Tanto si nos gusta como si no, los padres llegaron a las redes sociales.
Las redes son una excelente manera de mantener el contacto. Y siempre es divertido ver a tus padres intentando hacerse selfies o usar emoticonos.
Pero, ¿es correcto que compartan fotos tuyas online sin tu permiso y sin tener conocimiento de la configuración de privacidad?
Y, llegado el caso, ¿cómo puedes convencerlos para que retiren las fotos?
En inglés, la práctica de los padres de compartir en internet noticias y fotos de sus hijos se conoce como ‘sharenting‘, una mezcla entre las palabras ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (crianza).
Este fenómeno acaparó el debate después de que la actriz estadounidense Gwyneth Paltrow publicase una foto de ella y de su hija Apple Martin, de 14 años de edad, esquiando.
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La imagen recibió más de 150.000 ‘likes’, pero a Apple no le gustó tanto.
“Mamá, ya discutimos esto. No puedes publicar nada sin mi consentimiento“, escribió desde su cuenta privada de Instagram.
Paltrow le respondió: “¡Si ni siquiera se te ve la cara!”.
Muchos de los seguidores de Paltrow argumentaron que, como madre, tenía todo el derecho de compartir fotos de su hija.
Pero otros aseguraron que los niños también merecen tener derecho a la privacidad.
¿Por qué molesta el ‘sharenting’?
Paradójicamente, la mayoría de las redes sociales no permiten registrarse a losmenores de 13 años, por lo que algunos adolescentes respetuosos con la norma se sorprenden cuando finalmente consiguen una cuenta.
Konrad Iturbe, un desarrollador de software de 19 años establecido en España, le contó a la BBC que se llevó una “gran sorpresa” cuando se dio cuenta de que sus padres habían publicado fotos de él en internet.
“No me gusta que haya fotos mías en internet; ni siquiera yo publico fotos de mí mismo en mi cuenta de Instagram. Por eso, cuando seguí a mi madre y las vi en su perfil, le dije que las quitase porque no le había dado permiso para subirlas”.
Konrad explica que su madre entendió su postura y que rápidamente resolvió el problema, que es lo que cree que deberían hacer todos los padres.
Explica que al descubrir las imágenes lo sintió como una “violación de la privacidad“. Le molestó particularmente porque había fotos de él cuando era niño y la cuenta de Instagram de su madre estaba abierta al público.
“No quería que se compartieran fotos de mi juventud, es algo muy íntimo“, dice.
Y añade que también le preocupan los “algoritmos de reconocimiento facial” y que alguien lo pueda “rastrear” cuando sea mayor.
Sonia Bokhari, una adolescente de 14 años de Estados Unidos, tuvo una experiencia similar cuando se unió a Twitter y Facebook.
Bokhari explica en la revista ‘Fast Company’: “Cuando vi las fotos que [mi madre] había estado publicando en Facebook durante años, me sentí totalmente avergonzada y profundamente traicionada“.
Y añade: “Allí estaban, para cualquiera que quisiera mirarlo en su cuenta pública de Facebook, todos los momentos vergonzosos de mi infancia: la carta que le escribí al Hada de los Dientes cuando tenía cinco años, fotos de mí llorando cuando era muy pequeña, e incluso fotos estando de vacaciones cuando tenía 12 y 13 años de las que no tenía conocimiento”.
Sin embargo, no a todos les importa el ‘sharenting’. Charlotte Christy, una chica estadounidense de 23 años que estudia en Londres, dice que personalmente cree que es “bastante normal”.
Charlotte tenía 13 años cuando su madre comenzó a subir fotos de ella en Facebook. “Me etiquetaba y lo veía en la página de inicio, por lo que todos podían verlo. Pensé que me daba vergüenza, pero no me molestaba hasta el punto de pedirle que las eliminara”, cuenta.
“Siento que vivimos en una sociedad en la que todos quieren que sus fotos sean realmente favorecedoras. Pero si mi madre publica una foto en la que no salgo especialmente bien, no me molesta”, agrega.
“Creo que comparto fotos de mi madre tanto como ella comparte fotos mías. Compartir me parece algo natural y no veo por qué debería pedirle permiso, es mi madre”.
¿Puede ser peligroso el ‘sharenting’?
Para Sarah (nombre ficticio), una profesional de la salud de 29 años de Hong Kong, lo más preocupante eran las implicaciones en cuanto a la privacidad.
“Cuando tenía 21 años, mi madre me etiquetó en Facebook y vi que había publicado un montón de fotos mías, desde que era un bebé hasta que tenía 20 años”, dijo a la BBC.
“Su configuración era pública, por lo que me pareció algo muy poco seguro. No quería que mis fotos de pequeña se filtraran a todo el mundo y sabía que en Google puedes buscar el nombre de alguien usando sus fotos. Además, al aportar más fotos de mí, las compañías tecnológicas tienen más información sobre cómo soy”, añadió.
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Andra Siibak, profesora de la Universidad de Tartu en Estonia, realizó varios estudios sobre el ‘sharenting’.
En un estudio con niños estonios de entre 9 y 13 años, descubrió que a los niños les gustaba que sus padres compartiesen “cosas positivas sobre ellos”, pero que había “grandes discrepancias entre lo que los niños y los padres consideraban fotos bonitas”.
“Los niños no estaban a favor de que los padres compartieran fotos poco favorecedoras sobre ellos, por ejemplo si estaban despeinados o llevaban un vestido que no les gustaba”, explica Siibak.
Y sigue: “En muchos contextos los padres no consideran que esas cosas sean un gran problema, pero para los preadolescentes podría afectar a la imagen que tienen de sí mismos o podría llevar al acoso cibernético”.
Otro riesgo potencial del ‘sharenting’ es el “secuestro digital“, asegura Siibak, que consiste en que alguien tome fotos públicas de niños y las use con fines sexuales o fraudulentos.
¿Deberían los padres tomarse más en serio las preocupaciones de sus hijos?
Siibak asegura que muchos padres sienten que, como adultos, son responsables del bienestar de sus hijos y no necesitan su permiso mientras crean que las fotos no les hacen ningún daño.
Sin embargo, cuando se le pregunta si los padres deberían tomarse más en serio las preocupaciones sobre privacidad de sus hijos, lo tiene claro: “Absolutamente”.
“El mero hecho de tener una charla que involucre a los niños sobre qué tipo de fotos les gustan y si les parece bien subirlas, ayuda a construir una mejor relación entre padres e hijos“, argumenta.
Los padres suelen establecer reglas estrictas a sus hijos a la hora de usar Internet para que protejan su privacidad, pero Siibak se sorprende de que “las reglas solo parecen aplicables a los niños y no a los adultos de la familia”.
Tanto Konrad como Sarah afirman que sus padres inicialmente ignoraron sus preocupaciones, en parte debido a la falta de comprensión sobre la privacidad de internet.
“Al principio mi madre se rio y dijo: ‘No lo va a ver nadie, es solo para amigos’, aunque su perfil de Instagram estaba abierto para todos”, dice Konrad. Finalmente, después de que él le explicara sus preocupaciones sobre la privacidad, lo entendió y ahora le pide permiso antes de publicar.
En cambio, Sarah explica que al pedirle que cambiara su configuración de privacidad, su madre se sintió “bastante ofendida al principio”.
“Dijo que estaba orgullosa de mí y quería compartir cosas sobre mí en internet… Cuando intenté explicarle [mis preocupaciones sobre la privacidad] no lo entendió y dijo que ‘en internet está todo monitoreado de todos modos’”.
“No creo que muchos padres entiendan la seguridad cibernética tan bien como nosotros, porque su generación nació sin internet“, afirma Sarah.
Finalmente, la chica explica que su madre aceptó cambiar su configuración de privacidad a “Solo amigos”, aunque “tiene más de 1.000 amigos en Facebook y la mayoría de ellos no los conoce, ¡de alguna manera sigue siendo bastante público!”
“Después de etiquetarme, también comencé a recibir solicitudes de amistad de sus amigos. Inmediatamente me negué”. Y añade: “Gracias a Dios, todavía no sabe usar Instagram”.
¿Cómo podemos convencer a los padres para que cambien su configuración?
Es complicado, sobre todo porque no hay manera de impedirles físicamente o legalmente que publiquen. A menudo se trata de recurrir a estrategias de persuasión.
Konrad sugiere apelar a su empatía en formas que puedan entender.
“Yo diría: ¿cómo te sentirías si los abuelos hubiesen publicado fotos tuyas haciendo cosas vergonzosas en la portada de un periódico? En el pasado, las imágenes desaparecían, pero ahora todo se queda para siempre”.
Por su parte, Sarah dice: “Me pareció mejor atenerme a los hechos y no aludir a las emociones”.
“Cuando recorrí a las emociones, diciéndole a mi madre que estaba horrible en las fotos de bebés, o que sentía que las fotos eran indecentes porque no estaba completamente vestida, ella decía: ‘Pero a la gente le parecerá lindo’”, cuenta Sarah.
“En cambio, al explicarle los hechos sobre la seguridad en Internet y que no sabíamos qué haría la gente con esas fotos, mi madre accedió a ser más cuidadosa”.
Aunque sigue publicando fotos suyas sin su permiso, Sarah considera que cambiar la configuración de privacidad de su madre fue un acuerdo razonable. Además, ella también encontró su propia solución.
“Básicamente, cambié mi configuración de privacidad para que mis amigos no puedan ver las fotos en las que me etiqueta mi madre”.
También reconoce que, para muchos padres, compartir fotos de sus hijos es una forma de “expresar su amor”.
“Es una manera de demostrar cuánto extrañan a sus hijos [si no viven juntos]. Esa es una de las razones principales por las que decidí no pedirle que dejase de subir fotos completamente”, concluye Sarah.
Fuente: www.bbc.com