almacenará como grasa el exceso de azúcar de los hidratos de carbono.

Si hay demasiada grasa, especialmente grasa visceral en el abdomen, hay un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud, como diabetes de tipo 2.

Por eso mucha gente no sólo se preocupa sobre la cantidad de hidratos de carbono que consume sino también sobre el momento del día en que lo hace.

Hay una creencia popular, por ejemplo, de que comer carbohidratos por la noche es peor que hacerlo por la mañana. El argumento que la alimenta es que a primera hora de la mañana tu cuerpo se está preparando para el día y pronto empezará a quemar la glucosa que generan los hidratos de carbono, mientras que cuando los comes por la noche tu cuerpo se está preparando para dormir, así que le tomará más tiempo deshacerse de ese azúcar.

Esa es la teoría, pero… ¿de verdad es así?

“Nunca se ha estudiado”
El equipo del programa de televisión de la BBC Trust me I’m a doctor (Confía en mi, soy médico), decidió poner esa argumentación a prueba con un pequeño experimento, con la colaboración del doctor Adam Collins, de la Universidad de Surrey, Inglaterra.

Reclutamos voluntarios con buena salud para estudiar cómo respondían sus cuerpos al consumo de carbohidratos por la mañana y por la tarde.

Si hay demasiada grasa, especialmente grasa visceral en el abdomen, hay un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud, como diabetes de tipo 2.
También queríamos ver si sus organismos se podían adaptar con el tiempo.

Les pedimos a todos los voluntarios que comieran una cantidad fija de carbohidratos al día: alimentos como pan o pasta.

Durante los primeros cinco días debían comer la mayoría de los hidratos de carbono en el desayuno y dejar solo una pequeña cantidad para la noche.

Después debían volver durante cinco días a su dieta habitual antes de cambiar a un régimen inverso, de pocos carbohidratos en el desayuno y muchos en la cena durante cinco días más.

El equipo del doctor Collins supervisó durante todo el experimento los niveles de glucosa en la sangre de los voluntarios.

“Nunca se ha estudiado esto, así que como científico estoy emocionado por ver lo que pasa”, le dijo al programa de la BBC antes de conocer los resultados finales.

Una sorpresa
¿Y qué encontraron? Hubo un claro ganador pero no el que todos esperaban.

Cuando los investigadores analizaron la sangre de los voluntarios después del período del desayuno con muchos carbohidratos y cenas con pocos, hallaron una media de glucosa en la sangre de 15,9 unidades.

Este número cumplía con las expectativas.

Pero cuando hicieron la misma medición tras cinco días de la dieta a la inversa, se encontraron con una sorpresa: la media de glucosa había bajado a 10,4,bastante más baja de lo que se esperaban.

¿Cómo se explica?
Podría ser que lo que importa no es tanto en qué momento consumes los carbohidratos como la duración del período previo de “ayuno” sin los mismos.

El doctor Collins sospecha que la clave está en mantener altibajos en el consumo de carbohidratos y no consumirlos en todas las comidas.
Si hay un gran hueco desde la última comida rica en hidratos de carbono, tu cuerpo estará más dispuesto para procesarlos.

Eso ocurre de manera natural por las mañanas porque has tenido toda la noche de descanso para “ayunar”, mientras dormías.

Pero nuestro pequeño estudio sugiere que si casi no consumes hidratos de carbono durante el día, puede darse un efecto similar en la noche.

En otras palabras, después de varios días de desayunos bajos en carbohidratos y cenas ricas en ellos, tu cuerpo puede acostumbrarse a eso: se vuelve mejor en su respuesta ante una pesada carga de hidratos de carbono a última hora del día.

Ahora, el doctor Collins está planeando un estudio mucho más grande, con el que espera poder dar respuestas más definitivas.

Entretanto, su recomendación es no preocuparse demasiado sobre la hora del día en la que comes carbohidratos, siempre y cuando seas constante en tus hábitos y no te atiborres de ellos en todas las comidas.

Collins cree que la clave está en mantener altibajos: si consumiste muchos carbohidratos por la noche trata de minimizarlos por la mañana. Y si te comiste una pila de tostadas por la mañana, no te pases con las pasta en la cena.

El selfie en Facebook que delató a una mujer como la asesina de su mejor amiga en Canadá

Cheyene Rose Antoine mató a su amiga Brittney Gargol, de 18 años, pocas horas después de tomarse una foto juntas y subirla a la red social Facebook.

Y de acuerdo con la policía de Canadá, esa imagen fue la prueba para demostrar la culpabilidad de la autora del crimen.

Este miércoles se conocieron los detalles de la historia, cuando Antoine, de 21 años, se declaró culpable del cargo de homicidio doloso y fue sentenciada a siete años de cárcel.

La historia se remonta a marzo de 2015, cuando Gargol fue hallada sin vida en la localidad de Saskatoon, en el centro de Canadá.

A su lado, el objeto revelador: un cinturón. Era el mismo que usaba su amiga Antoine en la foto subida a Facebook y que la policía utilizó para responsabilizarla por el crimen.

¿Qué pasó?
De acuerdo con el diario local Toronto Sun, las dos jóvenes habían sido amigas inseparables hasta que, el 25 de marzo de 2015, apareció el cuerpo sin vida de Gargol a la vera de una carretera.

Canadá

En su primer testimonio, Antoine afirmó que ambas habían ido primero a una fiesta y después a varios bares de la ciudad, antes de que Gargol se fuera con un desconocido y ella se dirigiera a la casa de su tío.

Sin embargo, la policía nunca pudo verificar esta versión. Poco después, los investigadores pudieron establecer que el cinturón encontrado junto a la víctima pertenecía a Antoine.

De ese modo, las autoridades comenzaron a analizar los perfiles de Facebook de ambas y fue allí donde hallaron la foto que permitió reconstruir la ruta que habían seguido las dos amigas durante esa noche.

También se dieron cuenta que un mensaje de Antoine en el perfil de Gargol -“¿Dónde estás? No he sabido nada de ti. Espero que hayas llegado bien a casa”- había sido un intento de distracción.

Además, Antoine le había pedido a su tío que respaldara su versión falsa.

Finalmente, ella le confesó el crimen a un amigo. Y durante el juicio reveló que ambas amigas se habían emborrachado y drogado y habían acabado en una acalorada discusión.

En medio del alegato, la joven aceptó ante el tribunal que había estrangulado a Gargol con el cinturón, aunque afirmó que no recordaba nada de lo que había ocurrido.

Arrepentimiento
Durante el juicio, Antoine se mostró arrepentida de sus actos, razón por la que fue condenada por homicidio involuntario.

“Nunca me voy a perdonar por lo que hice. Nada de lo que diga o haga la traerá de vuelta. Lo siento mucho. Esto nunca debió haber pasado”, dijo en un comunicado que fue entregado por su abogado.

“Honra a tu amiga convirtiéndote en un miembro positivo para la comunidad. Se lo debes a ella”, le dijo la juez Marilyn Gray, que fue citada por el diario Saskatoon Starphoenix.

Por su parte, los familiares de la víctima leyeron emotivos comunicados sobre ella.

“La mayor parte de los días no puedo dejar de pensar en ella, en lo que pasó esa noche, lo que debió sentir mientras luchaba por su vida”, dijo Jennifer Gargol, tía de la joven.

10 cosas que cambiaron con Donald Trump en Estados Unidos en su primer año como presidente

Ya transcurrió una cuarta parte del período presidencial de Donald Trump, el tiempo suficiente para poder juzgar su desempeño hasta ahora.

Ha habido promesas cumplidas, promesas rotas y promesas ignoradas.

Además, el presidente llega a su primer aniversario con un 39% de aprobación en las encuestas, el más bajo de todos los presidentes de EE.UU. en su primer año.

Pero ¿ha cambiado algo en Estados Unidos con las políticas de Donald Trump?

Es un empresario sin experiencia política que cuando llegó a Washington dijo que “causaría impacto”. ¿Lo logró?

1. Inmigración
La administración de Trump abordó el asunto de la inmigración bastante rápido con su polémica orden ejecutiva que cerraba la frontera del país a migrantes de una serie de naciones principalmente musulmanas. La orden fue rápidamente suspendida por las cortes.

Desde entonces, la Casa Blanca ha presentado dos nuevas órdenes migratorias, agregando algunos países a la lista de los que tienen el acceso prohibido -entre ellos Venezuela- y retirando a uno de su lista: Sudán.

Las últimas medidas, al menos hasta ahora, han resistido los desafíos legales.

Los esfuerzos anti inmigratorios también se han redoblado: hasta octubre de 2017 hubo 143.470 arrestos de indocumentados, un incremento del 30% respecto al año anterior.

Los 8 países sobre los que pesa el veto migratorio de EE.UU.
Trump también anunció el fin del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (o DACA en inglés), establecido en la era Obama, que otorgaba estatus de residencia a unos 700.000 inmigrantes indocumentados que entraron a EE.UU. siendo niños.

La orden fue temporalmente suspendida por una corte y es tema de continuas negociaciones en el Congreso.

Trump está presionando para llevar a cabo cambios drásticos en el sistema de inmigración estadounidense, incluida la reducción del número total de inmigrantes y el fin del sistema de lotería de visas y está intentando limitar la capacidad de los actuales residentes estadounidenses para que lleven a sus familiares que residen en el extranjero al país.

Los demócratas, sin embargo, se resisten firmemente a estas medidas.

En cuanto al muro en la frontera con México -quizás la promesa más memorable de la campaña de Trump- aún sigue en duda su financiación y lo más probable es que el dinero para pagarlo salga del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses y no de México.

¿Qué impacto ha tenido?

El presidente tiene una amplia autoridad en los asuntos de inmigración y fronterizos, y los ha utilizado, a pesar de que algunos tribunales han tratado de cortarle las alas.

Aún así, no hay nada que Trump desee más que pararse frente a un nuevo y resplandeciente muro en la frontera de México.

El juez Neil Gorsuch fue nominado por el presidente Donald Trump para ocupar un lugar en la Corte Suprema.
2. Las cortes
Trump tuvo la oportunidad de dejar su huella en el máximo tribunal judicial del país pocos meses después de haber asumido el poder.

Pero los logros judiciales del presidente se extienden más allá de su selección de Neil Gorsuch para la Corte Suprema.

Los republicanos del Senado se han rehusado a confirmar a los nominados que presentó Obama para las cortes estatales y de distrito durante los últimos dos años de su mandato, lo que ha dejado un número sin precedente de cargos vacantes que deben ser llenados por Trump.

Todos estos jueces tendrán nombramientos vitalicios, lo que ha garantizado que después de un año en su cargo Trump ya ha logrado cimentar un legado conservador duradero en el poder judicial de EE.UU.

También es una razón por la que los republicanos están deseosos de mantener el control del Senado en las próximas elecciones de medio término.

Si los demócratas obtienen el control, la capacidad de Trump para colocar a su gente en la magistratura federal se vería drásticamente restringida.

¿Qué impacto ha tenido?

Con buena fortuna y fuerza de voluntad política, las estrellas se han alineado para que los conservadores pongan su huella en el poder judicial.

Algunos temían que no podría confiarse en Trump en lo que se refería a la selección de nominados, pero el presidente ha superado las expectativas.

Los proyectos de infraestructura que prometió Trump han quedado relegados por el momento.
3. Infraestructuras

En su discurso inaugural, Trump subrayó un ambicioso nuevo programa de inversión en infraestructuras.

“Construiremos nuevas calles y carreteras, puentes, aeropuertos, túneles y ferrocarriles a lo largo de nuestra hermosa nación”, dijo.

“Sacaremos a nuestra gente de los subsidios del Estado y la pondremos a trabajar, reconstruyendo nuestro país con manos estadounidenses y mano de obra estadounidense”.

Desde entonces, el gran plan de infraestructura de Trump siempre se ha encontrado “a la vuelta de la esquina”. Y es que el Congreso y la Administración primero se centraron en la reforma a la salud y luego en la reforma de impuestos.

Por ahora la conversación sobre las infraestructuras se ha quedado en palabras vacías.

De hecho, la frase “es la semana de las infraestructuras”, se ha convertido en una broma común en Washington.

¿Qué impacto ha tenido?

¿Dónde estaría Trump hoy si hubiera comenzado su gobierno con un programa bipartidista de infraestructuras que hubiera sido recibido con apoyo público abrumador en lugar de prohibiciones de viaje y una mordaz y larga batalla por el sistema de salud?

Trump no logró revertir el Obamacare en el Congreso pero en términos prácticos debilitó fuertemente el sistema creado por su antecesor.
4. Salud
Los esfuerzos de Trump en contra de la reforma de salud de Obama -la llamada Obamacare- para reemplazarla por un plan conservador sufrieron dramáticos fracasos legislativos.

Sin embargo, la administración dio pasos significativos para debilitar los fundamentos de la ley demócrata.

El presidente suspendió los pagos a las compañías aseguradoras que estaban destinados a asegurar a los estadounidenses más pobres y más enfermos.

Los congresistas republicanos también dinamitaron Obamacare rechazando el requisito de que todos los estadounidenses contraten seguros de salud.

La medida podría llevar a que los ciudadanos más sanos se queden sin seguro hasta que se enfermen, lo cual incrementaría las primas.

En octubre pasado Trump declaró que la adicción a los opiáceos es una emergencia de salud pública, pero no se han destinado más recursos para abordar la situación.

¿Qué impacto ha tenido?

Le ha tomado un año pero Trump está dando pasos hacia la derogación de Obamacare. No obstante, no ha avanzado en una propuesta que la reemplace.

Trump visitó al principal socio comercial de EE.UU. durante su primer año en el gobierno.
5. Comercio
En reuniones con líderes extranjeros el presidente repetidamente enfatizó el comercio “recíproco” y alentó a las naciones amigas a comprar los productos hechos en EE.UU.

El presidente rápidamente puso fin a la participación de su país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) e inició conversaciones con Canadá y México para reestructurar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuyas negociaciones actualmente están bajo presión.

EE.UU. y Canadá también están metidos en una disputa comercial por la venta canadienses de varios productos, lo que llevó a los canadienses a presentar una queja formal contra EE.UU. ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Aunque Trump habló de confrontación con China durante su campaña, no ha habido acciones contra el mayor socio comercial de EE.UU. Mientras tanto, el déficit comercial estadounidense con China aumentó a US$35.400 millones en noviembre.

El déficit comercial total del país en noviembre fue de US$50.500 millones, el mayor en cinco años, lo que sugiere que el indicador total para 2017 podría alcanzar también el nivel más alto en cinco años.

Aunque Trump hizo campaña para cerrar la brecha comercial estadounidense, la expansión en el déficit puede atribuirse en gran parte al continuo crecimiento económico del país.

¿Qué impacto ha tenido?

Trump ha dado indicios de que tomará importantes medidas comerciales, pero el principal cambio en el primer año ha sido el freno abrupto al apoyo del país a la expansión del libre comercio mundial.

Trump se ufanó de haber logrado el mayor recorte fiscal en la historia de EE.UU.
6. Reforma fiscal
Trump finalizó 2017 con un importante logro legislativo: una reforma fiscal, prometida en campaña, que reduce drásticamente los impuestos para las empresas y para muchos estadounidenses.

Se calcula que el costo total de los cambios fiscales será de cerca de US$1,5 billones en 10 años.

Sin embargo, algunos de los objetivos más ambiciosos de Trump fueron desechados: hay poco para estimular a las fábricas extranjeras a reubicarse en EE.UU.

También hay importantes perdedores con la reforma fiscal del presidente, principalmente individuos en los estados que pagan más impuestos, principalmente demócratas, que perderán la capacidad de deducir impuestos estatales y locales sobre el límite de US$10.000.

Trump está disfrutando de los anuncios recientes de grandes corporaciones de que transferirán algunos de sus ahorros en impuestos a sus empleados y clientes, aunque los sondeos continúan mostrando que muchos estadounidenses piensan que la nueva ley no les ayudará en sus finanzas.

¿Qué impacto ha tenido?

Trump puede adjudicarse el cambio más sustancial en la ley fiscal estadounidense en 16 años y haber puesto en efecto el tipo de reducción masiva a los impuestos corporativos que los republicanos habían estado buscando durante décadas.

El controvertido oleoducto Keystone en Dakota del Norte recibió luz verde de Trump.
7. Medio Ambiente
Durante el primer año de Trump hubo una reducción significativa en la cantidad de regulaciones federales y eso se notó especialmente en asuntos relacionados con el medio ambiente.

A poco de asumir, dio la aprobación final a varios proyectos para construir oleoductos, que habían sido demorados por años. También permitió la exploración de petróleo y gas en grandes áreas naturales de Alaska y en las costas de EE.UU. (con excepción de Florida, donde también gobierna un republicano).

La agencia medioambiental del gobierno (EPA, por sus siglas en inglés) también anuló normas aprobadas durante la era Obama que limitaban las emisiones de las plantas de carbón, aunque es posible que estos cambios sean frenados en las cortes.

Según el New York Times el gobierno de Trump buscó revertir al menos 60 normas federales relacionadas con el medio ambiente y por ahora tuvo éxito en 29 ocasiones.

El 1 de junio pasado Trump anunció que EE.UU. abandonaría el Acuerdo de París sobre cambio climático, aunque las metas que había acordado el país no eran obligatorias.

¿Qué impacto ha tenido?

El presidente Obama había dado importantes pasos para aumentar las normas federales sobre medio ambiente, a pesar de las objeciones republicanas en el Congreso. Ahora Trump está usando esa misma autoridad para revertirlas.

El primer año de Trump fue muy bueno para el mercado de valores.
8. Economía
El primer año de Donald Trump como presidente ha estado lleno de buenas noticias económicas. Como el mismo Trump suele notar, el mercado de valores está alcanzando niveles récord.

El desempleo, que alcanzaba el 4,8% cuando asumió, se redujo al 4,1%, su nivel más bajo en 17 años. El Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó el 3,2% en el tercer trimestre de 2017, su punto más alto desde el primer trimestre de 2015.

Estas cifras están generando mucho optimismo económico. El Índice de Confianza del Consumidor alcanzó su nivel más alto en 17 años en noviembre pasado.

Sin embargo, mucho de este éxito se debe a medidas tomadas durante el gobierno de Obama, algo que reconocen la mayoría de los estadounidenses, según una encuesta de Quinnipiac que mostró que el 49% de quienes creen que la economía está en un estado “excelente o bueno” lo atribuyen a Obama, mientras que el 40% lo adjudica a Trump.

¿Qué impacto ha tenido?

Trump tiene la esperanza de que las buenas cifras económicas eventualmente convenzan a quienes no lo votaron de que sabe lo que hace. Tiene tres años más para tratar de convencerlos.

Los insultos públicos entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un preocupan a muchos.
9. Política exterior

Trump prometió durante su campaña una política exterior que pone a “EE.UU. Primero” y exige que los aliados hagan mayores esfuerzos financieros y militares.

Durante un discurso ante los aliados de la OTAN en Bélgica sorprendió al negarse a apoyar la cláusula por la que los socios de la organización se defienden mutuamente de agresiones externas.

Trump también intercambió insultos muy públicos con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, llamándolo “pequeño hombre cohete” y amenazando al país asiático con “fuego y furia”.

El uso más notable de fuerza militar durante el primer año de Trump fue el ataque con misiles contra una base aérea siria, en respuesta al uso de armas químicas por parte del gobierno de ese país.

Tanto en Siria como en Afganistán Trump ha dado libertad a sus generales para que continúen con sus misiones militares. Durante el año el llamado Estado Islámico fue derrotado en muchas zonas y su influencia fue limitada.

El presidente también amenazó con cortar la ayuda a Pakistán si no hace más para apoyar el combate de EE.UU. contra los militantes islámicos.

Trump puso a su yerno, Jared Kushner, a cargo de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes pero su acción más dramática fue reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, lo que generó aplausos en ese país pero la condena de los palestinos y gran parte de la comunidad internacional.

¿Qué impacto ha tenido?

Si bien desde lo retórico Trump ha hecho declaraciones sobre política exterior más fuertes que cualquiera de sus antecesores, en términos de políticas reales no ha ocurrido el cambio de paradigma tan temido por algunos y deseado por otros.

Para bien o para mal, Donald Trump es un presidente como ninguno antes.
10. Cambio de tono
Nunca ha habido un presidente estadounidense como Donald Trump.

Nunca hubo un jefe de Estado que no tuviera experiencia política o militar ni tampoco hubo, al menos en tiempos modernos, alguien tan franco o disruptivo en la escena nacional y mundial.

Muchos de los simpatizantes de Trump buscaban justamente eso: votaron al candidato que les dijo que el sistema actual estaba roto y que los otros políticos eran falsos.

Pidieron algo diferente y es lo que obtuvieron.

Trump mismo afirma que está “definiendo la presidencia moderna” con su uso libre de las redes sociales, sus discursos improvisados en tono de campaña y su indiferencia a muchas de las tradiciones históricas de las política estadounidense.

En algunas cosas su presidencia ha sido convencional: su elección de jueces, recortes impositivos y esfuerzos por reducir las normas regulatorias son típicamente republicanos. Pero la manera de operar de Trump y su manera de comunicarse han sido únicas.

¿Qué impacto ha tenido?

Queda por ver si Donald Trump está cambiando de manera definitiva la forma de hacer política en EE.UU. Pero habiendo cumplido un cuarto de su mandato lo que queda claro es que la política en EE.UU. no está cambiando a Donald Trump.

Por qué en Inglaterra se están cansando de la estrella de Chile Alexis Sánchez

Desde que llegó en 2014, el chileno Alexis Sánchez se convirtió en una de las principales figuras del fútbol inglés.

Los elogios llovieron desde todos lados. Prensa, hinchas rivales, exjugadores, analistas, compañeros y técnicos se fueron rindiendo a las virtudes del delantero chileno, que pegado a la banda izquierda o en el centro del ataque, se convirtió en el líder indiscutido y referente del Arsenal.

No hubo duda que Sánchez se trataba de un jugador diferente, capaz de desbordar, crear y definir frente al arco rival con una facilidad asombrosa, además de mostrar sobre el campo un inagotable deseo de ganar.

El delantero chileno conquistó dos copas de la Asociación Inglesa y dos Supercopas con el Arsenal, dos títulos que son considerados secundarios en Inglaterra.
Puede que haya sido el mejor momento de su carrera, con el añadido de los títulos que conquistó con Chile en la Copa América disputada en su tierra en 2015, con Sánchez en plan estelar, y la edición Centenario de 2016.

Pero ese idilio duró poco más de dos años y desde entonces la percepción sobre Sánchez ha ido cambiado radicalmente.

Sánchez tiene que ser el mayor mercenario del fútbol”

Martin Keown
No se duda de su calidad sobre la cancha, sino de todo lo que rodea al chileno, inmerso desde la temporada pasada en una nube de incertidumbre sobre su futuro.

Saga que está cerca de resolverse, pero que en el camino ha terminado por saturar su imagen y agotar la paciencia de los aficionados ingleses.

¿Diablo rojo?
La negativa de Sánchez de extender su contrato con Arsenal puede que tenga fundamentos deportivos dado el irregular presente del conjunto cañonero.

Sánchez siempre ha transmitido la imagen de ser un futbolista ganador, llamado a pelear por los mayores premios del mundo del fútbol, pero desde la pasada temporada fue evidente que eso era algo que no podía hacer en el norte de Londres luego que Arsenal no pudiera clasificar a la Liga de Campeones de este año.

Sánchez podría ser el nuevo compañero del ecuatoriano Antonio Valencia.
El interés del Manchester City por hacerse con sus servicios parecía la salida más lógica para satisfacer la ambición del delantero chileno, pero se pudo llegar a un acuerdo en el último día del mercado de transferencias en agosto y el futbolista de Tocopilla quedó en un limbo del que todavía no ha podido salir.

No sólo hubo dudas sobre su irregular rendimiento, acentuado por la decepción de la eliminación de Chile del Mundial de Rusia 2018, sino que se comenzó a cuestionar lo que en verdad quiere para su futuro.

En especial luego que Manchester City anunciara que no iba a pujar por el jugador en una guerra económica frente a Manchester United, que apareció hace una semana en la ecuación con una oferta mucho más apetecible que la de sus vecinos de ciudad.

El fichaje de Alexis*
Cifras aproximadas
US$250 millones

US$41 millones Traspaso

US$168 millones Salario por cuatro años y medio (US$700.000 a la semana)

US$27 millones Firma de contrato

US$14 millones Comisión del agente

BBC (*monto no confirmado)
Los aficionados de todos los clubes ingleses, a excepción de los diablos rojos, se abalanzaron en contra del jugador chileno, a quien calificaron de avaro por favorecer el dinero que recibirá en Old Trafford por sobre la oportunidad de ganar títulos con el City.

A fin de cuentas esa habría sido su primera motivación para no seguir con Arsenal.

Sánchez le habría dado la espalda a la oportunidad de volver a trabajar con Pep Guardiola.
Otro punto es la información que se maneja sobre sus demandas salariales, que según informó el reconocido periodista alemán Raphael Honigstein habría sido la razón por la que el Bayern Múnich retiró su interés por el jugador el pasado verano.

Y que sería el motivo que también habría incidido en el cambio de parecer del City.

Para una leyenda del Arsenal, Martin Keown, defensor del equipo de los Invencibles, “Sánchez tiene que ser el mayor mercenario del fútbol”.

En una charla con los lectores del diario británico Daily Mail, Keown agregó que “el City sería el lugar natural para que Sánchez desarrollara su fútbol. Ha trabajado con Pep Guardiola, pero para el chileno, está claro que no se trata de ir al mejor equipo”.

“Ha sido todo sobre el dinero”, aseveró.

Camaleón, oportunista, avaro
Neil Ashton, del tabloide británico The Sun, llegó a calificar a Sánchez como un oportunista y que el jugador “ha sacrificado todo para completar el traspaso. Su moral, principios, trofeos”.

“Le dio la espalda a Pep Guardiola, y al tradicional pacto de caballeros que habían acordado en septiembre, para llegar al Manchester United”, sentenció.

Sin embargo, hay quienes han salido en defensa de Sánchez, como el exfutbolista Gary Neville, uno de los principales analistas de la televisión británica.

Una imagen que los aficionados de Arsenal extrañarán.
El que fuera capitán del United considera que su exequipo le puede ofrecer las condiciones necesarias para que Sánchez brille como jugador, además que como profesional es entendible que sea atraído por un salario que ronda las US$600.000 semanales, cifra que lo convertiría en el mejor pagado del fútbol inglés.

Hay quienes dudan que Sánchez valga ese gasto, más lo que se terminaría pagando por su traspaso al Arsenal y la comisión a su agente -que elevaría el total a unos US$200 millones- teniendo en cuenta que se trata de un jugador de 29 años que esta temporada ha estado lejos de su mejor rendimiento.

Además que cualquier club podría hacerse con sus servicios sin tener que pagar por su fichaje al Arsenal una vez que finalice la actual temporada.

Es por eso que en Inglaterra están cansados con la interminable historia sobre el futuro de Alexis Sánchez, un jugador al que sólo un título con el United le servirá para recuperar el prestigio perdido.

Fin del TPS “Con el aumento de deportados a El Salvador es lógico pensar que el fenómeno de las pandillas va a crecer aún más”

“Echar gasolina al fuego”.

Para eso servirá la última decisión de Donald Trump en materia migratoria: acabar con el Estatus de Protección Temporal (TPS, por su sigla en inglés), un amparo mediante el cual desde 2001 cerca de 200.000 inmigrantes de El Salvador tienen permitido residir y trabajar legalmente en Estados Unidos.

Así lo dice José Miguel Cruz, el director de investigaciones del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (LACC) de la Universidad Internacional de Florida, en EE.UU.

Según el que fuera director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, el fin de este mecanismo no hará más que “profundizar la crisis” de un país sumido ya en la emergencia social, “haciendo su resolución mucho más improbable y, en cualquier caso, más lejana”.

Y cree que se puede hacer un paralelismo con el inicio de los 90, cuando EE.UU. inició una política de deportaciones que provocó que miles de salvadoreños, convertidos en pandilleros en Los Ángeles y otras ciudades, regresaran al país del que habían escapado durante la guerra.

Aquello abonó el terreno del que nacería el monstruo que aterroriza hoy a la región.

Y de la misma manera, Cruz, un experto en pandillas centroamericanas, considera que las posibles deportaciones masivas tras el fin del TPS harán crecer aún más el fenómeno. Y no solo en El Salvador. También en Estados Unidos.

Para el experto en pandillas, el fin del TPS fortalecerá a estos grupos tanto en El Salvador como en EE.UU.
The Washington Post y The New York Times reportaron hace unas horas que, durante una reunión con senadores demócratas y republicanos, el presidente Donald Trump dijo que Estados Unidos no debería recibir inmigrantes de países “de mierda” como Haití, El Salvador o las naciones africanas sino de otros como Noruega. El mandatario negó después haber empleado ese término, aunque reconoció que usó un lenguaje “duro” para referirse a esos países. ¿Qué opinión le merece la polémica?

Muestra de forma clara el carácter racista del presidente de Estados Unidos y de sus políticas antiinmigración, las cuales son compartidas y promovidas por buena parte del Partido Republicano.

El lunes, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. anunció que “en base a una cuidadosa consideración de la información disponible, incluso recomendaciones recibidas como parte de un proceso de consulta entre agencias, la secretaria (Kirstjen M. Nielsen) determinó que las condiciones causadas por el terremoto de 2001 ya no existen. Por lo tanto, bajo la ley aplicable, la designación en base al TPS actual debe terminar”.Pero ¿es esa la verdadera razón para acabar con este amparo migratorio que beneficiaba a unos 200.000 salvadoreños?

Es obvio que esa no es la razón. El motivo fundamental es la política antiinmigrantes de la administración Trump.

De hecho, en los últimos años, para renovar el TPS se ha argumentado justo lo opuesto: que a pesar de que se superaron las consecuencias del terremoto de 2001, la situación en El Salvador, por el crimen y la inseguridad, es muy precaria. Es más, ese fue precisamente el argumento utilizado para extender el TPS hace apenas 18 meses. Y las cosas en El Salvador no han cambiado desde entonces.

Lo anunciado por el Departamento de Seguridad Nacional es una formalidad para hacer coherente esta decisión con la política que bloquea la migración hacia EE.UU. y con la política para expulsar a los migrantes que ya están en el país.

Era una decisión que ya se esperaba, en vista de las tomadas en relación a los haitianos y nicaragüenses —el fin del Estatus de Protección Temporal para ciudadanos procedentes de Haití y Nicaragua se anunció en noviembre—. Y el TPS para los hondureños se ha postergado, pero nadie que siga de cerca la política de la administración Trump espera que el resultado vaya a ser distinto.

Para José Miguel Cruz, que para dar fin al TPS el Departamento de Seguridad Nacional argumente que ya no existen las condiciones causadas por el terremoto de 2001 en El Salvador es una excusa y el motivo verdadero es la política antiinmigración.
El año pasado Trump culpó precisamente a la “débil política de inmigración ilegal de Obama” de la expansión en EE.UU. de la Mara Salvatrucha 13. ¿Pero disminuirá con el fin del TPS la incidencia de esa pandilla o del Barrio 18 en territorio estadounidense?

Es algo difícil de anticipar, pero creo prudente decir que el fin del TPS no ayudará a combatir el problema de las pandillas en Estados Unidos. Lo que hará será generar mucha inestabilidad dentro de las comunidades de inmigrantes salvadoreños y centroamericanos en EE.UU. Buena parte de las comunidades en las que se insertan los pandilleros están compuestas por migrantes, no necesariamente ilegales.

Así que, que el estatus que los protegía de la deportación haya terminado hará que se distancien mucho más de las instituciones públicas y agencias policiales que pueden protegerlos de las pandillas locales.

Y la consecuencia a mediano plazo de eso es que las pandillas locales de EE.UU. se fortalecerán porque las comunidades no colaborarán con las agencias que las combaten. Y es sabido que para poder combatir el crimen de pandillas se necesita que las comunidades trabajen de la mano con las instituciones públicas y policiales.

Las pandillas locales de EE.U. se fortalecerán porque las comunidades no colaborarán con las agencias que las combaten”

José Miguel Cruz, investigador
En su explicación de por qué se dio fin al TPS, el Departamento de Seguridad Nacional también señaló: “El gobierno de Estados Unidos ha estado deportando a personas a El Salvador —más de 39.000 en pasados dos años— lo que demuestra que la incapacidad temporal de El Salvador para acoger adecuadamente a sus nacionales luego del terremoto ha sido corregida”. ¿Es eso cierto?

No, de ninguna manera. El hecho de que hayan expulsado a 39.000 salvadoreños no significa que hayan sido bien recibidos en El Salvador. Esa cifra no refleja la capacidad de El Salvador para absorber a esa población, sino el esfuerzo que hace Estados Unidos por expulsarla.

Para ver que El Salvador no está en condiciones para “acoger de manera adecuada” a los deportados no hay más que fijarse en los datos socioeconómicos.

Es uno de los países más pobres de Latinoamérica, con una de las tasas más altas de endeudamiento, con una deuda pública de más del 60% del PIB. Es el que tiene el crecimiento económico de la región, de menos del 2% anual; las proyecciones para el cierre de 2017 eran del 1,7%.

Y sus niveles de desigualdad son impresionantes. Por lo tanto, está claro que El Salvador no tiene la capacidad de absorber a los deportados.

Además, siempre ha tenido problemas de sobrepoblación. Es el país continental con más habitantes por metro cuadrado. Y ahí hay un reto clarísimo.

Que Estados Unidos haya deportado 39.000 salvadoreños en los dos últimos años no significa que El Salvador haya podido absorberlos, dice el experto.
¿Qué pasará entonces con los cerca de 200.000 salvadoreños acogidos hasta ahora al TPS?

Mira, en vista de las condiciones actuales de El Salvador, tienen muy pocas opciones de que se puedan integrar allí. Las oportunidades ya son limitadas para los que están en el país y nunca salieron de él, así que para los recién llegados será aún más difícil.

Ante esa perspectiva, creo que la mayoría de los que pierdan el TPS se quedarán indocumentados en EE.UU.

Y es que El Salvador no constituye ya una opción, no solo en términos económicos, sino al nivel más básico de supervivencia. Es uno de los países con la tasa de violencia más alta del mundo, por lo que para los salvadoreños que ahora están en EE.UU. volver a su país de origen es una amenaza a su supervivencia.

Para muchos de los que se quedarán sin la protección del TPS volver a El Salvador no es una opción, porque pondrían en riesgo su supervivencia, dice José Miguel Cruz.
¿Aumentarán las deportaciones y con éstas el problema de las pandillas en El Salvador?

Sí, sin duda. Y con esto no quiero criminalizar a los más jóvenes, pero es posible que terminen engrosando las filas de las pandillas porque no encuentran otra opción. Ese es el problema de la juventud en El Salvador, que las pandillas son en muchas comunidades el único grupo de referencia para ella.

Así que, con el aumento de los deportados, es lógico pensar que el fenómeno va a crecer aún más. Más teniendo en cuenta que los que crecieron en Estados Unidos se sentirán aún más aislados en El Salvador.

La MS-13, al igual que el Barrio 18, surgieron en la segunda mitad del siglo pasado en Los Ángeles y se implantaron en Centroamérica a inicios de los 90, cuando Estados Unidos inició una política de deportaciones que provocó que miles de salvadoreños regresaran, convertidos en pandilleros, al país del que habían escapado durante la guerra. Y eso fue lo que sentó las bases del fenómeno que hoy aterroriza la región. En ese sentido, ¿se podría hacer un paralelismo entre aquellas deportaciones y las que hoy se prevén tras el fin del TPS?

Sí, se puede hacer un paralelismo con los 90 y las deportaciones que sentaron las bases de aquello en lo que se convertirían después las pandillas.

Se puede hacer un paralelismo con los 90 y las deportaciones que sentaron las bases de aquello en lo que se convertirían después las pandillas”

José Miguel Cruz, investigador
Hoy la situación en El Salvador es muy cercana al desastre social. Puede sonar muy alarmista, pero así es en muchas comunidades.

Y la deportación masiva será el último empujón a una situación que ya es muy crítica, sobre todo por la incapacidad de las instituciones para buscarle una solución. Éstas han fracasado en generar políticas que puedan resolver la situación y no hay razón para pensar que cambiarán de rumbo.

Esta decisión, la de poner fin al TPS, lo que va hacer es echar gasolina al fuego. Ya existe una situación de emergencia en Centroamérica y esto no hace más que profundizar la crisis, haciendo su resolución mucho más improbable y, en cualquier caso, más lejana.