Tomar antiácidos podría acortar tu vida, según estudio

(CNN) – Los populares antiácidos han sido asociados con un incremento de un 25% en el riesgo de muerte prematura, según un estudio publicado este lunes en el British Medical Journal Open.

Aunque el estudio solo analizó los medicamentos que se obtienen con prescripción, encontró que los pacientes que toman estas drogas durante largos periodos de tiempo podrían aumentar su mortalidad.

Investigaciones previas han mostrado que estos inhibidores se relacionan con problemas de salud, según la Escuela del Medicina de la Universidad de Washington. Entre ellos se incluyen fallas de riñón, fracturas, neumonía, demencia, enfermedades cardiovasculares y más.

Para analizar si consumir estos medicamentos podría llevar a una muerte temprana, la universidad analizó una baste de datos de 3,5 millones de personas. Compararon las personas que tomaban los antiácidos y las que no.

Encontraron que las personas que los usaban experimentaban un riesgo 25% mayor de muerte por varias causas frente a los que no los tomaban.

Si 500 pacientes tomaran los antiácidos de prescripción por un año, al menos una muerte estaría relacionada con el uso de esta droga. Entre más tiempo la consuman, mayor el riesgo, añade el estudio.

La universidad dice que la razón biológica de este vínculo no está clara. La evidencia sugiera que estas drogas cambian los genes, aumentando alguna actividad del ADN y disminuyendo otra. Son estas diferencias genéticas las que podrían contribuir a la muerte prematura.

El peligro que esconde “el ingrediente más delicioso conocido”: las tóxicas semillas de los frijoles tonka

Provoca redadas policiales y muertes masivas de animales; en Estados Unidos, los chefs tienen “distribuidores” que lo introducen de contrabando en el país.
Estoy desempacando mi compra por internet como si se tratara de un paquete bomba.
Dentro hay un frasco de frijoles negros arrugados, cada uno parecido a una pasa alargada. Son “frijoles tonka”, la aromática semilla de un árbol gigante de las profundidades de la selva amazónica.
Rallados sobre postres o preparados como infusión, diseminan un sabor tan trascendente que han sido calificadas como el ingrediente más delicioso conocido.
Huele a hierba recién cortada mezclada con vainilla, regaliz, caramelo y clavo, coronadas con un toque de magnolia, o al menos eso dicen en internet quienes la han tenido cerca.
Desenrosco la tapa y aspiro: huelen tenuemente a pulimento de muebles.
“Mientras no uses una gran cantidad -ya que podría causar la muerte- realmente es delicioso”, dice en tono no particularmente tranquilizador Thomas Raquel, jefe de repostería de Le Bernardin en Nueva York, restaurante reconocido con estrellas Michelin.
La venta de frijoles tonka para el consumo es ilegal en Estados Unidos desde 1954.
Mientras no uses una gran cantidad copiosa -obviamente podría causar la muerte- realmente es delicioso”
Thomas Raquel, chef
Los alimentos que contienen tonka son considerados “adulterados”, aunque eso no les ha impedido aparecer en los menús de restaurantes con estrellas Michelin, desde Nueva York a California.
De hecho, Estados Unidos es el mayor importador de tonka en el planeta.

El ingrediente tóxico
Los frijoles tonka contienen niveles inusualmente altos de cumarina, un compuesto químico orgánico que les da su sabor y se encuentra naturalmente en cientos de plantas, incluyendo hierbas, lavanda y cerezas.

Aunque nunca hayas visto un frijol tonka en tu vida, hay una buena posibilidad de que sepas cómo huelen sin haberte dado cuenta.
La cumarina se aisló por primera vez de los frijoles tonka en 1820; el nombre proviene del término caribeño “coumarou” para identificar al árbol tonka.
Poco después, un químico inglés mejor conocido por inventar el primer colorante sintético logró producirla en laboratorio.

Los chefs en Estados Unidos tienen prohibido hacer postres con habas tonka.
En la década de 1940, la cumarina artificial estaba realmente en boga y al ser uno de los primeros aditivos sintéticos, era muy barata.
Fue ampliamente utilizada en lugar de la vainilla natural, añadida al chocolate, dulces, cócteles amargos, esencia de vainilla e incluso refrescos.
Rápidamente se convirtió en un ingrediente básico en el tabaco y brindó su complejo aroma a la industria del perfume.
Daño en cuestión de semanas
Pero había un problema. Estudios en perros y ratas habían revelado toxicidad y en niveles relativamente bajos podía causar daños considerables al hígado en solo unas semanas.
En las ovejas, solo 5 gramos (alrededor de dos cucharaditas) resultan fatales. Tanto el tonka como la cumarina fueron proscritos.
Pero nunca han desaparecido.
“Digamos que sé dónde conseguirlos, no es un problema conseguirlos”, dice Paul Liebrandt, ex copropietario del Corton en Nueva York.
Hace casi una década el gobierno llegó a hacer redadas en varios restaurantes gourmet.
El tonka y la cumarina todavía aparecen regularmente en sabores avainillados mexicanos, donde se utiliza para enmascarar un producto de baja calidad.

Los rollos de canela estuvieron a punto de ser prohibidos en Dinamarca porque una investigación reveló altos contenidos de cumarina en la mitad de una muestra.
Aún es perfectamente legal añadir cumarina al tabaco y a los cosméticos, aunque es fácilmente absorbido por la piel y el frágil revestimiento de los pulmones.
El producto químico se utiliza abundantemente en detergentes, gel de ducha, jabones de mano, y desodorantes y perfumes de gran éxito como Coco Mademoiselle (Chanel) y Joop! Homme, así como en cigarrillos electrónicos.
También en tu cocina
De hecho, hay una buena probabilidad de que tengas alguna cumarina al acecho en los armarios de tu cocina.
La canela verdadera se hace de la corteza de la planta Cinnamomum zeylanicum y es nativa a Sri Lanka.
Posee niveles extremadamente bajos de cumarina y propiedades medicinales demostradas, pero probablemente no es lo que tienes en tu estante.
Lo que consideramos canela suele ser una impostura del sudeste asiático que se fabrica con la corteza del árbol de casia.
No solo la planta no tiene ninguna relación con la canela, sino que contiene alrededor de 25,000 veces más cumarina.
No es como si fueras a darte cuenta de cuándo estás comiendo demasiado: los efectos se acumulan durante años”
Dirk Lachenmeier, investigador del Laboratorio CVUA
Estados Unidos no regula la cantidad de cumarina en la canela, aunque la Unión Europea ha fijado límites diarios seguros: solo una cucharadita de canela casia.
En 2013, las añorados kanelsnegle o roscas de canela de Dinamarca escaparon por escaso margen de ser prohibidas después de que un estudio encontró que casi la mitad de los productos analizados superó el contenido máximo de cumarina permitido en los alimentos.
Niveles de riesgo
¿Es realmente tan peligrosa la cumarina?
En papel, por lo menos, el sabor prohibido no ha causado jamás una sola muerte humana y ha habido peticiones para levantar la prohibición. Pero esa no es la historia completa.

Hay casos de ganado que ha muerto por ingerir tréboles ricos en cumarina que habían sido infectados por un hongo.
La cumarina es principalmente tóxica para el hígado, que desempeña un papel central en la limpieza de los venenos y la expulsión de ellos del cuerpo.
“No es como si fueras a darte cuenta de cuándo estás comiendo demasiado: los efectos se acumulan durante años”, advierte Dirk Lachenmeier, del Laboratorio de Investigación Química y Veterinaria (CVUA, por sus siglas en inglés) de Karlsruhe, Alemania, quien ha desarrollado una nueva forma de detectar la cumarina en los alimentos.
Los límites de seguridad en los seres humanos se basan en estudios con animales, desde babuinos a perros.
Para compensar cualquier diferencia en nuestra biología, la cantidad más alta que no ha causado ningún daño en los animales se multiplica por 100.
Para una persona de tamaño mediano, esto funciona con un cuarto de un frijol tonka o un cuarto de una rosca de canela por día, aunque si eliminas el factor de seguridad, tu permisividad se dispara hasta más de 25 frijoles tonka o 20 roscas de canela (5.680 calorías, un desafío para incluso los más acendrados comedores compulsivos).
Para la mayoría de las personas, el límite actual es probablemente ultraconservador.
Tenemos enzimas que sutilmente modifican la estructura de la cumarina para que sea segura. Pero no todas las personas pueden hacer esto.
¿Qué pasó?
El alerta sobre la cumarina se desató en 1921.
El ganado en América del Norte y Canadá había sido afectado por una enfermedad misteriosa, lo que significaba que las operaciones habitualmente consideradas rutinarias -como la cirugía para cortarles los cuernos- los harían sangrar hasta morir.

Cocineros de todo el mundo usan tonka en sus postres.
Los agricultores encontraban sus animales desplomados en el terreno, rodeados de charcos de sangre.
El ganado había comido trébol dulce, hierba especialmente resistente que se importó de Europa, donde creció abundantemente.
La crisis se prolongó durante años, hasta que eventualmente un agricultor apareció en la Fundación de Investigación para Graduados de Wisconsin (WARF, en inglés) con una vaca muerta y un cubo de sangre no coagulada.
Allí el bioquímico Karl-Paul Link se puso a investigar y descubrió lo que había sucedido.
El trébol dulce contiene altos niveles de cumarina que un hongo había convertido en el potente anticoagulante dicumarol.
El descubrimiento inspiró el desarrollo de la warfarina, que hoy es a la vez un recurso particularmente espantoso para el control de plagas y uno de los fármacos más prescritos en el planeta.
La cumarina en sí no es un anticoagulante, pero los dos productos químicos están estrechamente relacionados.
Para las personas con una versión diferente de la enzima que desactiva la cumarina, tanto la warfarina como la cumarina resultan particularmente tóxicas.
A nivel mundial, hubo alrededor de un millón de muertes por enfermedad hepática en 2010, lo que representa alrededor del 2% de todos los fallecimientos.
Quizás nunca sepamos si la cumarina estaba involucrada, pero un informe reciente concluyó que para aquellos con las ingestas más altas, los riesgos para la salud no pueden ser descartados.
Armada con el conocimiento de que el tonka puede o no puede matarme, es hora de poner mis habilidades de hornear a prueba.
Por desgracia, mis habilidades culinarias son muy limitadas, por lo que opto por hornear algunos pastelitos.
Media hora más tarde, estoy de pie sobre un lote de pasteles ligeramente tristes, que huelen débilmente a almendras.
Es de buena educación compartir tus bocadillos tóxicos con los amigos, por lo que le doy a probar uno a mi compañera de piso.
Ella toma un bocado y lo mastica pensativamente. “Sabe a sicote”, dice.

¿Qué es la comezón y por qué rascarse se siente a veces tan rico?

Comezón piquiña, picor, picazón, rascazón, prurito… hasta hormiguillo: como sea que le digas, cuando empieza no la puedes ignorar. Pero curiosamente es una de las sensaciones más ignoradas por la medicina.
Sin embargo, en la Universidad de Washington en Missouri, Estados Unidos, hay un lugar con un nombre maravilloso: Centro para el Estudio de la Comezón.
“Sí, hubo otras sugerencias para el nombre, como Centro para el estudio de las cosquillas, pero nos quedamos con éste. La verdad es que todos sentimos comezón casi a diario pero por alguna razón es probablemente uno de los temas menos investigados científicamente”, le dijo a la BBC el codirector del centro, doctor Brian Kim.
Para remediar la situación, empecemos con los insectos…
¿Por qué sus picaduras pican tanto?

Cualquier contorsión es válida cuando te pica algo.
“El insecto libera una toxina en la piel que tiene un impacto en los mastocitos o células cebadas, que a su vez liberan un químico llamado histamina”, explica el neurocientífico Francis McGlone de la Universidad John Moores de Liverpool.
“La histamina se fija en los receptores de los nervios de la comezón y envía la información al cerebro de que hay piquiña en esa parte del cuerpo”, agrega McGlone.
“Todo eso causa una dilatación local de los vasos sanguíneos, que empiezan a filtrar plasma para lavar la toxina que causó la comezón”.
Por eso el área se pone roja y salen ronchas.
De manera que, no es la toxina lo que pica sino la reacción a ella.

Y por qué no…
¿Por qué ni los músculos ni el cerebro pican?
La respuesta más rápida es: ¡por suerte! ¿Te imaginas tener comezón en un lugar que no te puedas rascar por más que intentes?
Pero la razón es que las histaminas liberadas se fijan a fibras nerviosas especializadas que sólo se encuentran en la piel.
Tus músculos no necesitan ese tipo de protección.
La piel está haciendo su muy importante trabajo: es una especie de traje espacial que protege todo el interior de tu cuerpo de los peligros del mundo.
Así que la picazón es una cuestión de piel.
Una cuestión biológicamente desatendida

Sin disimulo
Como decíamos, la comezón nunca ha atraído la misma atención que otras sensaciones como el dolor.
Hasta hace poco, se creía que las mismas fibras nerviosas que transportaban las sensaciones de dolor llevaban las de la comezón al cerebro.
Pero en 1997 un descubrimiento reveló que la piquiña tiene sus propios nervios de transporte.
Aunque son más lentos.
Si accidentalmente te recuestas sobre la estufa, la sensación viajará por tus fibras “rápidas” de dolor a 130 kilómetros por hora, para que puedas casi instantáneamente saltar y retirarte.
En contraste, las fibras de la comezón son más perezosas: llevan la información a 2 kilómetros por hora.
Y esta información es muy nueva. Todavía estamos descubriendo nuevas cosas que están empezando a revelar un poco más sobre…
Por qué es tan contagioso

Ha habido hasta picores famosos.
Brian Kim nos contó sobre un experimento algo inusual que hicieron recientemente en el Centro para el Estudio de la Comezón.
“Pones ratones que tienen picazón y se están rascando junto a otros a los que no les pica nada, y estos últimos empiezan a rascarse”.
Y el experimento se vuelve un poco… ridículo. Para asegurarse de que no se trataba de algo en el ambiente que les estaba causando escozor a los que no lo tenían, tomaron a los ratones sin piquiña y les mostraron filmaciones de los que se estaban rascando.
“¡Y se empezaban a rascar!”.
“Es más, muchos de los que estén leyendo esto van a empezar a rascarse, o ya empezaron. Sabemos que esto pasa. Cuando yo doy conferencias, mi asistente observa cómo la audiencia empieza a rascarse. Incluso el concepto provoca esa acción”.

Un momentico me rasco aquí.
“El contagio es así de sencillo: con sólo ver a alguien rascándose, te empieza a picar”.
Pero Kim y su equipo no se quedaron sólo en el aspecto social del fenómeno, sino que exploraron la forma en que ocurre desde el punto de vista neurocientífico.
“El estudio fue asombroso pues reveló el rol de un órgano específico que se pensaba que regulaba el ritmo circadiano -el ciclo diurno y nocturno- y, por ser tan pequeño, nada más. Por eso fue sorprendente descubrir que este órgano está ahí para percibir por vía visual conductas de rascado y provocar sensaciones de comezón”.
¿El nombre de este órgano?: núcleo supraquiasmático.
Y… ¿por qué es tan rico rascarse?
“Como neurocientífico me he estado haciendo esa pregunta por años”, confiesa McGlone.

¡Uff… qué alivio!
“Yo puedo hacer que te dé comezón pasando histamina en tu piel usando corriente eléctrica para que no te haga daño, así que puedo crear todas las reacciones normales a la piquiña. Si te rascaras tu piel antes de hacer todo eso, sería incómodo. Si lo haces después, es increíblemente placentero”.
“Lo siento pero no sabemos cuál es el mecanismo que causa que algo tan gratificante suceda como respuesta a la liberación de histamina y la sensación de comezón”.
“Lo que sí puedo decir es que cualquier conducta asociada con una gratificación, generalmente evolucionó porque de alguna manera es beneficiosa para ti”, apunta el neurocientífico.
¿Habrá alguna parte del cuerpo que cuando se rasca produce más placer?, le preguntamos.
“Sí, un colega y yo publicamos un estudio que demostraba que rascarse el tobillo es lo más placentero según la mayoría de la gente”.
¿El tobillo?

Efectivamente, el tobillo
“En términos de evolución, quizás sea porque están cerca del suelo y es donde más fácil llegaban los insectos, por eso se volvió más gratificante rascarse ahí. Siempre hay una razón y la razón de la evolución siempre es la protección”.
Rico pero ¿bueno?
Aunque rascarse ayuda a dilatar los vasos capilares para que liberen más plasma y esta lave las toxinas, no siempre es beneficioso.
El problema es que dispara un ciclo sin fin.
Cuando te rascas la piel puede liberar más histamina que envía más señales de piquiña al cerebro que hace que te rasques más…
Eso puede hacer que la piel se pele, se infecte, salga sangre…
Ese ciclo puede volverse un problema serio si la persona sufre de condiciones como eccema o psoriasis.

Puede llegar a ser grave.
Y es aún peor, según nos dijo Brian Kim, para pacientes que sufren con lo que se llama “picor crónico”.
“Es muy grave en el sentido de que es muy debilitante. Hay estudios que muestran que es tan debilitante como el dolor crónico”, señala.
“Pacientes en diálisis y los que tienen hepatopatía sufren de mucha comezón, y hay muy pocos tratamientos”.
“Pensamos que la piquiña no es sólo una indicación de algo que está pasando afuera del cuerpo sino que puede serlo de algo que ocurre en su interior”.
“Tuve un paciente que sufrió de picor crónico severo por dos años, todos habían pensado que estaba loca, el psiquiatra la había medicado. Resultó que tenía linfoma y una semana después de empezar quimioterapia, se le quitó el picor”.
“Creemos que, en lo que se refiere a la comezón, apenas hemos visto la punta del iceberg”.

El revolucionario parche para los que tienen temor de las agujas de las inyecciones

Un equipo científico probó con éxito una vacuna contra la gripe que se aplica en un parche o curita que ni pincha ni duele.
Esta tecnología a prueba de niños aterrorizados y mayores con fobia a las agujas acaba de pasar varias importantes pruebas de seguridad en los primeros ensayos clínicos con humanos.
El parche tiene en su parte adhesiva un centenar de microagujas finas como el cabello que pueden penetrar las capas más superficiales de la piel pero no causan dolor.
Las vacunas contra la gripe regulares se inyectan con agujas que avanzan hasta el músculo.
Además, estas vacunas en parche son lo suficientemente simples como para que cualquier persona se lo pueda aplicar a sí mismo.
Los investigadores que lo desarrollaron creen que esta tecnología podría ayudar a aumentar la inmunización de la población, incluso la de los pacientes que temen las agujas.
No necesita frío
La otra gran ventaja de esta vacuna contra la gripe en parche es que no necesita ser almacenada en frío como las vacunas tradicionales, así que las farmacias podrían potencialmente guardarlas en sus estanterías para la venta.

El parche de la vacuna contra la gripe se aplicó sobre la piel de voluntarios durante 20 minutos.
Los voluntarios que la probaron dijeron que la preferían a las inyecciones.
Ofrece la misma protección que una vacuna contra la gripe regular pero sin el dolor, según el equipo estadounidense que la desarrolló, de la Universidad de Emory y del Instituto de Tecnología de Georgia, con financiación de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU.
Cómo funciona
“Si la miras con el microscopio lo que ves son agujas pequeñas a un nivel microscópico. Pinchan la piel sin causar dolor”, le dijo a la BBC el investigador líder Mark Prausnitz, que también forma parte de una compañía que quiere tener autorización sobre el uso de la tecnología.
En un estudio su equipo probó en 100 voluntarios la vacuna en parche y en inyecciones.
Quienes aplicaron el parche lo hicieron durante 20 minutos.
La mayoría dijo que la curita de agujas diminutas era indolora, aunque algunos experimentaron efectos secundarios leves, como enrojecimiento, picor y sensibilidad en la zona de la piel donde se había aplicado.
Estos síntomas mejoraron solos con el correr de los días.

Potencialmente revolucionario
Más allá de la gripe, los expertos dicen que el parche podría revolucionar cómo se administran las vacunas, aunque todavía hace falta hacer más ensayos clínicos antes de que este sistema de inmunización se apruebe para un uso generalizado.

Cualquier persona podría aplicarse el parche a sí mismo.
“Podemos imaginarnos la vacunación en casa, en el trabajo o incluso la distribución por correo”, dijo la doctora Nadine Rouphael, de la Universidad de Emory.
La curita puede descartarse en la basura después del uso porque las microagujas se disuelven.
Y como puede almacenarse durante un año de manera segura y sin refrigeración, podría ser extremadamente útil en el mundo en desarrollo.
Expertos de salud pública británicos dijeron que el parche también puede ser muy útil para inmunizar a los niños más pequeños que tienden a tenerle miedo a las agujas, aunque en Reino Unido ya se utiliza con ellos una vacuna contra la gripe en forma de espray nasal.
John Edmunds, un expertos en enfermedades infecciosas de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, dijo que “este estudio es sin duda un paso importante hacia una manera mejor de administrar vacunas en el futuro”.
Otros equipos científicos han estado trabajando también en distintas maneras de aplicar vacunas sin dolor.
Una inyección con microaguja ya ha sido aprobada para uso en Estados Unidos, mientras que en Australia unos investigadores desarrollaron un nanoparche con agujas aún más pequeñas que las de esta vacuna para la gripe.

Por qué nos cuesta tanto hacer ejercicio (y no es sólo por flojera)

Si eres de los que no hace ejercicio puede que no sea totalmente tu culpa.
Es posible que la razón por la que te cueste tanto estar activo físicamente no pase por tu falta de voluntad, sino por el simple hecho de cómo eres.
O que las innumerables excusas que sueles mencionar para justificar una vida sedentaria en realidad tengan fundamento, o por lo menos algunas de ellas.

Una de las razones es el rechazo que generan las situaciones incómodas que produce el ejercicio en las personas.
El punto es que no puede ser simplemente casualidad que pese al bombardeo de información sobre los numerosos beneficios que brinda el ejercicio, tanto para la salud como para el estado de ánimo, todavía haya una mayoría de la población que no hace ningún tipo de entrenamiento físico.
“Por experiencia se debe a una condición o predisposición genética ligada al somatotipo de cada persona”, le explicó a BBC Mundo Juan Francos Marco, licenciado en ciencia deportiva del centro Alto Rendimiento.

“Para alguien endomorfo es mucho más difícil cualquier actividad física que para una persona del grupo ectomorfo o mesomorfo, y eso hace que tengan más predisposición a llevar una vida más perezosa. Si hacen ejercicio es más por una recomendación médica”.
Nuestros ancestros
Para el profesor David Lieberman, experto en la evolución biológica del ser humano, la explicación puede remontarse incluso hasta nuestros ancestros.
En un trabajo que realizó en 2015, “¿Realmente es el ejercicio una medicina? Una perspectiva evolutiva”, el profesor de Harvard explica cómo nuestros antepasados tenían la tendencia de reposar y guardar energía cuando no estaban obligados a someter al cuerpo a exigentes jornadas de caza o se trasladaban de un lugar a otro.
“Es natural y normal ser físicamente flojos”, aseguró.

“Nuestro instinto ha sido siempre ahorrar energía. Durante la mayor parte de la evolución humana eso no tenía relevancia porque si querías poner comida en la mesa tenías que trabajar realmente duro”, en referencia a que en aquellos tiempos no resultaba fácil encontrar las cantidad de alimento necesaria para balancear las calorías que se quemaban cuando se salía en cacería.
En una entrevista con el diario The Washington Post, Lieberman explicó que en la vida moderna no se necesita el mismo esfuerzo físico ya que las máquinas y la tecnología nos hacen la vida mucho más fácil, pero que “heredamos sus instintos” de reposar cuando no es necesario estar en movimiento.
En el mismo artículo, el profesor Bradley Cardinal, de la universidad estatal de Oregon, escribe que no cree que todo se deba a un tema biológico y que hay un aspecto social que tiene un efecto negativo en las personas.

Ir al gimnasio puede producir una presión añadido al haber un elemento comparativo con el nivel de otras personas.
En ese sentido se refirió al hecho que en muchos círculos de la vida en los que nos desenvolvemos, sea con amigos o profesionalmente, está mal visto no hacer ejercicio y no se entiende que la actividad física se debe llevar como algo natural, incluso cuando se decide no hacerla.
Zona de confort
Para Sherry Pagoto, profesora de medicina de la universidad de Massachusetts, en un artículo publicado en el portal Psychology Today, lo más difícil es poder superar el rechazo psicológico que se genera a raíz de las muchas situaciones incómodas que se experimentan del propio ejercicio físico.
Sudar, pasar frío, sentirse sin aliento, los dolores musculares o el sacrificio que implica son elementos que juegan constantemente con la mente, que suele entrar a menudo en una confrontación con la voluntad de las personas.
Pagoto considera que la incomodidad de esas situaciones es algo temporal y que el cuerpo humano se adapta a las nuevas experiencias, lo que abre un abanico de posibilidades y recompensas.

Si bien es posible que el ser humano busque por naturaleza ahorrar energía, la inactividad es un problema que alarma a las autoridades de sanidad del mundo.
Para ello también es importante entender la realidad en la que cada persona ha vivido.
“La cultura y la educación toman un aspecto relevante a medida que se va creciendo”, indicó el profesor Marco, del centro Alto Rendimiento en España.
“Si nunca se ve a nadie de tu familia o de tu entorno practicar deporte o hacer ejercicio será difícil se que se sienta atraído a hacerlo. En caso contrario el niño lo incorpora como algo implícito para el resto de su vida”, explicó.
“Otro factor que condiciona es la motivación”, siguió Marco.
“La gente quiere resultados rápidos porque asocian que hay un sufrimiento que requirió mucha voluntad y disciplina”.

Uno de los consejos es estar expuestos a la actividad física desde pequeños.
“Si no ven la recompensa aparecen las dudas y cuestionan si está valiendo la pena el esfuerzo”.
Según el preparador físico español lo más recomendable es entender que se trata de un proceso lento, que si bien requiere voluntad y dedicación, con el tiempo se obtendrá la recompensa.
Y que no hay nada reprochable con el hecho de que algunas personas son simplemente más perezosas y otras por naturaleza son más activas.